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Efraín Torres Luna es uno de los elementos reconocidos por ser parte de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) desde su fundación, hace 25 años, cuando inició como Guardia Municipal.
Forma parte de una familia que destacó en el mundo de la seguridad, e incluso parientes suyos lo ven como ejemplo para formar una carrera policial, pero él sabe que es una decisión que no se puede tomar a la ligera.
Es policía tercero dentro de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, instancia que ayudó a fundar, cuando hace más de dos décadas se le ordenó separarse de la Policía Estatal para sumarse a la recién creada corporación.
Las instrucciones se acatan, “en aquel entonces tampoco preguntaban si querías el cambio o no”, confiesa entre risas, mientras compañeros de la generación le hacían señas a la distancia, al verlo posar con su reconocimiento en la entrevista.
Aquella época en la que le tocó formar parte de la nueva instancia se tenía a 400 elementos, muy pocos vehículos y también pocas herramientas; eso sí, los oficiales se conocían entre sí y también conocían a los ciudadanos de sus zonas por vigilar.
“Vine, digamos, prestado de la Policía Estatal. Venimos del estado, de ahí nos transfirieron. Como tal, nosotros no teníamos, en esos tiempos ni voz, ni voto, nos decían: ‘tú te vas al estado’, te tocaba el estado, ‘tú te vas a Guardia Municipal’; a dónde fuéramos asignados, nos dirigíamos”, recuerda.
La capacidad con la cual contaban aquellos elementos sí era grande, pero no así el equipamiento que se les asignó, al grado que, por cada patrulla, hasta cinco elementos debían ponerse de acuerdo para utilizarla y llegar a sus zonas asignadas.
“Mucho personal y mucho equipo era lo que hacía falta. Nos las ingeniábamos, había unidades que tenían hasta con cinco elementos. Si en una zona había cinco patrullas, en esas patrullas había cinco elementos para cada una”, rememora.
Esa necesidad de atender con ingenio sus actividades obligaba a que quienes realizaban los recorridos se conocieran muy bien, afirma de manera risueña, pero reafirma que conocer a la gente se trata de una característica que hoy se define como elemental para cumplir de buena forma con el trabajo de seguridad: saber lo más posible de sus compañeros y de las personas con las que se debe convivir.
En estos 25 años de labor son muchos los cambios que ha observado; consideró que también hay modificaciones en cómo la ciudadanía los percibe.
“La sociedad ya se va concientizando más en lo referente a lo que es la carrera del policía, lo que es la vida de un policía. Mediante políticas de proximidad social que se empezaron a realizar, la gente comenzó a conocer al policía de su barrio, de su colonia, como quieran llamarle (a la zona)”, considera.
Sabe la importancia de este contacto, pues en su hogar tuvo sus primeros encuentros con la labor policial: de niño vio a su padre Lucio Torres resguardar la seguridad; y aunque él ya no vive, le dejó como legado un gran ejemplo de lo que tenía que hacer para cumplir su labor.
“Mi padre fue policía [responde con orgullo], fue también militar, tengo un hermano militar. Se llamó José Luis Torres Luna, perteneció a la Guardia Municipal”, recuerda el oficial Torres.
Integrantes de su familia le han dicho que quieren seguirle los pasos, pero él les ha comentado que es una decisión que debe analizarse a profundidad, por todo lo que implica.
Entre esas personas se encuentra su hijo, y explica que con gusto lo apoyará si está seguro de que es este el camino al que quiere dedicarse.
“Les he dicho que piensen bien antes de elegir. A uno de mis hijos, ya estaba encaminado, le dije ‘piénsale, estas son las circunstancias’”, remarcó.
Advierte que resulta importante que analicen su decisión aquellas personas jóvenes que hoy ven a las corporaciones policiacas una opción para ocuparse laboralmente de manera temporal, en “lo que les sale algo mejor” o mientras ponen algún negocio propio. Si ese es el caso, deben desistir de participar en la carrera policial, pues este es un compromiso a largo plazo que requiere dedicación, reafirma antes de incorporarse con su grupo de amigos que lo esperaba.