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L as personas en situación de calle que fueron apoyadas por una iniciativa de organizaciones sociales, secundadas por el municipio de Querétaro, en un refugio en el Centro de Servicio Alcanfores, esperan a que pase la emergencia sanitaria, pues buscan un empleo y las autoridades locales pretenden colocarlos en algún puesto, pues no sólo se trata de mantenerlos a salvo del virus, sino de cambiarles la vida, de darles una segunda oportunidad.
En estos días, muchos de los que se resguardaban en el albergue ya salen a la calle a ganarse la vida, gracias a la intervención de las autoridades municipales.
“Lo que busca el campamento, además de protegerlos de la pandemia, que era inicialmente con lo que arrancamos el proyecto, es reinsertarlos a la sociedad, buscarles un trabajo, como lo que estamos haciendo ahora, en la segunda etapa.
“Estamos buscando que tengan un trabajo, una remuneración para que pueda subsistir. Estamos viendo que sea un lugar de transición, de entrada y salida, cambiar la estructura de este esquema”, dice Javier Álvarez, personal de logística del Centro de Servicio Alcanfores.
Explica que desde que se abrió el centro, en mayo pasado, han transitado 135 personas en situación de calle. El proyecto se hizo para esta población, pero a lo largo de la emergencia sanitaria se recibió también a personas que perdieron sus empleos o rentaban una vivienda, pero que por perder el trabajo ya no pudieron pagar y tuvieron que desalojar.
El albergue se divide por secciones. Por ejemplo, hay una zona exclusiva para familias, otra para hombres y una más para mujeres. Además, para evitar contagios de SARS CoV-2, a quienes llegan se les coloca en una zona de “cuarentena”.
Alimentos tres veces al día, servicios médicos, actividades culturales y un lugar seguro, es lo que tienen las personas ahí. Las actividades, dice Javier, son para que se mantengan ocupados, para que puedan explotar sus talentos.
“Estamos consiguiendo la documentación personal de todos ellos, y todo aquel que tenga ya su documentación completa, hablamos a las empresas, a varios negocios para colocarlos.
“Ahorita tenemos a 12 personas colocadas. Algunos se quedaron en el empleo temporal otorgado por el municipio a las personas que se quedaron sin trabajo. Algunos ya entraron a ese programa. Lo que queremos es que antes de reinsertarlos ya tengan un trabajo, una base para que puedan estar bien”, abunda.
Apunta que la mayoría de las personas se dedican a la construcción o trabajos sencillos, aunque buscan también colocarlos en empresas de seguridad privada; otros más saben cocinar y tratan de buscarles un lugar en empresas de este giro, de acuerdo a sus necesidades y talentos.
Otra parte fundamental del trabajo que están haciendo en el centro de servicio es reinsertar con sus familias a algunos de los residentes, incluso que puedan volver a sus lugares de origen, cuando así lo deseen.
Agib Ávila Hernández es uno de los residentes de Alcanfores, es chicano. Está esperando recibir sus documentos para incorporarse a un trabajo. Guardia bilingüe, dice, pues ha trabajado en varias empresas de ese giro.
Perdió sus papeles en Hermosillo, Sonora. Llegó a Querétaro en tren. Su destino era la Ciudad de México, pero le dijeron de la iniciativa de las organizaciones sociales y del municipio de Querétaro, y que le podían ayudar a tramitar sus documentos, así como a encontrar un empleo, por lo que decidió concluir su travesía desde Estados Unidos en tierras queretanas.
Comenta que tiene 15 años en situación de calle. “Se adapta uno a trabajar, a desconfiar, a no juntarse con maleantes”.
Indica que comenzó a vivir en la calle porque su padre los desheredó. No sabe si aún vive, pues tiene 15 años que no sabe de él. Antes vivía en Los Ángeles, California.
Mientras encuentra empleo, ayuda a Gerardo Garibay, empleado en una empresa de seguridad privada a pintar cuadros en materiales que tiene en el parque. Él le prepara las pinturas y los materiales en los que hará las obras.
Dice que vivir en la calle es complicado, pues sin papeles no se puede trabajar de manera formal. Actualmente, ya cuenta con CURP, aunque falta que obtenga su acta de nacimiento, así como su credencial del INE.
Javier Álvarez precisa que muchas ocasiones se enfrentan al obstáculo de no tener los datos exactos del nacimiento de las personas y es más complicado encontrar los documentos en sus estados de origen. En el caso de Agib, quien nació en Guerrero y quien desde niño se mudó a Estados Unidos, el proceso es más complejo. Aún así, el hombre confía en que tendrá una segunda oportunidad en la vida.