Fue hace apenas unas semanas cuando mientras patrullaba por Bernardo Quintana, en la capital del estado, el oficial Gabriel Alfonso Sánchez Navarrete recibió el llamado de auxilio de un taxista que traía a bordo a una mujer en labor de parto y, ante la carga vial, ya no alcanzaban a llegar al Hospital del Niño y la Mujer.
“Yo estaba patrullando sobre Bernardo Quintana, en Alamos e indican que el taxi se tuvo que parar porque había muchísimo tránsito vehicular y ya no pudo. Se salió de Bernardo Quintana y se estacionó sobre Álamos (…) al entrevistarme con el chofer, me dice que está dentro la señorita en labor de parto”, narra.
Fue gracias a las capacitaciones que brinda la Secretaría de Seguridad que don Gabril supo cómo actuar y apoyó en el nacimiento de una niña.
“Nosotros no podemos tener mucho contacto con las manos, pero yo afortunadamente traía guantes y a la mamá le indique que flexionara los pies y abriera las piernas para que pudiera expulsar mejor, le pusimos un suéter para cubrir y en seguida cubrimos a la bebé, porque como no traía nada [la mamá] me quité la chamarra y la envolví porque estaba lloviendo y hacía frío”, recuerda.
Una vez que la bebé estuvo en este mundo, revisó que estuviera en perfecto estado de salud y respirara, para esperar la ambulancia que llevaría a la mamá y a su hija hacia el hospital para su seguimiento médico.
Cada que, como policía, se enfrenta a una situación como ésta, Gabriel Sánchez asegura que debe de tener “los pies bien puestos” para no cometer algún error; sin embargo, una vez que concluye el llamado, asegura que “se siente bonito” y es algo que le da ánimos para seguir adelante en su labor de apoyar a los ciudadanos.
Gabriel Alfonso Sánchez Navarrete tiene 18 años de ser policía municipal de Querétaro, una profesión a la que siempre soñó dedicarse, un sueño al que le costó trabajo llegar y que hoy lo llena de orgullo desempeñar, pues asegura que lo que ha vivido a lo largo de estos años ha superado la percepción que tenía de lo que representaba ser un oficial de policía.
“Tengo 18 años en la corporación, el 1 de julio de 2004 ingresé. Siempre fue mi deseo ser policía municipal, por la atención al público, a las personas, siempre fue mi máximo”, dice.
Don Gabriel recuerda que antes de poder perseguir su sueño, tuvo que emigrar hacia los Estados Unidos en busca de una oportunidad para poder tener un mejor futuro.
Fue a finales del año 2000 cuando partió con rumbo hacia el “sueño americano” y permaneció durante tres años en Birmingham, Alabama, donde fue cocinero en Burger King y McDonald’s, una experiencia que le dejó algo muy claro: “no dejo México por nada”.
Fue su amor y apego a su familia lo que lo hizo regresar a México y buscar una oportunidad aquí, que coincidió con una convocatoria abierta para ser policía en Querétaro.
“Cuando decidí ser policía, tomé la decisión de hacerlo, porque aquí yo sabía que tenía un futuro y una forma de progresar, de ser mejor como persona, y lo he logrado, 18 años en la corporación dicen mucho”, afirma.
Recuerda que cuando salió la convocatoria, tardó casi un año en entrar en funciones pues “hay muchos filtros que pasar” y fue en ese momento cuando vivió lo que considera el momento más difícil de su carrera policoaca, pues su familia no estaba de acuerdo con la profesión que eligió.
“El momento más difícil de mi carrera ha sido el enfrentarme a mi familia, el no querer que sea yo policía por los peligros que conlleva; sin embargo, hasta la fecha he tenido el apoyo de [sus seres queridos]”, comenta.
Don Gabriel descata que perseguir su sueño de ser policía ha sido todo lo que él esperaba y más, pues en todos estos años ha recibido capacitaciones y enseñanzas en distintos rubros.