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Fray José Guadalupe García Vieira explica que el tapete de aserrín que elaboran desde las siete de la mañana del martes y que servirá para recibir a la virgen de El Pueblito la tarde del mismo día es una obra efímera, pero que representa en cada metro la fe del pueblo queretano, además de ser una expresión tradicional que se usa para recibir la imagen religiosa cuando visita algún punto del estado.
Una veintena de jóvenes voluntarios, 22 en total dice el fraile, trabaja elaborando el tapete de aserrín.
Uno de los jóvenes que ayuda en su elaboración moja el material, esto para evitar que el viento que sopla lo vuele y arruine el trabajo hecho durante toda la mañana.
Cientos de curiosos se detienen a contemplar el trabajo de los voluntarios, que teniendo como base un diseño ya establecido, rellenan de aserrín con diferentes colores las partes correspondientes.
Fray José Guadalupe explica que los trabajos comenzaron desde las siete de la mañana.
“Viene la virgen de El Pueblito y la intención es recibirla con un gesto de parte de nosotros, de cariño, de afecto hacia ella, de fe también, y aunque el trabajo va a ser efímero, significa esa fe, esa devoción que tenemos con ella”, explica el religioso.
Los jóvenes voluntarios apenas se toman un par de minutos para descansar. Estiran las piernas y los brazos, pues la mayor parte del tiempo se encuentran en cuclillas, o sentados en el piso, por lo que luego de un rato casi sin moverse, el cuerpo pide un poco de movimiento.
Van llenando los huecos que quedan libres de color o aserrín. Algunos, de pie, observan detalladamente el trabajo para ver en dónde falta rellenar con más material, o si hace falta aplastarlo más, para que quede más uniforme sobre el piso.
A la distancia, otro grupo de hombres elabora una portada que se pondrá en la puerta del templo de La Cruz, también para recibir a la virgen de El Pueblito el martes por la tarde.
Comenta que desconoce hace cuánto se realiza esta tradición, aunque ha escuchado que ya tiene tiempo que se lleva a cabo, pues cada generación de frailes que llega trae iniciativas. El origen, considera, puede estar en El Pueblito, donde es muy habitual ver este tipo de expresiones artísticas y de fe, cuando la virgen llega a su santuario.
“El tapete lo diseñamos en conjunto tres hermanos, somos la Comisión de Evangelización y Misión. El diseño está basado ya sea en las tradiciones de aquí, de La Cruz, como los concheros y se puede ver el penacho, la concha, un sahumerio, unos cascabeles”, explica.
“Tenemos aquí, en el centro, lo principal, lo que debe resaltar más, que son los adornos de virgen como viene vestida.
“Se le mandó hacer un atuendo para el 75 aniversario (de su coronación, que se cumplió en 2021), pero hubo algunas complicaciones, por eso hasta ahora lo trae. Aquí queremos representar en el tapete su presencia maternal”, detalla.
Quienes pasan por el atrio de La Cruz no pueden dejar de detenerse para observar el delicado trabajo que realizan los jóvenes voluntarios. Incluso, un joven pregunta si puede unirse a los trabajos, “también quiero mi bendición”, les dice.
Una mujer mayor que se detiene a ver platica con uno de los voluntarios que la escucha atento, mientras le señala las figuras de los tulipanes en el tapete.
Otro grupo de turistas, interesado en el trabajo artesanal, pregunta a otra voluntaria sobre su labor. Responde lo mismo: “Es un acto de fe”.
En otra parte del tapete también está el escudo de la orden de los franciscanos, para identificar que son los frailes quienes le ofrecen, en parte con el pueblo de Dios, este signo de amor a la virgen.
Su trabajo no pasa desapercibido para nadie. Quienes pasan por el atrio de la Cruz se detienen a ver o tomar fotografías.
Algunos más, incluso graban Lives o stories para compartir en sus redes sociales mientras explican lo que les han dicho del tapete de aserrín.
Alguno de estos espontáneos creadores de contenido no se da cuenta y avanza sobre el tapete varios metros.
Quienes observan el tapete luego se dirigen a ver la portada que elabora un grupo de concheros. En lo alto del templo, un grupo de hombres ya se encuentra listo para colocar el adorno. Poco a poco lo levantan, hasta quedar totalmente colocado en su sitio, el sitio está listo para la celebración.
En menos de una hora es instalada la portada en la fachada del inmueble religioso.
El tapete también se termina poco antes de las tres de la tarde. Para evitar que lo pisen, los creadores colocan un lazo alrededor, en espera de la llegada de la Virgen de El Pueblito, que está en el templo de San Francisco, de donde saldrá alrededor de las cuatro y media de la tarde rumbo a La Cruz.
Mientras, el tapete, “el efímero”, es inmortalizado a través de fotografías y videos de los transeúntes que pasan por el atrio de unos los templos más simbólicos de la capital queretana.
Los voluntarios barren el exceso de aserrín, en tanto otros siguen mojando el tapete para conservarlo unas horas más.
Mientras, es admirado por propios y extraños, como una muestra de fe, de trabajo artesanal, de la mezcla de tradiciones ancestrales y recientes, sincretismo puro. Por la tarde, la cita se cumple y la virgen llega al templo de La Cruz.