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Las bolsas con ropa y comida quedan en el césped, mientras sus propietarios “se remojan” en la alberca de El Piojito, en La Cañada, balneario que abre sus puertas a lugareños y visitantes que quieran disfrutar de un día de sol y agua en uno de los sitios más emblemáticos de El Marqués.
Los gritos de los niños divirtiéndose en la alberca del balneario se escuchan desde la calle. Son la muestra de que el lugar, cerrado durante mucho tiempo por la pandemia de la Covid-19, abre otra vez sus puertas. Por 34 pesos, los visitantes pueden disfrutar del lugar que además tiene una historia de más de 100 años.
Pedro Martínez Gómez, de la Dirección de Inspección del municipio de El Marqués, explica que El Piojito tiene una semana abierto, luego de la contingencia sanitaria.
Indica que por lo regular el balneario abre de martes a domingo, pero esta Semana Santa permanecerá abierto todos los días, de 10:00 a 17:00 horas.
“La afluencia, en este momento, está al 60%. Nada más unas 70, 80 personas, y conforme van saliendo, se le da la entrada. Llegan temprano. Ahorita [a media semana y pasado el mediodía] hay unas 60 personas”, abunda.
Asevera que para darle oportunidad a todas las personas de ingresar y pasar unas horas, se les conmina a estar dentro de El Piojito cuatro horas.
Pedro es interrumpido por una familia que llega para ingresar al balneario. Son tres mujeres y tres niños y pPreguntan si la entrada es gratis, pero les dicen que deben pagar 34 pesos cada una. Ingresan al lugar para minutos después, ya instalados los menores, salir a una de las tiendas cercanas para comprar algunas viandas, como botanas y refrescos, para pasar el rato.
Dentro de El Piojito, familias disfrutan del sol de La Cañada y del agua de la alberca. Una adolescente juega con un salvavidas, mientras un niño se avienta al agua. Dos mujeres observan a la distancia las maniobras de los menores en la alberca.
Cerca, de manera discreta, una pareja se da un beso. Luego, ella se levanta y corre a la alberca. Se sumerge, nada por unos minutos y sale a donde su acompañante la espera.
Los alimentos están permitidos dentro de El Piojito, pero las bebidas alcohólicas no. Esas no pueden ingresarse, manteniendo el ambiente familiar.
Los alimentos son algo importante. La evidencia es la bolsa con una decena de bolillos junto a la ropa y las toallas bajo un árbol. Los dueños se encuentran en la alberca.
Una mujer le dice a sus acompañantes que el agua está fría, pero agradable. Las temperaturas de los últimos días en el estado de Querétaro ameritan un chapuzón.
Mientras, Pedro explica que las recomendaciones que les hacen a los visitantes es que no ingresen con bebidas embriagantes y que no alteren el orden dentro del lugar, pueden entrar con alimentos y refrescos.
Los fines de semana, añade, se les da oportunidad a tres comerciantes para que puedan vender dentro del recinto.
Subraya que elementos de Protección Civil vigilan que no se registre ningún incidente al interior, estando al pendiente de cualquier situación inusual.
Pedro, originario de La Cañada, recuerda que él llegó a acudir a El Piojito en sus años juveniles, donde podían nadar y competir entre amigos. Ahora, dice, hacen falta clases de natación entre los jóvenes, pues ha visto que muchos de los jóvenes que acuden no saben nadar.
Venustiano Carranza se bañaba en El Piojito
Pedro dice que de acuerdo a las crónicas locales, el nombre de El Piojito se le debe a Venustiano Carranza, quien era asiduo visitante de La Cañada.
En alguna ocasión, paseando por el lugar, mandó a algunos de sus hombres a explorar este sitio, descubriendo un paraíso, donde abundaban el agua y los árboles frutales.
Carranza les expresó que era su deseo que se hicieran unos baños en la zona, para aprovechar la cantidad de agua.
Cuando quedaron terminados y visitó nuevamente la zona, narra Pedro, Carranza les decía a sus soldados que se metieran al agua, “para que mataran a los piojitos”. De ahí que se le quedara el nombre de El Piojito al balneario.
Pedro muestra su orgullo por La Cañada, su lugar de origen. Recuerda la edificación de la Iglesia Chiquita, como el primer templo católico de Querétaro.
Agrega que en todo El Marqués hay lugares atractivos para todos los visitantes.
Las risas y gritos de los niños jugando dentro de la alberca se mezclan con el canto de las aves en los árboles de El Piojito.
Sólo interrumpe el megáfono de una camioneta vendedora de gas LP que pasa por la calle.
Sin embargo, dentro del balneario todo es alegría. Las personas parecen turnarse para ingresar a la alberca.
Quienes salen, se secan y buscan un lugar para descansar en el césped. Otros buscan un vaso con refresco o un refrigerio.
La mayoría de los asistentes permanece en la alberca. Nadan de un lado a otro, juegan con sus amigos o familiares dentro de la alberca, flanqueada por bardas de cantera roja, de los cerros aledaños a La Cañada.
Dentro del mismo balneario también hay una zona de juegos infantiles, para aquellos que quieran un descanso del agua.
Pasa del mediodía y los visitantes no paran de llegar a El Piojito, en donde son recibidos también por una estatua de Venustiano Carranza, por quien, de acuerdo a la memoria local, se debe su nombre y su creación.