Gerardo Hernández Dueñas, profesor del Instituto de Matemáticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Juriquilla, utiliza las matemáticas para predecir y entender de manera más sencilla los fenómenos climáticos y geofísicos, esto con el propósito de ayudar a prevenir desastres, e incluso, así estimar los periodos de sequía.

“Mis líneas de investigación son en matemáticas aplicadas, en particular trabajo con modelos que se basan en elementos matemáticos para analizar sobre todo fenómenos geofísicos, atmosféricos, fenómenos oceánicos, con el fin de tratar de predecir su evolución, para el servicio de la comunidad, para estar informados sobre posibles situaciones de riesgo.

“Me dedico más a la parte matemática para tratar de entender los procesos a un nivel a veces un poco básico, a veces un poco más elaborado”, señala Gerardo Hernández Dueñas.

Números para el cambio climático
Números para el cambio climático

Explica que hay fenómenos meteorológicos con distintas particularidades, por lo que para explicar cómo funciona. “En mi caso, me baso en leyes físicas. Algo tan sencillo como decir que tenemos la misma cantidad de masa, o si tenemos un río tenemos la misma agua que se está moviendo… entonces la razón de cambio es cero, pero cómo se mide una razón de cambio. Se mide con derivadas. Va uno expresando esa idea, utilizando teorías que se van desarrollando con los ciclos”.

Comenta que todo ello, esas expresiones matemáticas, se traducen en esas observaciones que sirven para predecir cuántos huracanes habrá en un año, o si lloverá, o si hay cambio climático o no.

Dice que los estudios son un proceso largo. Explica que los servicios meteorológicos utilizan modelos muy complejos que se han desarrollado por muchos años. Tratan de incorporar al modelo todos los procesos físicos, pero que son variados. Por ejemplo, todos los procesos que se presentan en la atmósfera, y cuyas variables actúan de manera diferente.

La contribución de su trabajo ante esos modelos usados desde hace mucho tiempo es utilizar unos no tan complicados, más simplificados para explicar a través de modelos simplificados ciertos fenómenos que no estaban bien comprendidos y con esto poder incorporarlos a los modelos más complejos.

“Desafortunadamente el cambio climático también va a jugar cada vez más un papel más importante en la sociedad. Entonces entender este tipo de cosas, aunque toma mucho tiempo, es algo valioso”, destaca el profesor.

Recuerda que él comenzó estudiando matemática pura, pero quería ver su trabajo en algo más palpable, por lo que los maestros a quienes le expresó su inquietud lo orientaron. Con el tiempo se fue interesando en este tipo de fenómenos.

Comenta que actualmente trabaja con un alumno que está en el extranjero, sobre el impacto de la presencia de aerosoles, ya sean de fuente natural o por contaminación, cómo pueden afectar la cantidad de lluvia, que es algo que se ha estudiado durante años, pero que están dándole una perspectiva diferente con un modelo, para ver cómo la contaminación puede incidir en la lluvia.

“Cuando hay muchos aerosoles actúan, promueven la condensación. Cuando hay muchos aerosoles ‘se pelean’ por la humedad que hay. Forman muchas gotas chicas y entonces uno puede ver muchas nubes, pero no llueve. Ese tipo de cuestiones pueden ocurrir. Entonces tratar de entender eso, por ejemplo, es algo que también nos interesa investigar”, agrega.

También hay modelos que estudian la climatología, con periodos de tiempo mucho más largos, por lo que deben de darles otra perspectiva, y otro tipo de ecuaciones.

“Hay muchas cosas que puede uno explorar y hay mucho por hacer. A veces el avance no es tan rápido como uno quisiera, pero con el paso de los años va uno incrementando el equipo de trabajo con estudiantes. Entonces, a veces llega un estudiante que tiene tal formación y con ciertos intereses, por lo que uno (como profesor) se trata de adaptar para trabajar en ciertos tipos de problemas”, subraya.

Por lo general esa forma de trabajar con los estudiantes le funciona bien, pues la retroalimentación profesor-alumno es más enriquecedora.

Matemáticas, una forma de vida

Las matemáticas, enfatiza, tiene la mala fama de ser complicadas, por lo que les dice a los jóvenes, más en tiempos complicados en el rubro laboral, que en las matemáticas pueden encontrar una forma de vida, una forma de trabajar en la que se aprenden cosas nuevas todo el tiempo, de una manera divertida, en el sentido de que si se hace algo que apasiona es mucho más fácil avanzar.

“En algún momento, en muchas carreras es razonar, no memorizar. Razonando entra ya de manera más natural el conocimiento, que además ayuda para estructurar de mejor manera las ideas, la lógica. Eso ayuda si en algún momento se quieren ir a otras áreas como ingenierías, u otras ciencias, mucho de lo que hayan estudiado en matemáticas les puede servir".

Añade que actualmente inicia en la UNAM Juriquilla la licenciatura en Matemáticas para el desarrollo, en cuyo plan de estudios colaboró el Instituto de Matemáticas, y que contempla desarrollo de habilidades en computación, cálculo y matemáticas, que les servirán al momento de graduarse.

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