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Querétaro, Qro.
Carolina es una de las queretanas que, a pesar de ser hipertensa, pudo vencer al coronavirus, situación que no quiere volver a recordar, debido a que en un descuido ella contagió a su mamá, una mujer de la tercera edad que, de igual forma, sufre de hipertensión, pero que también con muchas dificultades logró superar esta letal enfermedad, que ya provocó el deceso de alrededor de 200 personas en esta entidad durante el tiempo de la contingencia.
Carolina Rodríguez Vázquez se desempeña como asistente médico en el Hospital General de Querétaro, el cual la autoridad estatal transformó para atender pacientes de Covid-19.
Detalla que se encuentra asignada en el área de Atención al Paciente en Urgencias, donde se registra al paciente en primera instancia: “Ahí convivimos tanto con el paciente como también nos acercamos a los familiares”, detalla.
Ahí en el hospital, en algún descuidó, cree que se contagió de Covid-19: “No sé cómo, pero me contagie, debido a que hay una infinidad de pacientes que atendemos. Pero sí, me contagié en el Hospital General”.
Ella, como el resto del personal que labora en este nosocomio, detalla que usa cubreboca, bata especial y lentes, “pero seguramente en un descuido me contagié, a lo mejor no me lavé las manos o me agarré la cara, aunque también pudo haber sido que un paciente me salpicara de saliva”.
Narra que el pasado 28 de marzo empezó a tener síntomas de gripe y el 1 de abril le hicieron la prueba, la cual salió positiva.
“Entonces, me hospitalizaron, estuve cuatro días internada en el Hospital General de Querétaro, debido a que no podía respirar sin oxígeno y también me agitaba mucho al caminar”, recuerda Carolina.
Explica que son síntomas que nunca antes había padecido, “empecé con dolor muscular, me dolían mucho las articulaciones, era horrible, no me podían tocar la mano porque sentía que se me rompían los huesos”.
Además, sufrió en ese momento un dolor de cabeza muy profundo y hasta el quinto día ya no podía caminar, además de que tenía mucha temperatura, al rebasar los 39 grados: “Tuve mucha tos seca que impedía que me diera hambre, pero sí tenía mucha sed, junto con un cansancio que no te permite estar de pie, sino únicamente acostada o sentada”, describe.
Para el 9 de abril, Carolina refiere que fue hospitalizada en calidad urgente, “debido a que en los exámenes que me hicieron se encontró que tenía colapsados los pulmones, por eso me internan y me ponen en un lugar aislado”.
A pesar de la gravedad de su estado, Carolina nunca estuvo conectada a un respirador o ventilador, sino que sólo la conectaron al oxigeno con el fin de que mejorará su respiración: “Sí me dio miedo debido a que soy hipertensa, enfermedad degenerativa que me ponía en mayor riesgo”.
Con voz pausada y tristeza en sus ojos, pero también con la presencia de lágrimas, Carolina relata que por la gravedad de la enfermedad y debido a que se sentía muy mal, en algún momento pensó que se moriría y no se alcanzaría despedir de sus hijos.
El primer día de su hospitalización, recuerda que, por la alta fiebre que tenía, llegó un momento en el que perdió la memoria, ya que no reconocía a sus compañeros de trabajo.
Su reacción se dio un día después, periodo en que al mismo tiempo se enteró que también estaba hospitalizada su mamá: “Una enfermera me dijo que mi mamá también estaba internada y en ese momento me sentí muy mal”, relata.
En ese momento, agrega, cargaba con un miedo y una preocupación adicional: “Ya era mi mamá la que me preocupaba, debido a que es una persona grande de edad. Ella estuvo hospitalizada cuatro días. Las dos le pusimos muchas ganas para salir adelante, no muchas personas salen de esto, pero nosotros queríamos regresar con la familia”, expone.
La mamá de Carolina también logró superar a la enfermedad. “Ella se incorporó a su trabajo, tardó 15 días más que yo en recuperarse, debido a que es una persona mayor de edad y también es hipertensa, pero ya también se encuentra bien”.
Corolina dice que vive con sus hijos, ambos mayores de edad, “afortunadamente ellos no se contagiaron, pero la que se contagió fue mi mamá, quien ingresó al hospital un día después de que me internaron a mí”.
“Mi mamá tiene 69 años y se contagió por la convivencia que tuve con ella. Yo fui quien la contagié”, lamenta.
Estuvo 14 días en aislamiento domiciliar después de que la dieron de alta, “es un proceso feo porque, además de la angustia que tiene uno de poder contagiar más gente como es el caso de mis hijos, el medicamento que toma uno provoca depresión, también me bajó de peso. Eso no se lo deseo nadie”.
El aislamiento de Carolina lo vivió estando sola en una habitación y únicamente salía de ahí para ir al baño para realizar sus necesidades fisiológicas y asearse. “Yo tenía un plato exclusivo, también mi vaso y la cuchara, mi toalla, además de que al baño le tenía que estar poniendo cloro y desinfectante debido a que es un espacio que también lo usaban mis hijos”, describe.
Este cloro desinfectante, dice que también se empleaba todos los días para limpiar el resto de la casa, esto con el fin de evitar que el virus se propagara por el resto del inmueble, “aunque dentro de la casa, en el periodo del aislamiento, yo traía mi cubrebocas”.
“Yo que creo que logré vencer a la enfermedad debido a mis ganas de vivir y de estar con mis hijos, pues yo soy mamá soltera y, para mí, mis hijos lo son todo”, comenta.
Carolina dice que va evolucionando bien, después de lo que pasó.
Relata que al regresar a su trabajo, sintió el rechazo de algunos de sus compañeros al tratar de compartir el espacio, “quizá sentían miedo de contagiarse de Covid-19, pero es entendible, porque muchos se dejan llevar por las cosas que escuchamos y no nos informamos cómo debe de ser”, finaliza.