A ntipodismo (malabares con las plantas de los pies), acrobacias en zancos, en bicicleta, en aros y cubos, son sólo una parte de las disciplinas que han forjado la formación circense de Felipe Fayad.
El hombre de 40 años relata que la mitad de su vida la ha dedicado a instruirse en esta rama. Recuerda que su ingreso en este arte comenzó cuando vivía en el municipio de San Juan del Río; lo que inició como un simple entrenamiento se convirtió en una forma de vida.
Posteriormente, cambió de residencia hacia la capital del estado. En sus inicios, relata, entre 9:00 y 9:30 de la noche, tras salir de su empleo, solía acudir al Jardín Corregidora o al andador 5 de Mayo, en el Centro Histórico, donde entrenaba.
“Luego del trabajo me venía al Jardín Corregidora o donde está el andador 5 de Mayo. Ahí entrenaba después de mi trabajo, me vio un amigo y me dijo: ‘vamos a trabajar juntos, haciendo show en la plaza’. Le dije que sí y así fue como inicié”.
Con el tiempo, su incursión en las artes circenses fue mayor y comenzó a trabajar en compañías de circo, con quienes incluso realizó giras; también, durante ocho años fue integrante de la compañía Circo Teatro, un espacio de cooperación voluntaria en Pasteur Sur, número 32.
Posteriormente, emprendió, se independizó y comenzó a ofrecer espectáculos en eventos. Con el malabarismo combinó una vertiente más de negocio y creó Producciones Fayad, una empresa que también ofrece servicios de sonido.
“Me dedico al mundo del circo, gracias a Dios tengo mi negocio de audio e iluminación para bodas, para XV años, cumpleaños, todo tipo de eventos”, explica al precisar que pueden localizarlo en sus redes sociales como Producciones Fayad.
Sin embargo, la pandemia de Covid-19 modificó el día a día de Fayad. A las restricciones sanitarias le secundaron una caída en la demanda de servicios tanto de espectáculos circenses como de iluminación y audio.
Entonces, Fayad continuó exponiendo su trabajo en espacios públicos, particularmente en el Centro Histórico de la ciudad de Querétaro.
Debido a esta coyuntura, optó por también presentarse en cruceros viales. Sin embargo, este nuevo escenario traería retos importantes:
¿Cómo ajustar al tiempo del semáforo un acto que habitualmente tiene una duración de cinco a ocho minutos?
“También trabajamos en los jardines del centro, en el Jardín Corregidora y en Plaza Constitución, ahorita desde la pandemia salí a hacer semáforo, la verdad es que estoy acostumbrado a que mis actos duran entre cinco y ocho minutos.
“Aquí hay que hacer algo en máximo 45 segundos o un minuto, entonces es un reto bastante grande para mí porque uno está acostumbrado a estar en teatro, auditorios, eventos personales, particulares”, dice.
La experiencia en esta modalidad de presentación ha sido sumamente gratificante, comenta Fayad, al mismo tiempo agradece al público que incentiva su espectáculo, presentaciones en las que expresa lo que más ama hacer.
“La verdad es muy padre porque al final es lo que sé hacer y lo que amo hacer, llevo 20 años dedicados a este mundo del circo y ahorita yo estoy muy agradecido con las personas, porque al final ellos no tienen ningún compromiso con cooperar.
“Estoy muy agradecido con el público, cuando pasan y te coopera, cuando desde su automóvil te aplauden y te dicen ‘gracias’, entonces para mí eso es lo mejor”, platica.
Previo a la pandemia, su día a día eran los eventos particulares, contrataciones para actos en los que combinaba diversas disciplinas: acrobacias en bicicleta, en zancos, presentaciones como payaso y una larga lista de áreas en las que se ha especializado.
“Hago varias disciplinas, me contratan de zanquero, en la bicicleta, de payaso, de varias disciplinas, pero ahora los eventos están escasos, la verdad que bendito Dios en diciembre se activó, pero ahora vuelve a bajar y obviamente con la amenaza de estar en el semáforo amarillo, el naranja, el rojo, entonces primero Dios aquí estamos sobreviviendo y como siempre lo he dicho: ‘dándole con todo’”.
Pararse frente a los espectadores, ya sea en un recinto cerrado o en un escenario urbano, brinda a Fayad la posibilidad de transmitir la formación de 20 años, su pasión por las artes escénicas y lo que se ha convertido en su forma de vida.
“Al transmitirles estoy demostrando lo que es el arte, una forma de vida para uno, lo que amamos hacer. No nada más es que digan que en los semáforos hay malvivientes, drogadictos, hay una persona o varias personas, al final es un trabajo para nosotros, porque también dependen familias de nosotros, nos dedicamos a esto, hay años de preparación”.
En momentos de caos vial en la capital, al verse frente a un semáforo que marca el alto, Fayad aprovecha ese instante para brindar distracción y compartir sus habilidades.
En el cruce entre Constituyentes y Pasteur, en plazas o jardines del Centro Histórico, cualquier espacio plano es un buen lugar para exponer un acto circense... lo que más le gusta.
“Me gusta mucho decirlo: no hay compromiso de la gente para cooperarnos, la gente coopera cuando le gusta. Lo que transmito es eso: que vean lo que amo hacer y que en menos de un minuto puedo hacer que se diviertan, que se olviden de la vida que traen, de problemas, de deudas de tantas cosas y que al llegar al trabajo digan: ‘gracias a Dios tengo un trabajo’”.