La música de banda ameniza el festejo de Santa Rosa Jáuregui, la Feria de las Carnitas 2019, para conmemorar el producto que ha dado fama a esta comunidad de la capital queretana.

La calle principal permanece cerrada en el centro. A los costados, los locales de carnitas esperan a los comensales que, impacientes, ya quieren degustar el famoso platillo.

Es poco después del mediodía y Santa Rosa Jáuregui se viste de fiesta. Los locales especializados en la venta de carnitas lucen mesas y carpas decoradas. El bullicio normal del fin de semana es el sábado inusual.

El delegado de Santa Rosa Jáuregui, Leobardo Pérez Santana, recorre la calle principal; lo acompaña la reina de la Feria de las Carnitas, así como una banda musical que alegra el recorrido, seguido por los asistentes que se dan cita en el centro de Santa Rosa.

Dos botargas de cerdos, a manera de mascotas de la feria, acompañan también el paseo y llaman la atención de los más chicos.

María Concepción Sevilla es una de las vendedoras de carnitas que se ubican en la avenida Independencia, la principal de Santa Rosa. Dice que tiene más de 50 años en la venta de carnitas, herencia de sus padres.

Explica que hace muchos años, antes de que se construyera la carretera 57, el paso obligado era por Santa Rosa, por lo que se ofrecían carnitas a aquellos viajeros que buscaban almorzar. Fue así como se hicieron famosas a nivel nacional.

“Aquí era. Pasaban autobuses, carros, camiones, todo. Luego hicieron la pasada de allá. Estábamos chiquitas todavía, pero venía mucha gente y vendíamos. En ese entonces teníamos casetitas aquí afuera (en la calle). A eso llegaba la gente: a comer carnitas a Santa Rosa. Sigue pasando. Hay gente que viene de fuera nada más a comer carnitas hasta acá”, señala.

Indica que en su negocio, de lunes a domingo, hacen un cerdo en carnitas, alrededor de 45, 50 kilos.

Cuenta que las labores comienzan a las cinco de la mañana, cuando se pone la carne a cocinar. Luego de tres o cuatro horas, a las ocho o nueve de la mañana, las carnitas están listas y las ventas acaban hasta las siete de la noche.

Actualmente sólo hay 12 vendedores en la avenida Independencia, pero Concepción comenta que antes había más, y precisa que se han ido porque la renta de los locales es muy cara, entonces ven reducidas sus ganancias.

“Más ahora, en la situación en la que estamos. Las ventas han bajado mucho, y ahorita, con el puente que están haciendo, nos han perjudicado, porque no entra gente”, subraya.

Se refiere al puente vehicular que se construye sobre la carretera 57 y da acceso a Santa Rosa. Dice que hace falta señalización, porque la gente se pasa, no sabe por dónde ingresar.

Por su parte, Pérez Santana explica que son siete los comerciantes de carnitas los que participan en la feria, mientras que en toda la delegación son 27 los expendendores.

Señala que se invita a todos los vendedores, pero por cuestiones de comodidad y transporte, sólo van esos siete. Agrega que no tienen un estimado de la derrama económica que dejará esta feria, pues las cifras se dan al concluirla, y que se trata de hacerla justo en las fechas de la fundación de la comunidad.

En el kiosko central, también como parte de las celebraciones de la fundación de Santa Rosa Jáuregui, se monta una exposición fotográfica del antes y el ahora de la comunidad.

Algunas de las fotografías llaman la atención por tener más de 100 años. Son de militares y civiles armados de tiempos de la Revolución Mexicana. Otras datan de mediados del siglo pasado. Retratan pasajes de la vida cotidiana de Santa Rosa, como una vendedora de frutas y verduras.

Frente a la iglesia central, un busto recuerda a Timoteo Fernández de Jáuregui, propietario de las haciendas Juriquilla y La Solana, en cuyo interior había un caserío llamado Santa Rosa, al que dotó de fundo legal el 22 de marzo de 1871, de acuerdo a un acta de Cabildo de esa época. En agradecimiento a Timoteo, Santa Rosa toma su apellido como nombre.

Santa Rosa está en días de celebración. Sus habitantes pasean por la calles mientras sus visitantes comen, compran en los negocios del centro y visitan su iglesia.

En los negocios de carnitas, los encargados se apuran a atender las órdenes. Algunas mujeres hacen tortillas a mano, que se inflan ante la mirada de los comensales cuando ellas “las echan” al comal. Los platos llegan a las mesas con la orden de carnitas, ya sean surtidas o divididas en maciza y cueritos, como sea el gusto de los clientes, quienes, como hace décadas, buscan en esa comunidad el tradicional platillo que le ha dado fama al lugar.

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