Dicen que uno no elige la cruz de su dolor, y a veces es más difícil cuando esa cruz es algo que amas. A pregunta expresa para el matador queretano, Brandon Campos, sobre ¿qué le dirías al toreo si este fuera una persona? Brandon no lo duda y responde:
“Qué fuera más justo [ríe]. Es bonita y preciosa nuestra fiesta, pero siento que aún así tiene muchas injusticias, mucha conveniencia de por medio. Si volvieran todos esos empresarios que apostaban por los jóvenes y los apoyaran; si pones al torero que interesa vas a atraer a la gente, tendrás ambiente y esas personas lo van a seguir por todo México”, afirma.
La vida lo obligó a madurar con 14 años, a esa edad se le presentó la oportunidad de viajar a España para entrenar en la escuela de El Juli, los años más difíciles de su vida. Tuvo que dejar la preparatoria y aprender a lavar su ropa, cocinar y ganarse la vida en el ruedo, su sueño de convertirse en matador de toros se hizo presente y no titubeo en seguirlo.
“Fue muy duro porque pensaba que al estar allá todo se me iba a hacer un poco más fácil, y resultó que no, al contrario, tuve que ajustar mis gastos, había que entregar unos justificantes de pagos de todo lo que se hacía, y el resto había que “donarlo a la fundación” (mencionó con una seña entrecomillando sus palabras, como haciendo referencia a que en realidad el dinero iba a otro lado). Yo tenía que meterme en los botes de basura para agarrar muchos tickets y justificar en que me gastaba ese dinero, pero al final lo gastaba pagando lo del piso, agua, luz, etcétera. Porque al final si no justificaba y se los regresaba, no me alcanzaba para nada”, explicó.
Uno de los golpes más duros fue cuando luego de tres años sin poder viajar a casa por falta de dinero para el avión, Brandon por fin había conseguido juntar algunos euros para cruzar el Atlántico y pasar Navidad con su familia, pero lo que ocurrió lo derrumbó por dentro.
“Llega un momento donde confías tanto en las personas que están en la casa, vivíamos ocho en el piso, y me sucedió que estaba juntando mi dinero para regresar a México después de tres años, resultó que se desapareció y tuve que ajustarme con lo que gané en las últimas novilladas para poder pagarlo. Se me vino el mundo encima porque no me lo esperaba, y ya estaban muchas ilusiones en volver a México y querer presentarme como novillero. Entonces fue cuando se habló con Tauromagia Mexicana y pude entrar”, afirmó.
Julio Esponda, empresario de Tauromagia lo vio triunfar como novillero y mandó pedir su alternativa. Fue el 28 de agosto de 2014 en Mimizan, en Francia; el hidrocálido Joselito Adame se convirtió en su padrino. El empresario mandó traer mariachis desde México para esa tarde, sus padres lograron estar presentes luego de ver a su hijo crecer en un mundo tan difícil. ¿Valió la pena? “Sí vale la pena porque en la alternativa creo que fue un cúmulo de sentimientos, porque nunca me veía llegando a la alternativa hasta ese mismo día. El recordar tantas cosas que uno aguanta, hasta que uno se vuelve matador de toros… la verdad no le encuentro palabras a ese sentimiento, y creo que sí vale la pena porque pocos podemos decir que llegamos a matadores de toros. Estoy orgulloso de lo que ha pasado, me ha enseñado mucho en la vida”, sentenció.
Su padre Remigio Campos y su madre Jackeline Medina; así como su novia Lizzete Sierra, son las piezas más importantes en la partida por cumplir su sueño.
“Mis padres son un ejemplo a seguir porque siempre me han estado apoyando, otro ejemplo es mi novia y su familia, me tienen mucho cariño y paciencia que me han demostrado, me siento feliz por ello, antes no les llamaba la atención el mundo de los toros y ahora están yendo”, mencionó.
La Plaza de Toros México es el escenario con el que todo matador de toros sueña. Luego de su alternativa, las promesas de empresarios que le dijeron que sería un fenómeno en su tierra… se esfumaron, y hoy a casi cinco años de haber dado el paso más importante en su carrera, acepta carteles en donde no le pagan, todo con la esperanza de poder confirmar lo que tanto le costó.
“Ha sido muy complicado, ya que teniendo un apellido es todo más fácil: los ganaderos abren las puertas, es más fácil llegar con otros matadores conocidos; en cambio uno tiene que ganárselo, tiene que ser constante y aún así es complicado. Lo que un torero debe tener, como lo decía el maestro Antoñete, es paciencia”, explicó.
Pero la vida sigue y Brandon no pierde el tiempo, actualmente estudia ingeniería en mecatrónica en San Luis Potosí, a falta de espacio, entrena en un parque público que está por su casa, se mantiene en forma física y mental, un joven muy disciplinado para sus cortos 24 años.
“El coraje de no dejarme de nadie es mi mayor virtud. Creo que aunque seas un barrendero, aunque seas lo que seas, siempre debes intentar ser el mejor. Creo que estoy moralmente muy bien, siempre he estado preparándome para mi confirmación en México, espero que a partir de esta fecha de Querétaro llegue esa confirmación soñada, porque ni siquiera he pisado la plaza México como novillero, va a ser un paso fuerte porque sería directamente de matador”, finalizó.
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