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Con más de 15 mil obras musicales, el Conservatorio de Música José Guadalupe Velázquez alberga uno de los archivos más grandes del país en su tipo, pues al menos 200 de estas piezas son manuscritos antiguos irremplazables. Por ello, uno de los objetivos de su administración es digitalizar todo su acervo con un sistema que permita consultarlo desde cualquier parte del mundo.
David Saavedra Vega, responsable del archivo, muestra a EL UNIVERSAL Querétaro algunos de los documentos más antiguos del recinto, en un recorrido con jóvenes aspirantes a la Licenciatura de Música, donde también participa su director, Erick Escandón, y el padre Ernesto Castro, rector.
El Conservatorio se fundó el 18 de febrero de 1892 por el presbítero José Guadalupe Velázquez y el laico Agustín González Medina, con quien estudió música en Regensburg, Alemania.
Su archivo tiene por nombre justamente Agustín González, para reconocer a su cofundador, quien durante un largo periodo debió hacerse cargo del Conservatorio, luego de que el padre José Guadalupe Velázquez cumpliera con ser el director del Conservatorio de Querétaro y con ser director del Conservatorio Nacional de México. Para este último cargo fue nombrado expresamente por Justo Sierra, en aquel entonces responsable de la Instrucción Pública, lo que hoy sería definido como el equivalente a la Secretaría de Educación Pública.
David Saavedra muestra una de las ilustraciones del documento, que habría sido creada por medio del sistema de litografía antiguo. Precisa que en el siglo XVIII eran tres las opciones para plasmar imágenes: grabado en piedra, con una placa de metal o con una de madera.
Dentro del archivo hay documentos precisamente del siglo XVIII al siglo XX, con fondos de misa, material didáctico, pedagógico, cantos gregorianos, marianos y de navidad, con los que prácticamente se cubre todo el año eclesiástico católico.
Entre los archivos se encuentra un Ritual Carmelitano de 1788, el cual tras 235 años de historia terminó con sus páginas muy maltratadas, por lo que fue dispuesto en un embalaje para protegerlo. Entre su contenido está el monograma único que lo aprueba como documento del convento de El Carmen, pues durante la Colonia los rituales debían pasar por la Inquisición que, al aprobarlos, los marcaba con un metal al rojo vivo.
El documento más antiguo registrado en el acervo es un manuscrito original que se utilizó en el convento de Santa Clara a mediados del siglo XVIII.
El director Erick Escandón, antes de concluir el recorrido, destaca que entre las pertenencias que se resguardan en el archivo está el primer piano del espacio, una pieza con la que se daba clases desde 1892.
Saavedra refiere que pocos tienen la posibilidad de explorar los libros. Quienes buscan tener acceso son principalmente alumnos para realizar su tesis y, también quienes buscan comparar e investigar los cambios en la música a través del tiempo.
Para ello tienen que acudir físicamente a revisar cada uno de los dos catálogos que detallan el material con el que se cuenta. Uno cuenta con los archivos propios de la escuela, y el otro, los de una donación que se realizó a la institución. El expediente requerido se saca de la estantería y se entrega en manos del solicitante, para evitar traspapelar o revolver materiales.
De los documentos, se han digitalizado varios materiales, pero la meta es hacerlo con todo el archivo. Se tenían varias cotizaciones, pero se detuvo el proyecto con la pandemia, por lo que se retomarán trabajos para que antes de concluir 2023 se tenga ya un cronograma de trabajo.