Laura Pérez tenía 45 años en el 2015, cuando se detectó una bolita en el seno izquierdo, estaba dormida y despertó con dolor en el pecho; de manera inmediata fue a realizarse una mastografía (estudio de rayos x), confirmando la presencia de cáncer de mama.
En su caso, la prevalencia de esta enfermedad tiene varias referencias en su familia, en su abuela, en su madre, en sus hermanas, en su tía.
“Estaba dormida, con mi mano en el pecho y desperté, me dolió. Dije: no pasa nada. Me metí a la ducha y fue cuando nuevamente me revisé. Mi cáncer es genético, de generaciones super atrás, mi abuela, mi mamá, mi prima, mi tía, todas hemos tenido cáncer de mama, por ello también la detección siempre oportuna, el siempre estarse tocando”, comparte.
Tras realizarse la mastografía, Laura acudió con un oncólogo, entonces pasó por una mastectomía bilateral (cirugía para retirar el tumor de los senos) con preservación de piel.
“Me hicieron una mastectomía bilateral con preservación de piel, esto es: me quitaron las dos mamas y me pusieron mis prótesis inmediatamente, nunca me vi sin senos”, externa.
De esta manera inició con un tratamiento de ocho quimioterapias. En 2023, lleva ocho años de haber sobrevivido.
Debido a la alta prevalencia del cáncer en su familia, para ella la autoexploración y los chequeos médicos son parte de su cotidianidad, pues reconoce la importancia de hacer una detección temprana y la diferencia que puede conllevar para la vida de un paciente.
Recuerda que hace dos años una de sus hermanas, de la misma edad, pasó por un proceso similar, como una medida preventiva. Además, a su hermana mayor le diagnosticaron cáncer y tuvo seis quimioterapias.
“Mi hermana tiene dos años que le dio cáncer, yo soy gemelar, mi cuata tuvo que someterse a la mastectomía bilateral, aunque no se le comprobó el cáncer, pero el mismo gen lo traíamos las dos, para prevenir. Dos años después a mi hermana mayor le da cáncer de mama, a ella igual le retiran sus dos mama, tomó seis quimioterapias”, relata.
Desde hace tres años, solamente sigue en un proceso de seguimiento y de revisiones. Sin embargo, esta experiencia, la ha convertido en una promotora de la autoexploración y de la detección temprana.
Tanto en su familia como en su trabajo -como administrativa en el equipo técnico pedagógico de secundarias en la Usebeq- procura llevar el mensaje de la autoexploración.
“Así es, (lleva mensaje) como un icono de, en mi trabajo, en mi familia, la verdad es que trabajamos mucho para eso, a cambio de tener la satisfacción de que a alguien apoyamos, de que por este tipo de pláticas, de acompañamiento, de apoyo, hemos detectado a más mujeres”.
Desde el 2015 Laura forma parte de la asociación Mujeres Unidas Contra el Cáncer de Mama (Muccam) como voluntaria, a donde llegó de la mano de la doctora Alicia Fosado.
A través de su familia y de Muccam, recibió un acompañamiento importante para llevar su tratamiento. Menciona el respaldo que recibió de su marido, quien la ha acompañado en este proceso; así como sus hermanas, hijos, nietos, amistades y, en general, todo su entorno.
“El doctor César Solorio fue quien me operó, me agarró de la mano y me dijo: la doctora Fosado te va a acompañar. Se puso en contacto conmigo, por medio de ellas fue que me dieron mis prótesis, me las donaron, el doctor Solorio me operó en el Hospital del Niño y la Mujer y de ahí me visitaron en mi casa. No dejo de decir que el acompañamiento de la familia es importante. Tengo un marido fabuloso, es mi pilar, dice que es parte de Muccam”.
La empatía que caracteriza a Laura ha sido un elemento esencial en el voluntariado que realiza en la asociación, debido a que acompaña a las mujeres que pasan por un proceso de reconstrucción, estando con ellas durante ese momento, siendo un soporte para ellas, pero también para los doctores a quienes arropa con agua o alguna bebida que requieran para hidratarse.
“Ahora (su familia) me dicen: qué orgullosos estamos de ti, has demostrado esa capacidad de resiliencia. Soy empática, trabajo con Mago (presidenta de Muccam) de la mano, acompañando a las mujeres que se van a reconstruir, las acompañamos, en el quirófano, les damos un abrazo, les llevamos una muñequita Lele”, explica.
Laura hace un llamado a toda la población para autoexplorarse y también hacerse chequeos constantes para lograr una detección temprana.
Por tanto, llama a concientizar sobre esta enfermedad durante todo el año, no sólo en octubre, pues a través de la asociación han identificado que entre noviembre y diciembre suele haber un aumento de casos, debido a que en octubre algunos laboratorios lanzan ofertas para hacerse chequeos.
“En noviembre y diciembre brotan casos, porque en octubre fueron a la oferta que le dio cualquier laboratorio y dicen: ah, en enero o febrero me sentí algo, pero espero a octubre a que haya ofertas. El tiempo es oro para el cáncer, para una detección temprana, para autoexplorarte, para quererte, para tocarte”.