En los salones de la primaria 21 de Marzo, en las inmediaciones del barrio de San Francisquito y la colonia Carretas, aunque el personal de limpieza los ha sanitizado, un detalle parece sacado de una película de terror, de esas donde narran desastres que terminan con la humanidad o un virus acaba con la mayor parte de las personas.
En los pizarrones se puede ver una fecha: martes 17 de marzo de 2020. Ese fue el último día de clases previo a la pandemia. Al siguiente día habría otra realidad, otra forma de aprender y de relacionarse.
En esta primaria, como la inmensa mayoría de las ubicadas en la ciudad de Querétaro, las clases son a distancia. El plantel, que fue remodelado en 2019, luce nuevo, las aulas están limpias, el mobiliario se aprecia nuevo, en espera de las niñas y niños que aprenderán, jugarán y se divertirán juntos… un día.
Mientras, ese momento tendrá que esperar. Las condiciones provocadas por el SARS-coV-2, causante de la Covid-19 no permiten el regreso presencial a las aulas.
En el patio de la escuela tres personas barren las hojas y las ramas que caen de los árboles. El lugar permanece vacío, en silencio. “Este año, como el pasado, no hay niños. Todo es virtual, por lo menos los próximos meses”, dice un hombre encargado del aseo.
En las puertas del plantel, tanto la que da hacia el estacionamiento de Plaza de las Américas, como a la que colinda con Avenida 20 de Noviembre, hay listas con los alumnos de primer grado, para que madres y padres sepan que sus hijos están inscritos en esos grupos.
Como son de nuevo ingreso, no están familiarizados con los procesos del plantel, dice José Luis Aguilar, supervisor de la Zona 31 de la USEBEQ, quien junto con un puñado de empleados administrativos y docentes se encarga de ordenar y entregar libros de texto.
En la puerta que da a 20 de Noviembre hay un luto. Una de las empleadas señala que es recuerdo de la subdirectora del plantel, a quien cariñosamente llama Lupita, y que muriera por Covid-19 el año pasado.
De acuerdo al secretario de Educación del estado, José Carlos Arredondo Velázquez, 346 escuelas públicas de nivel básico regresarían a clases presenciales este 30 de agosto. La mayoría de estos planteles, en la zona serrana y el semidesierto. En los centros urbanos, como San Juan del Río y Querétaro, son pocas las escuelas que regresaron a las aulas.
En la 21 de Marzo, la cancha de basquetbol, el patio, la cooperativa y el lavabo múltiple instalado meses atrás en el plantel, donde la comunidad estudiantil se puede lavar las manos accionando el chorro del agua con una rodilla para no tocar una llave, se mantendrán vacíos, esperando una mejora en las condiciones sanitarias.
Del otro lado de la ciudad, Karen Lisette Castro espera la entrada a la secundaria. Este lunes inicia su tercer año, aunque no está de acuerdo en comenzar clases presenciales, pues prefería la modalidad a distancia.
Erica, madre de Karen, señala que su otra hija, quien ingresó a primero en la misma secundaria, sí quiere las clases presenciales, aunque en el plantel educativo les dieron la opción del sistema híbrido o presencial.
Alrededor de la Secundaria Número 1, en la calle Hidalgo, en la colonia Las Campanas, justo frente al monumento a los Niños Héroes, madres y alumnos esperan la entrada para el turno de la tarde. Del matutino quedan pocos alumnos, la mayoría se ha retirado.
Quienes esperan, lo hacen para ingresar. Llevan sus pants azules, para deportes. Otros acuden en ropa “de calle”.
En los presentes hay un poco de ansiedad y nerviosismo. Es el regreso a clases presenciales después de año y medio de pandemia por el Covid-19.
De los dos años que Karen ha cursado en secundaria, sólo medio año lo hizo presencial. Después todo fue virtual, a distancia, a través de un dispositivo.
Erica señala que las clases para su hija mayor serán en turno completo. Cada 45 minutos ella y sus compañeros tendrán que salirse a lavar las manos y regresar a limpiar su lugar.
Tendrán un receso de 10 minutos. Les toman la temperatura en la entrada, se lavan con alcohol gel y con sana distancia al interior de los salones.
Karen y Erica esperan la hora de entrada en una banca detrás del parque que se ubica en el camellón de la calle Paseo de los Niños Héroes, alejadas de las otras madres y alumnos que esperan la hora de entrada justo en la puerta del plantel educativo. Luego de un rato, madre e hija se acercan a la puerta para ingresar a las instalaciones.
Erica explica que les han dicho que en caso de presentarse un caso de Covid.19 entre los alumnos, ese salón se deberá cerrar. Karen, explica Erica, acudirá en sistema híbrido. Una semana será en línea y la otra lo hará de forma presencial.
Karen dice que experimenta emoción y miedo al mismo tiempo por regresar a clases. Ríe después, mientras su mamá afirma que Karen tuvo problemas de salud por estar tanto tiempo sentada frente a una computadora, por eso se animó a llevarla a clases presenciales.
Erica hizo votos para que la gente tome conciencia y se puedan evitar mayores contagios de Covid-19 y la pandemia se recrudezcan. Confía en que la gente se cuide, para que esta emergencia sanitaria pueda terminar un día.