Hacer más cómodo un vehículo para que no vibre o no haga ruido, así como las viviendas y centros de trabajo para que tengan una acústica que permita el trabajo y la convivencia armónica, es el campo de estudio de Roberto Zárate Espinoza, investigador postdoctoral de la Unidad de Alta Tecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Juriquilla, quien además de hacer investigación, es docente en esta casa de estudios.

“En vehículos este tipo de trabajo es importante para que los pasajeros tengan mayor confort. En los autos hay muchas fuentes de sonido. Puede ser desde el motor, de algún elemento que esté suelto, algún ventilador del aire acondicionado. Llega el punto que cuando son viajes largos aturden”, explica.

Incluso, precisa, se llega a estudiar el ruido que se genera en el vehículo cuando se circula con las ventanas de atrás abajo, que llega también a cambiar el entorno acústico del interior.

“En la parte de edificios, es para tener un mejor confort. Entra también en mucho la parte de la vida, la calidad de vida, ante estar expuestos a sonidos constantes, molestos todos los días, que pueden crear problemas de salud en el sistema nervioso, dañar algún nervio del oído”, agrega.

De hecho, enfatiza, deberían de implementarse normas para la construcción: “yo sólo he visto normas europeas y americanas, donde establecen cierta transmisión del sonido de un lado a otro, se tiene que cumplir con eso para los nuevos edificios”.

También en la parte de los pisos, el taconeo tiene que ver en este sentido y se le llama transmisión de sonido por impacto. Incluso hay unas normas que refieren los parámetros mínimos que se deben cumplir.

Explica que igualmente ha trabajado con electrodomésticos, con una empresa instalada en Querétaro. Además de trabajar en la reingeniería de sus auditorios, trabajó en el control del ruido en sus aparatos, como parte de su proyecto de tema de tesis del doctorado.

“Trabajamos en modelar el ruido completo de los electrodomésticos. Empezamos en la parte de la secadora, participamos generando el modelo completo de una secadora. Luego generamos el de un refrigerador. Esa parte fue un poco más compleja, ya que las paredes de los refrigeradores o el gabinete está compuesto de tres materiales. La parte interior es un plástico, la parte de en medio es una espuma de poliuretano, para evitar que se salga el frío y la parte de afuera es una lámina de acero delgada. Había que caracterizar acústicamente esos materiales”, narra Zárate Espinoza sobre su trabajo.

Otra parte importante fue la caracterización de las fuentes. Dice que precisamente los refrigeradores son los electrodomésticos a los que hay que prestarles mayor atención, porque están encendidos durante todo el día, entonces el ruido es constante y más aún en la noche, porque no hay ruidos de fondo y se hace más perceptible, escuchándose cómo trabaja el compresor.

El especialista precisa que en México hay normas sobre consumo de energía, pero no las hay sobre ruido generado.

La intensidad del sonido, explica, es como un mapa de colores, de dónde está irradiando la mayor cantidad de sonido un aparato. Para ello toman una pieza y dentro de una cámara semianecoica, para obtener el mapa de colores y detectar de dónde irradiaba más el sonido en su funcionamiento.

Ya con los estudios, se hacen recomendaciones a la empresa para disminuir el ruido de sus aparatos y hacerlos más amigables con los propietarios.

"Nosotros les hicimos una guía de diseño para mejorar su producto y la empresa quedó en hacer una revisión. También quedamos en que íbamos a trabajar en las geometrías de las rejillas [de los refrigeradores] con aperturas más pequeñas, con otro tipo de geometría y ver si con ello también podíamos mitigar el ruido. Es un proyecto que tenemos en curso”, añade.

En esa misma empresa trabajaron para rediseñar sus auditorios, pues cuando había un evento o conferencia en uno, el otro quedaba inutilizable porque se transmitía mucho el ruido de a lado.

Ahí, puntualiza, estuvieron analizando los parámetros acústicos, como el tiempo de reverberación, que es el tiempo que tarda una habitación en absorber cierta cantidad de energía acústica, para ver cuánto tarda en absorber la voz y que no rebote. Del mismo modo, hicieron algunos cálculos en ello.

“Trabajamos con las normas con las cuales estaban hechos estos recintos. Nivel de reverberación y los materiales de los cuales estaban elaborados los salones”, abunda.

También notaron que cuando construían las salas, había paneles de vidrio que estaban unidos con silicón y estas uniones no quedaban o se abrían y quedaban como aperturas y a través de ellas se fugaba mucho todo el sonido.

“Para la transmisión de sonido de una sala a la otra, modelamos cómo se comportaría el sonido sin las aperturas y de ahí calculamos un factor, llamado índice de reducción de sonido, que es el aislamiento que te proporciona la pared que los divide. De ahí sacamos un valor promedio y de ahí vimos cuánto disminuye y si estábamos dentro de la norma”, refiere.

Precisa que en el diseño de los inmuebles y de los electrodomésticos es conveniente que se tomen en cuenta estos factores, pues inciden en la calidad de vida y la armonía en los centros de trabajo y los domicilios particulares de las personas.

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