Julián Carrillo Reyes, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM Campus Juriquilla, afirma que con el muestreo en aguas negras para detectar patógenos se puede conocer la prevalencia de un virus y, por consiguiente, el posible brote de alguna enfermedad, o la presencia de la misma en un grupo, aunque no haya sintomatología.

Esto se llama epidemiología ambiental, herramienta valiosa que apoya a la epidemiología clásica y que hace falta desarrollar más en México.

 EPIDEMIOLOGÍA AMBIENTAL,ARMA CONTRA PANDEMIAS
EPIDEMIOLOGÍA AMBIENTAL,ARMA CONTRA PANDEMIAS

“Ahora es mucho más fácil de entender porque a partir de la pandemia (de SARS CoV-2, causante de la enfermedad Covid-19) escuchamos de la PCR y la técnica que utilizaba. Básicamente lo que hacemos es recuperar todo el material genético que está en el agua residual, donde hay tanto células de nosotros que salen en las heces y la orina, pero también hay bacterias, virus, protozoarios y un conjunto de microorganismos. Lo que nosotros hacemos es romper las células en el laboratorio y concentrar el material genético”, explica, al tiempo que precisa que han llegado a detectar hasta tres mil virus en una muestra de aguas negras.

El material genético en aguas residuales, abunda, es de todo: humanos, animales y bacterias, por lo que con marcadores específicos para los microorganismos que buscan logran amplificar con la técnica PCR y cuantificar cuántos microorganismos hay de poliovirus, papiloma, bacterias, y pueden cuantificar tendencia de presencia de estos patógenos en la población.

“La epidemiología clásica, y es una norma oficial mexicana, se basa en que los hospitales reportan hacia otro organismo los casos de enfermedades prioritarias, y esta epidemiología va registrando y ve la tendencia en la población. La limitación es que solamente es hasta que una persona tiene un síntoma va al hospital y hasta que el hospital lo reporta, entonces lo podemos tener meses entre que la estadística nacional detecta un caso de interés de lo que suceda hasta que lo detecta, siempre y cuando sea sintomático. Si no es sintomático nunca fue al médico y nunca se sabe”, agrega.

Este tipo de epidemiología basada en aguas residuales puede detectar la presencia de un patógeno, que se reproduce en la población, sin la necesidad de que la personal que lo tiene presente síntomas, se trata, dice el investigador, de complementar la epidemiología convencional con técnicas basadas en la epidemiología ambiental, que observa los patógenos en el ambiente, para conjuntar los casos clínicos con lo que hay en el ambiente.

Esta técnica está mucho más desarrollada por los casos veterinarios, por las afectaciones económicas que los brotes de ciertas enfermedades pueden causar a la ganadería. Hay equipos mucho más económicos que el usuario toma la muestra, la manda a una empresa y en menos de 24 horas tiene un diagnóstico con marcadores moleculares.

La pandemia, explica, potencializa el uso de esta herramienta que desde antes usaban para buscar bacterias resistentes a los antibióticos en las aguas residuales y ver cómo las podían remover. Tras la emergencia sanitaria se vio la posibilidad de cuantificar la presencia de SARS CoV-2 en aguas residuales. De hecho, Carrillo Reyes y su equipo fueron los primeros en México, en Querétaro, con el apoyo de la Comisión Estatal de Aguas (CEA), en detectar residuos del virus en las aguas negras de la ciudad.

“En México ya hay bastantes grupos que trabajan en el monitoreo de aguas residuales, pero nada sistemático. No hay una propuesta, esto debe de venir de las autoridades, no de la academia. Por ejemplo, en Europa ya se reguló y a partir de 2025 la epidemiología en aguas residuales es obligatoria en la comunidad europea. Es un hecho que se va a empezar a aplicar como medida de apoyo a la epidemiología clásica”, sostiene.

Subraya que aunque es muy costoso el análisis, es mucho más económico medir una muestra de agua residual que analizar una muestra de 10 mil personas. El Banco Mundial, agrega, hizo unos cálculos durante la pandemia. En los mismos, un análisis de Covid-19, por persona, costaba entre 20 y 40 dólares con QPCR y una análisis de agua residual costaba lo mismo, pero en el agua residual se observa la tendencia de mil personas y en la otra de una sola personas. Es más económico tener estadísticas generales de una población a través del agua residual.

En México hay pocos lugares que puedan analizar las muestras de las aguas residuales, y el equipo la UNAM Juriquilla es de esos, por lo que suelen invitarlos a participar y montar un programa piloto a nivel nacional, para mostrar a las autoridades que esta técnica es muy útil, además de ser una tendencia mundial en unos años, cuando la epidemiología ambiental servirá de apoyo aún más a la epidemiología clásica.

Añade que han tenido pláticas con el Sector Salud, que ve los beneficios, pero el problema es el financiamiento. Hace falta una política más dirigida a estos temas, además de una mayor inversión hacia todo lo relacionado a la salud pública.

Carrillo Reyes trabaja en ecología microbiana molecular, que significa interpretar lo que hacen los microorganismos a través de su material genético y eso se aplica al tratamiento de aguas, producción de biocombustibles y últimamente a identificación de patógenos.

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