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Habitantes de la comunidad de La Noria, en el municipio de Huimilpan, afirman que la Virgen de los Dolores, ubicada en la capilla de la Santísima Virgen de Guadalupe, lloró el Viernes Santo.
En la comunidad, ubicada a las inmediaciones del Parque Nacional Cimatario, la vida cotidiana transcurre con relativa normalidad durante la semana de Pascua, luego de las celebraciones de Semana Santa.
En la capilla donde se encuentra la Virgen de los Dolores, réplica de la que se encuentra en la Basílica de Soriano, la imagen está rodeada de sábanas blancas que limitan el paso a los devotos que acuden al sitio, tras saber del hecho que se difundió en redes sociales el mismo viernes.
La capilla es pequeña. Está rodeada de un templo al aire libre donde se ofician las eucaristías, mientras que la capilla se dedica a la adoración del Santísimo, por lo que hay personas en oración durante buena parte del día en el recinto.
Lizbeth Hernández fue testigo del hecho y narra que sintió mucha tristeza de ver a la virgen derramar lágrimas.
“Me di cuenta cuando me acerqué con mi primo, el más chico que tenemos en la casa. Estaban otras personas delante de nosotros y le dije que se esperara un poco”, explica.
“Le tomé una foto de lejos a la virgen. Ya que nos tocó a nosotros le dije al niño que se acercara y le diera un beso para irnos. Se acercó y con el teléfono, al que no le había quitado el flash, alumbré a la virgen y veo como se le ruedan las lágrimas de sus dos ojos.
“No le dije nada al niño. Después le dije que la virgen otra vez estaba llorando, y se regresó a ver. La poquita gente que estaba vio que nuevamente estaba llorando la virgen”, indica la joven con voz entrecortada y sus ojos humedecidos por sus lágrimas.
Recuerda que el Viernes Santo por la tarde la Virgen de los Dolores es llevada en procesión a través de las calles de La Noria. Señala que ese día, durante el recorrido, se abrió tres veces la puerta del nicho de la imagen, a pesar de estar cerrado con llave. Incluso cuenta que su manto se le caía constantemente durante la misma procesión. Mientras que el llanto fue después, cuando llegaron a la capilla.
Lizbeth añade que no sabe qué le quiere decir la Virgen con su llanto. Hace seis años, precisa, fue la primera vez que lloró y hace cuatro años también lo hizo. De hecho, esta es la segunda ocasión que Lizbeth presencia este llanto, explica.
La ocasión pasada recuerda que la gente estaba sorprendida, pues un día antes habían salido con ella en la procesión del Silencio, en Viernes Santo.
Fue el sábado que se dieron cuenta en la comunidad que tenía los ojos llenos de lágrimas, que estaba mojada a pesar de estar en su nicho cerrado y que ni siquiera llovía afuera.
“No sé por qué me ha tocado a mi verla. Ya son dos ocasiones que me toca verla llorar, pero esta vez fue más cerca el ver cómo se le salían sus lágrimas. La otra vez, hace cuatro años, fue verla mojada de las mejillas, pero esta vez vi rodar sus lágrimas”, subraya, al tiempo que no se explica por qué le ha tocado a ella ver esta manifestación.
Precisa que quienes no ven llorar a la virgen es porque no tienen fe. Ella sí la tiene y cuenta que es por dos sucesos que ocurrieron en su familia, en los cuales pidió a la Virgen de Dolores y recibió su ayuda, afirma.
“Son revelaciones particulares”
La Diócesis de Querétaro no investigará la aparición de lágrimas en la Virgen de los Dolores en la capilla de La Noria, en Huimilpan, ya que se trata de una revelación particular a la que la Diócesis se mantendrá atenta, indicó Martín Lara Becerril, vicario general.
Señaló que esta es la segunda ocasión en que a la Diócesis se le reporta de una situación similar en la comunidad de La Noria.
“Ellos juran que lo vieron con sus propios ojos; este acontecimiento dentro de la iglesia lo conocemos como revelaciones particulares. Una lágrima se seca: ¿qué podemos investigar? Realmente no hay más que el testimonio de las personas que lo vieron. Es una revelación privada en orden de los testigos”, expuso el vicario.
Argumentó que cuando ocurre un milagro así, esto influye en la vida de todos aquellos que lo presenciaron, por lo que dijo: “Sería interesante conocer el impacto que provocó en la vida de quienes fueron testigos hace 6 años de una situación parecida, por ejemplo”.
Consideró necesario tomar en cuenta el contexto en el cual se dio el acontecimiento, pues no fue en cualquier día, sino que ocurrió en un Viernes Santo, en el cual Jesús murió.