Gustavo Romero Becerra muestra sus artesanías hippies, muchas de las elabora con materiales que recicla, por un lado, y con piedras y cuarzos que consigue en las minas.
Son cosas que hace con sus manos, de manera sencilla, pero no simple, pues cada una de sus piezas es única.
En el local que abrió apenas hace tres años, Gustavo también elabora las artesanías que vende. "Acá está mi taller", dice.
Muestra las pulseras que lleva puestas en las muñecas. En especial dos que, indica, fueron las primeras que hizo. También enseña orgulloso otra que tiene el rostro de un alienígena.
"Soy terapeuta. Tuve la oportunidad de manejar varias disciplinas: homeopatía, huesero profesional, microdósis. Muchas cosas que son de terapias alternativas. Y funcionan de maravilla", indica.
Con un pensamiento sencillo, de cercanía con la naturaleza, Gustavo dice la artesanía hippie es "lo que hacíamos en un principio sin mucho material. Lo hacíamos a mano, porque ni herramienta teníamos. Me acuerdo que encontrábamos pedazos de cobre y los recogíamos y con eso hacíamos piezas. Era hippie no invertir. Ahora ya se convirtió.
“Sin embargo, todo es natural, así natural. Eso es lo hippie. El material tiene que ser natural, alambre natural, cobre bronce, plata. Usamos piedras, cuarzos… todo lo que sea piedra natural", sostiene.
En el pequeño local los clientes pueden encontrar piezas como pulseras, collares, péndulos, atrapasueños, así como otras piezas elaboradas con cobre que están hechas en Michoacán, aunque éstas son las menos, pues la mayoría de las piezas están elaboradas por él y un aprendiz que tiene.
Narra que el local en un inicio era una agencia de viajes que administraba su hija, que quería abandonar, pero Gustavo le comentó que no lo hiciera, que él buscaría un giro para permanecer en el sitio, sobre la calle Hidalgo, a un par de cuadras del mercado del mismo nombre.
Gustavo precisa que es especialista en péndulos, pues es maestro en manejo de los mismos. Explica que cualquier material sirve para un péndulo, pero uno natural es mejor. Dice que el cobre es un buen material para la conducción, por lo que es ideal para estos artículos.
"Tiene efecto en los cuerpos físicos, en los seres vivos. También los cuarzos", asegura.
Además de las artesanías, Gustavo señala que hace temazcales en el municipio queretano de Amealco de Bonfil, tradición indígena de purificación que mantiene viva.
En un mostrador del local, el comerciante guarda las piedras y cuarzos con los cuales realiza sus trabajos. Algunos lucen colores como el violeta. Otras son blancas y de diferentes tamaños y formas.
Señala que antes de hacerlo de manera comercial, las artesanías las elaboraba a manera de hobbie. Pero a raíz de la decisión de su hija de dejar la agencia de viajes, se animó a tomar el negocio con su giro.
“Me apasiona esto, la mera verdad, lo de las piedras. La gente está buscando ahora otras soluciones. La medicina tradicional no es suficiente; las plantas sí curan”, precisa.
“Mi papá era joyero, relojero, y me insistía en aprender su oficio como una alternativa. Yo quise ser médico, no pude. Nada pude. Sin embargo, con el tiempo me convertí en terapeuta, porque me metí muy profundo a estudiar, las plantas, los cuarzos”, indica.
Afirma que los chacras en equilibrio ayudan a mantener la salud. Cuando alguno no está equilibrado, todos se desalinean y es cuando se presenta la enfermedad. También tienen que ver las emociones.
Antes, dice Gustavo, daba clases de este tipo de conocimientos, además del mismo temazcal en Amealco, donde pasa los fines de semana.
Sin embargo, señala, la gente no confía del todo en los métodos alternativos, tienen miedo por lo que ven en los medios de comunicación y lo que otros les dicen. Afirma que el virus SARS-CoV-2 sí es grave, pero se puede contener con las medidas sanitarias, pero la gente está muy asustada.
Sin embargo, en su negocio, mantiene las medidas sanitarias. Dice que él usa alcohol para lavarse las manos, además de usar cubrebocas y mantener la sana distancia.
Gustavo, por otro lado, dice que luego de los meses en los cuales permaneció cerrado por la emergencia sanitaria, quiere volver a echar a andar su negocio, pues dice que tiene mucho invertido en el mismo, además del gusto que siente por su trabajo artesanal.
Comenta que la gente gusta mucho de las pulseras de cuero, de metal y de piedras. Dependiendo de lo laborioso de cada una puede tardar un par de horas en hacer una de estas piezas, que mezclan los diferentes materiales naturales.
En otra parte del local hay aretes manufacturados con plumas y piedras de colores brillantes y atractivos que llaman la atención a más de una persona de vez en cuando. “Todo esto lo hacemos aquí”, afirma.
El artesano dice que su ayudante-aprendiz elabora piezas muy vistosas, además de atender a la clientela que llega a comprar sus productos.
Agrega que la elaboración de artesanías hippies es una buena terapia, pues a la gente se le puede pasar el tiempo haciendo una pieza y no se da cuenta del paso de las horas. Al menos así le sucede a Gustavo, quien encuentra en esta manualidad una pasión y una forma de vida.