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“Polvo eres y en polvo te convertirás”. Es lo que escuchan los feligreses que la víspera acudieron a los templos católicos para participar en el Miércoles de Ceniza, que marca el inicio de la Cuaresma de 2022.
Contrario a los dos últimos años, los templos están abiertos a los devotos, quienes no faltan. Desde la mañana, en los diferentes recintos católicos, el movimiento fue constante. La afluencia de personas para tomar ceniza comenzó desde temprano, cuando los templos abrieron sus puertas.
Como parte de la nueva normalidad por el virus SARS CoV-2, en los templos queretanos, los sacerdotes y laicos que participan en la conmemoración explican a los fieles que no pondrán la cruz de ceniza en la frente, como antes de la pandemia; explicaron que serán los asistentes quienes podrán tomar la ceniza, o los sacerdotes y laicos la “espolvorean” sobre las cabezas de los fieles, para evitar el contacto.
Afuera de los templos, las personas que apoyan en las labores eclesiásticas toman la temperatura y ofrecen gel antibacterial a quienes ingresan a los recintos.
Templos como La Congregación son de los más buscados por los devotos. Ahí, las personas en su interior guardan la sana distancia. La afluencia es constante, pero no masiva. Permite que las medidas sanitarias se puedan respetar y no se caiga en la aglomeración de feligreses al interior.
Las ceremonias, como misas, se tratan de hacer breves, no extenderlas por más de 40 minutos. Los sacerdotes exhortan a los feligreses que tras tomar ceniza se retiren del templo.
En San Antonio, templo de menores dimensiones, hay la misma cantidad de devotos, pero da la sensación de que son más, pues tiene que ver con el tamaño del recinto que con el aforo. Muchos de quienes entran sólo esperan a que se les ponga la ceniza y salen del templo, para cumplir con su trabajo, ir por sus hijos a la escuela o volver a sus negocios.
En el templo de San Francisco, las bancas cercanas al altar permanecen ocupadas. Las más alejadas, las que se ubican cerca de la entrada están vacías. Muchas personas no se dan cuenta que es Miércoles de Ceniza hasta que se acercan a los templos y les dicen la fecha. Muchos se sorprenden que tan pronto haya llegado la fecha que marca el inicio de la Cuaresma. Algunos entran al templo.
Afuera del templo, en la calle de Madero, entre Corregidora y Juárez, ya se encuentran instalados los tradicionales puestos de antojitos, como guajolotes, flautas, enchiladas queretanas, papas y jarritos preparados, entre otros.
Estos puestos se instalan en esta zona siempre que hay celebraciones importantes para la Iglesia católica. Este año regresan a instalarse, luego de dos años de “vacas flacas”. Esperan tener buenas ventas.
En otros recintos religiosos, como la capilla ubicada en la esquina de Balvanera y Ocampo, se ofrecen productos elaborados por religiosas, como rompopes, dulces, así como cortes de las hostias. En este lugar se habilita una de las puertas laterales para la salida de los fieles, aunque también, como en muchos recintos religiosos, se mantienen los accesos abiertos, para ventilar el interior.
Sin excepción, en los templos religiosos los feligreses cumplen con este ritual, donde se recuerda lo fugaz de la vida, y donde comienza el tiempo de preparación para la Semana Santa, con ayuno y reflexión espiritual.
Para gran parte de los católicos, este día también representa una jornada de carácter festivo, que recuerda además que una semana de vacaciones está próxima y que comienza un tiempo para justificar el consumo de pescados y mariscos, con la excusa de guardar la vigilia durante los días que dura la Cuaresma, cuyo inicio es marcado por la primera luna llena de primavera, cuando se celebrará la Semana Santa, y que es herencia de las pascuas judías.
