El Gallo ya es Patrimonio Cultural Inmaterial de Querétaro. Por ello, las comunidades de Hércules, en el municipio de Querétaro y La Cañada, en El Marqués, se hermanan para celebrarlo, sin importar realmente en dónde se originó la tradición.
Los habitantes de Hércules salen de la parroquia de La Purísima, en el centro de Hércules. Los de La Cañada, lo hacen de El Socavón, para llegar al Gallo Monumental que se inaugura el viernes y que se ubica entre ambos municipios.
Los habitantes desfilan con gallos de todos los tamaños, hechos de papel de china, carrizo y papel periódico, vestidos de colores amarillo y blanco, para los herculanos, y amarillo, azul y blanco para los marquesinos.
La música se escucha apenas se llega a la parroquia de La Purísima. En el atrio se mezclan los tambores de las danzas prehispánicas con los acordes de una banda.
Los gallos que lleva la gente “danzan” al ritmo de la música, junto con las estrellas hechas también de papel de china y carrizo. Luego, el interior del templo se llena de música y de gallos danzantes.
Los bailarines ejecutan sus pasos en el atrio de la parroquia de Hércules. Los ánimos crecen con los tambores y los penachos que se mueven de un lado a otro. Pasan unos minutos, mientras crece la concentración de los asistentes a la fiesta. Esperan el momento de caminar hacia La Cañada.
Años atrás, ambas comunidades eran una. Ahora, una división administrativa los mantiene en dos municipios diferentes, pero comparten sus tradiciones, costumbres y formas de ser que son semejantes. En ambos lados, la gente es cordial, cálida, amigable.
Como la mujer a quien un hombre le pregunta si los niños que la acompañan hicieron los pequeños gallos que llevan en las manos. “Los compramos”, dice mientras ríe.
Aclara que no los hicieron ellos. Sus acompañantes también ríen ante tal sinceridad.
Los gallos avanzan de Hércules al monumento al Pan de Dulce. De La Cañada hacen lo propio. En el camino hacen algunas pausas. Paran para comer lo que en varias casas les ofrecen. Luego, siguen su recorrido.
Poco después de las 19:00 horas arriban al monumento al Pan de Dulce los gallos de La Cañada. Van llegando poco a poco a la cita.
La música anuncia la llegada de los marquesinos. Algunos portan grandes sombreros de cartón con leyendas como “Gallo 100% Cañada”.
Llegan también los concheros, en ese sincretismo clásico de las fiestas tradicionales.
Herculanos y marquesinos esperan la develación del Gallo Monumental. Para hacer más llevadera la espera, algunos toman cervezas. Lo hacen de manera “discreta”, por la presencia de policías de El Marqués, de un lado, y de Querétaro del otro.
Los vendedores de elotes, dulces y cigarros tienen buenas ganancias. Es día de fiesta para ambas localidades que se disputan la originalidad del Gallo.
Alrededor del Monumento al Gallo se reúnen los habitantes de uno y otro lugar. Esperan el arribo del contingente de Hércules, el cual arriba alrededor de las 20:00 horas.
Llegan con una imagen de La Purísima, queman incienso a su paso.
Al arribo de los gallos de más de dos metros y medio, la gente aplaude a los herculanos.
“Hay más gente de Hércules”, dice una joven mujer a un adulto mayor que mira la llegada de los habitantes de La Cañada.
“Este gallo lo tengo guardado desde hace dos años. Dije: esta es mi oportunidad. No hubo gallos. Salí afuera de mi casa con mi gallo con otro cuate cantando. Hasta dirían que estábamos locos”, dice José Guadalupe Hernández, habitante de Hércules.
El Pan de Dulce es el punto de reunión, dónde gallos de uno y otro lado bailan al ritmo de la música de banda. Unos y otros se mezclan en los bailes. Un gallo negro destaca entre los blancos.
Son las 20:18 horas. Faltan unos cuantos minutos para la develación del Gallo Monumental. Las cervezas de la tarde ya pasan factura a muchos de los presentes que deciden retirarse. Otros más buscan un pedacito de banqueta para sentarse y terminar su trago. Los más, aguantan a pie.
El piso se comienza a llenar de latas de cerveza vacías, bolsas de plástico, productos desechables de la comida que se dio en La Cañada a quienes acompañaban el camino de los Gallos.
Poco antes de la develación del Gallo Monumental muchos de los asistentes se retiran. Ya cumplieron con la tradición de “bailar a los gallos”. Toman rumbo a La Cañada o a Hércules, esquivando a las figuras que se encuentran en el camino.
Los caracoles de los concheros suenan rítmicamente con cada paso que dan. El murmullo de las pláticas de los asistentes que hacen comentarios se mezclan con los gritos de los niños que viven la tradición, muchos por primera vez.
Las autoridades de ambos municipios y de la Diócesis de Querétaro presiden el acto protocolario.
“Esta es una tradición que heredamos de nuestros abuelos, de nuestros padres, Gallos que le daban vida a la noche”, comenta José, en el discurso de bienvenida a los gallos.
Algunos ciudadanos esperan la develación del Gallo. Mientras, hay que sperar. La gente se sienta en las áreas verdes que rodean al Gallo Monumental.
El olor a sudor, a comida, se mezclan en la multitud que camina. Cumplieron con la meta de “bailar al gallo”, de preservar la tradición de casi 150 años de formar parte de la identidad de las comunidades de Hércules y La Cañada.
La noche ha caído. Ambas localidades tienen algo nuevo qué presumir, un monumento compartido que recuerda las tradiciones. Aunque en el fondo de uno y otro lado sigan diciendo que el origen es suyo.