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Las calles del primer cuadro de la capital queretana están llenas. Decenas de familias aprovechan la tarde de la Navidad para pasear en familia. Propios y extraños pasean. En el jardín Zenea los pasillos son ocupados por artesanos indígenas que ofrecen sus productos y aprovechan para manifestarse en contra de las autoridades. Son los mismos que se ubicaban en el Andador 5 de Mayo.
La mañana del 25 fue de calma en la mayoría de la ciudad. El tránsito fue fluido, con pocos vehículos en las calles. Las unidades de transporte público recorrían sus rutas con pocas personas a bordo. Sólo algunas personas que tenían que trabajar en Navidad o que visitaban a familiares. Después de una noche de reuniones familiares o de pocas personas en casa, los queretanos deciden “dar una vuelta” por el centro capitalino.
Más allá del primer cuadro de la capital estatal el movimiento es el mínimo. La mayoría de los negocios permanecen cerrados, con excepción de aquellos que ofrecen comida que puede servir para aliviar los excesos por consumo de bebidas alcohólicas, que esperan a los clientes sedientos y con ganas de recuperarse.
El tráfico en Calzada de Los Arcos es mínimo. Al igual que en Bernardo Quintana, donde la fluidez de la circulación sorprende. El templo de La Cruz está lleno durante la ceremonia religiosa de Navidad. La sana distancia pasa a segundo plano durante este día. Dentro, el sacerdote recuerda el nacimiento de Cristo y el verdadero sentido de la Navidad.
Afuera, los transportes turísticos se detienen frente al templo y la Plaza Fundadores. Los guías de turistas narran la historia de ambos sitios.
Unas cuantas familias pasean a pie por el atrio del templo o ingresan al museo del extemplo.
Plaza de Armas registra un movimiento mayor. Los visitantes aprovechan los enormes números de 2022 para tomarse fotografías. También lo hacen con la decoración navideña.
A unas cuadras, en el jardín Zenea el movimiento es intenso. Las calles de Madero y 16 de Septiembre, entre las avenidas Juárez y Corregidora, son ocupadas por puestos de comida que ofrecen diferentes antojitos, como guajolotes, buñuelos, enchiladas, flautas, elotes y jarritos, preparados o no, dependiendo del gusto y las necesidades de “hidratación” de los clientes.
Los pasillos del Zenea son ocupados por los artesanos indígenas que se instalaron meses atrás en el Andador 5 de Mayo y que en varias ocasiones fueron exhortados por las autoridades a desalojar. En esta ocasión ocupan las aceras del Zenea.
Bolsas de mandado, mandiles y otros artículos más con la figura de la muñeca Lele se ofrecen a los paseantes, que con curiosidad los observan, preguntan los precios.
El Andador Madero también está abarrotado de personas, las cuales atraídas por la arcada navideña que se instaló en el lugar acuden a vistarla, aunque de día permanece apagada y no se puede pasar por debajo.
Durante la tarde del 24 en las calles del centro, las plazas comerciales y tiendas de autoservicio los queretanos hacían las compras de último momento. Las tiendas de vinos y ultramarinos, también eran las que más movimiento presentaban. En algunas de ellas como la ubicada en Ejército Republicano, a una cuadra de Calzada de Los Arcos, la fila para ingresar era de una decena de personas que daba vuelta al local.
En las tiendas de autoservicio los clientes buscaban pan recién hecho, algunas botellas de bebidas espirituosas y uno que otro ingrediente que faltaba para la cena. Aunque otros más compraban alimentos básicos.
Algunas familias optaron por las reuniones virtuales, siguiendo las recomendaciones de las autoridades de Salud del estado, que señalaron el riesgo de contagio de Covid-19 en su variante más reciente, ómicron. Previendo, cada núcleo de la familia celebró en casa.
En los templos católicos se registró también movimiento. Las misas de Navidad se realizaron con sus medidas sanitarias, aunque en muchos templos, como fue el caso del ubicado en el centro de Hércules, la población devota acudió de manera copiosa a las celebraciones.
Por la noche el estruendo de la pirotecnia se podía escuchar por diferentes puntos de la ciudad. Productos que durante la tarde del 24 incluso eran ofertados en algunos cruceros de la ciudad por comerciantes ambulantes.
También la música a todo volumen, los gritos de niños y jóvenes, mientras las patrullas municipales recorrían las calles.
Fue hasta entrada la madrugada cuando el ruido cesó en la mayoría de las colonias de la zona metropolitana de Querétaro. El tránsito durante la noche era constante, se trataba de familias que regresaban a sus hogares luego de pasar un par de horas con sus seres queridos.