Para muchos, pensar en la policía y en los elementos que la conforman es sinónimo de justicia e incluso persecución, pero pocas veces lo relacionan con humanidad y cercanía.

Esta es la labor que realiza la Dirección de Prevención del Delito, un área que tiene como objetivo el contacto con la sociedad y la atención de grupos vulnerables en Corregidora, como aquellas personas que padecen Trastorno del Espectro Autista (TEA), una condición que padece de una a dos personas por cada 230 queretanos.

Al detectar esta situación, la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Corregidora, en conjunto con la institución Ana Cristina Juárez Diez Marina I.A.P, capacitaron  a 70 policías del área de Prevención del Delito para que aprendan a identificar el TEA, el cual se caracteriza por ciertas particularidades en el comportamiento social, de comunicación y de lenguaje, de ahí la necesidad de propiciar un entorno adecuado para brindar una atención profesional a quienes tienen esta condición.

Claudia Ojeda Pérez y Jorge Eduardo Loa González son elementos de esta dirección, que constantemente están en contacto con la población y comprenden la importancia de contar con las herramientas  para identificar casos como el TEA o bien, algunos otros escenarios que ponen en desventaja a la población más vulnerable.

“La idea principal es ser conscientes de que a veces la gente no conoce todos los alcances de lo que es una persona con autismo, estando trabajando, obviamente nos damos cuenta que la gente no conoce lo que significa, lo que es, las características, a qué edad empieza”, narra Jorge Loa.

Tanto Claudia como Jorge trabajan de manera directa y cercana, principalmente con menores en edad preescolar y primaria (a quienes llevan pláticas en materia de prevención), donde las características del autismo son más evidentes, por lo que intervienen para conocer las causas que los llevan a aislarse de sus compañeros.

Para Jorge, esta área se distingue por la empatía con quienes atiende, pues “no es lo mismo estar en la calle haciendo detenciones y ese tipo de cosas, que estar tratando con un niño con TEA”.

A la par, como parte de esta dirección, se trabaja en un grupo denominado VIC (Valor, Influenzas y Compañerismo), un programa que se lleva a cabo todos los sábados, que labora con un grupo de jóvenes con quienes se realizan actividades de servicio social.

“En ese grupo hay un joven que tiene TEA y él nos está enseñando muchas cosas a nosotros, los oficiales, con el comportamiento que él tiene uno va a analizando, a él le molesta el ruido, a él le molesta que le digas algo, tiene características propias de un niño con autismo y cada ocho días él viene aquí a la Secretaría”, agregan.

La Dirección de Prevención del Delito es un área que, en palabras de Claudia Ojeda, interactúa más con la sociedad.

“Por ejemplo, Policía Preventiva atiende solamente reportes de robos o riñas y no interactúan con la gente, lo que nosotros sí hacemos, igual hasta en empresas, nosotros podemos interactuar con las personas, con los empleados y ellos no, no hay esa conexión de decir: ‘hola, buenos días, ¿cómo se encuentra?, ¿cómo está?’, porque los limita mucho la labor que ellos hacen”, refiere. 

Claudia señala que, en su experiencia (donde ha trabajado en otras áreas dentro de la Policía Municipal) distingue que hay mucha diferencia con el área que trabaja actualmente, pues ahora está consciente de que es mucho más “humanista”, porque se tiene más contacto y se conoce más a la gente.

“A parte que haces la labor que te gusta, conoces a la gente, las personas te dan su opinión de qué opinan de un policía, porque no es lo mismo llegar a un reporte donde dicen: ‘el policía llegó bien agresivo’, a que digan: ‘este policía llegó amable, me habló bien, me entiende’, porque muchas veces las personas sólo quieren ser escuchadas, no regañadas, sobre todo cuando es violencia familiar”, señala. 

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