Precisión, paciencia y sobre todo gusto por el trabajo es como don Nicolás Molina Bárcenas lleva más de cinco décadas dedicado al oficio de relojero.
Dice que “en la vida muchas veces uno no sabe su habilidad. Yo duré mucho tiempo en otros trabajos (peón de albañil, trabajo en empresas, además de la herrería) y la relojería la agarre como un pasatiempo; tuve la suerte de tener la habilidad y paciencia y me gustó”.
Comparte que a través de desarmar y reparar es como descubrió su habilidad por esta actividad que asegura sigue vigente, pese al alto uso de los celulares que hay entre la población actual.
“El reloj sigue vigente, porque resulta muy incómodo estar buscando sacar a cada rato el celular para ver la hora”, afirma don Nicolás.
Su negocio, denominado Relojería Azteca, desde hace 46 años se ubica en la calle de Ezequiel Montes en el Centro Histórico de Querétaro, sin embargo, precisa que fue años atrás en la calle de Hidalgo que inició en este oficio, sitios en los que ha sido testigo del paso del tiempo, y la presencia cada vez menor de relojeros, algunos de ellos que llegaron de la Ciudad de México para establecerse aquí.
“Hoy en cualquier lugar te ponen la pila, pero no son relojeros”. Aquí en el negocio ofrecemos servicio de mantenimiento, reparación y venta de relojes, agrega.
En su pequeño local rodeado de relojes lo mismo de pulso que de pared antiguos y modernos, así como de sus herramientas de trabajo, don Nicolás atiende con familiaridad a un par de clientes que minutos después se van satisfechos del servicio recibido.
Y es que señala que son generaciones de familias que a través del servicio que ofrece ha logrado conservar. “Es una satisfacción cuando le das un servicio a un cliente y queda contento con el trabajo realizado”.
Al lugar, dice que ahora acuden los hijos y nietos de sus primeros clientes quienes lo buscan ya sea para cambio de pila o mantenimiento, pues el reloj es un artículo que ha logrado subsistir, incluso entre los jóvenes que optan por relojes modernos y de gran tamaño.
“Las personas vienen a reparar lo mismo relojes de pared, de cuerda, que automáticos y de cualquier marca. Hoy todavía hay relojes que después de 60 a 70 años funcionan; en cambio actualmente todo lo que se fabrica es desechable”, expresa.
De igual manera señala que en el mercado hay gran diversidad de marcas, aunque muchas de estas, ya resultan imitaciones de las originales.
Recuerda que los relojes de cuerda están conformados por 110 diferentes piezas, mientras que el automático por sus sistemas resulta variable el número de piezas, pero como relojero necesariamente te tienes que actualizar para atender los nuevos modelos y marcas.
Molina Bárcenas, está a punto de cumplir 81 años, pero como en el primer día, disfruta lo mismo de cambiar un extensible, una pila o el mantenimiento de la máquina y lavado de las pequeñas piezas de los relojes, además de atender la venta de estos artículos.
En el desarrollo de la charla, un cliente más se acerca a don Nicolás, quien una vez concluida la atención, se alista a mostrar las herramientas de trabajo, entre las que se encuentran; desarmadores, lente y pinza y que a lo largo de más de 50 años lo han acompañado para dar funcionalidad a este artículo que lo mismo personas adultas, jóvenes y pequeños hacen uso.
Informa que es el mantenimiento, el servicio más demandado por los clientes, seguido de la colocación de pila y cuando ya no funciona está, se tiene el servicio de máquina.
Es así como con la destreza en manos y la experiencia en el trabajo, resalta la labor continua de los relojeros quienes ofrecen servicios de calidad, pero además mejores precios.
“Yo aquí les pongo la pila en 80 a 90 pesos, mientras que en tiendas (departamentales) llega a costar hasta 700 a 800 pesos. En esos lugares también tienen tarifas dependiendo de las marcas y yo aquí por cualquier marca se cobra lo mismo”, explica mientras sigue mostrando sus herramientas con entusiasmo.
Para concluir Nicolás Molina dice convencido que, en medio del avance de las tecnologías, el oficio de relojero permanecerá porque las personas siguen haciendo uso de este artículo.