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Los padres son parte fundamental para que los niños, en especial las niñas, se interesen en la ciencia y el conocimiento, afirma Gabriela Castaño Meneses, bióloga egresada de la UNAM, quien señala que en su caso el amor por el conocimiento lo adquirió desde el hogar, situación que ahora la ha llevado a desarrollarse en la investigación científica, al tiempo que afirma que hace falta trabajar más para visibilizar a las mujeres científicas y su actividad.
Originaria de la Ciudad de México, la bióloga, quien es profesora titular de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y actual coordinadora de la Unidad Multidisciplinaria de Docencia e Investigación de la Facultad de Ciencias Campus Juriquilla de la misma casa de estudios, asegura que el límite hasta donde puede llegar una mujer en la ciencia es el que se ponen ellas mismas, aunque reconoce que sí existen limitantes para este sector poblacional.
“Yo creo que para una mujer en general siempre ha sido difícil cualquier campo. En mi caso particular no he sentido que ha sido difícil.
“Ha sido muy fácil porque me dedico a lo que me gusta y he encontrado gente que me apoyó, desde mis estudios de Licenciatura, profesores, profesoras, gente que estuvo en mi formación y que me apoyó, incluyendo a mi familia”, señala.
“A lo mejor es un caso raro, no he sentido que sea difícil, he sentido que se me han facilitado mucho las cosas, pero sé que en muchas áreas, principalmente donde han sido ocupados los puestos y líneas donde los hombres han tenido más desarrollo, ha sido mucho más difícil.
“En el caso particular de Biología, éramos más mujeres, entonces realmente no fue muy problemático”, indica.
Narra que cuando estudió Biología en la Facultad, las carreras con predominio de hombres eran Física, Matemáticas y Actuaría, donde eran pocas las estudiantes y que para las mujeres en esas áreas debió de ser más complicado incursionar en las mismas.
“Hay muchas biólogas muy reconocidas. En el área a la que me dedico, que es la entomología, en particular la mirmecología, que es el estudio de las hormigas, siempre ha habido más mujeres, aunque sí, es cierto, no se han reconocido tanto”, abunda.
Sobre el estudio de las hormigas
Sobre su pasión, las hormigas, dice que su sociedad es compleja y dominada por una hembra, la reina, con machos que tienen un papel secundario, hace que incluso, se sienten más identificadas como mujeres.
Es algo que se debe de aprender de las hormigas, y no es porque sean matriarcales, ni porque sean monárquicas, sino porque esa organización les ha permitido ser uno de los grupos más exitosos del planeta.
“Nosotros hablamos de sociedad de insectos, haciendo referencia a la sociedad de los seres humanos, porque son muy parecidas. Pero en realidad yo creo que no. Las hormigas sí son sociales, nosotros los humanos somos gregarios.
“Cada quien cumple su función [en las hormigas] y el objetivo es mantener la colonia, mantener el pool genético. La hormiga no se pone a pensar que es obrera, y que a la reina hay que derrocarla, no, la reina no es más , ni es menos. [Sólo] tiene un papel distinto”.
Gabriela dice que desde niña le llamó la atención la ciencia. Viene de una familia en donde eran siete hermanos, con una madre ama de casa y un padre empleado, en donde siempre había libros. Siempre les fomentaron el amor por el conocimiento y en donde las cuatro mujeres y tres hombres estudiaron lo que más les apasionaba.
Confiesa que cuando era niña pensaba dedicarse más a la historia. “Me gustaba mucho el chisme”, dice la científica para después reír.
En un inicio pensaba dedicarse a la genética, pero una experiencia académica en campo la atrajo más, por lo que se decidió al estudio de la Ecología.
Luego participó, cuando hacía su servicio social, en un proyecto que la terminó de atrapar en el estudio de los insectos y los artrópodos.
Sobre el número menor de mujeres en las llamadas “ciencias duras”, dice que ha sido así de forma histórica, y porque sí hay diferencias biológicas diferentes entre hombres y mujeres, que es importante reconocer y respetar las diferencias, y respetar los derechos que son iguales, sin importar el género.
“Se ha visto que hay un poco más de facilidades para ciertas cosas, ciertas habilidades. Pero es como todo, podemos desarrollarlo. Nada nos impide que podamos ser buenas matemáticas, ingenieras. Las ingenierías fueron dominadas por mucho tiempo por hombres. Actualmente hay predominancia de hombres, pero es por las actividades”, abunda.
Lo importante, destaca, es aceptar que hay diferencias, respetarlas, apoyarlas y sacar provecho, como sociedad, de las fortalezas de unos y otros.
Añade que en el actual momento de la sociedad hay una lucha por la igualdad y visibilizar el trabajo de las mujeres y su exigencia de equidad.