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Avenida Zaragoza es escenario de una de las tradiciones más queridas y respetadas por los queretanos. Hombres, mujeres e incluso niños, ataviados con tocados de plumas danzan al ritmo de los tambores y los caracoles. Participan concheros y sus conquistas, como todos los años, en las fiestas de la Santa Cruz de los Milagros, en la capital queretana, en la Procesión de los 23 Danzantes.
Desde temprana hora la circulación se cierra en calzada de Los Arcos con dirección al centro de la capital queretana.
Los elementos policiacos indican a los automovilistas que por las fiestas de La Cruz no hay paso. Algunos se molestan, otros tratan de tomarlo con calma, sabiendo que es parte de las costumbres y celebraciones queretanas.
Sobre avenida Zaragoza la gente comienza a “apartar” su lugar. Los vecinos del barrio de La Cruz y San Francisquito —éste último barrio, lugar de origen de muchos de los grupos de concheros— sacan sillas y sombrillas para tener un buen lugar para ver a los grupos y sus conquistas.
Para calmar el calor, los vendedores ambulantes ofrecen paletas, raspados y aguas. Algunos asistentes prefieren otro tipo de productos. Acuden a las tiendas y a los minisúper de la zona a comprar cerveza, de preferencia en latas de medio litro “para que rinda”.
Las sombrillas y sombreros son también un elemento de primerísima necesidad, debido al calor de la tarde en la capital queretana. Incluso hay quienes venden banquitos de plástico.
Hay de todo y para todos los gustos. Desde merengueros que ofrecen sus asoleadas golosinas, hasta el vendedor de manzanas acarameladas, pasando por papas, frituras y fruta fresca, o relativamente fresca.
Las conquistas son aquellos grupos de danzantes que son invitados por los grupos locales para participar en las fiestas locales. Luego, los grupos queretanos deben pagar la conquista participando en los festejos de aquellos grupos que vinieron a la entidad.
Poco o nada importa el calor y el sol. La temperatura alcanza a las 5 de la tarde los 31 grados Celsius.
Los diferentes grupos de concheros y apaches avanzan de manera paulatina por Zaragoza. Cada grupo lleva una cruz que presentará en el templo, cuando más tarde lleguen al recinto religioso, luego de danzar por las calles queretanas.
Su paso es observado por los miles de queretanos y turistas —muchos de ellos extranjeros— que acuden en estas fechas a las festividades de La Cruz. Los extranjeros son quienes más toman fotografías de los diferentes grupos. Los que más llaman la atención son aquellos con plumajes multicolores, cabezas de animales o cráneos.
Los atuendos trabajados de manera laboriosa son los que más llaman la atención de propios y extraños. Son fotografiados por los asistentes sorprendidos por lo atractivo de los tocados, los colores de las plumas y el maquillaje que usan.
Una conchera, en silla de ruedas, es reconocida por su esfuerzo y que a pesar de la fractura en una pierna, no quiso perderse la peregrinación de este año.
Antes, la noche del martes y madrugada del miércoles, se lleva a cabo la velación por parte de las mesas de concheros, en una de las tradiciones más celosamente guardadas por los grupos y que más siguen, siendo una parte esencial de sus costumbres. Por la mañana se levantan los chimales en el atrio del templo. Son parte de las celebraciones de estos días.
Durante la procesión de concheros, como se ha vuelto tradición con las nuevas tecnologías, muchas personas graban videos o hacen transmisiones en vivo para sus redes sociales. Los narradores espontáneos son parte de las fiestas.
Incluso, los mismos concheros llevan sus teléfonos en mano para grabar o transmitir la procesión. Los tiempos modernos.
La tarde cae pero los grupos de concheros siguen avanzando por las calles. Los primeros en salir comienzan a llegar al templo de La Cruz. Llegan encabezados por los sacerdotes del templo, además de una banda de música y el repicar de las campanas.
Cuando llegan un sacerdote los recibe con la bendición. El agua bendita cae sobre sus cuerpos, brindando además un pequeño alivio para el cuerpo sometido a un esfuerzo intenso, pero dando más un gran alivio al espíritu, a la fe de los concheros.
Luego de pasar el interior del templo, los distintos grupos se reúnen a un costado del recinto religioso, donde algunos, para gusto de los asistentes, vuelven a danzar, a pesar del esfuerzo físico que acaban de hacer.
Otros más descansan. Se sientan en el suelo, se quitan con cuidado sus tocados de pluma y se refrescan, ya sea con agua, refresco y una cerveza. Hay quienes prefieren algo de comer. Muchos no comen antes de la procesión. Sus frentes aún sudan tras la caminata y las danzas.
Se comienzan a retirar lentamente. Hoy también danzarán en el atrio del templo. Las celebraciones aún no terminan para las aguerridas mujeres y hombres que forman parte de esta tradición ancestral y respetada por los queretanos.