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Con gorros, chamarras y muy buena actitud desde antes de las 5 de la mañana del sábado el parque de La Pila, en Tequisquiapan, recibió a los turistas y locales con la curiosidad de subirse o tan solo ver a la distancia los coloridos globos aerostáticos.
Desde la distancia se asomaban entre los árboles subiendo y bajando los globos disponibles para aquellas personas que quisieran probar el subir unos 20 metros de forma controlada; antes del amanecer los tres mecheros que soplan fuego sonaban y alumbraban el ambiente.
En un ambiente familiar, desde niños ataviados en colchas por el clima helado, jóvenes con gorros y personas con chamarras, este icónico parque de la demarcación albergó durante todo el sábado diversas actividades en el marco del 23 aniversario de la llegada de los globos a Tequisquiapan.
Malvaviscos, campechanas, buñuelos, atole, café y ponches eran algunos de los alimentos y bebidas que los asistentes podían degustar alrededor de las fogatas que brindaban un poco de calor además de ayudar a crear un ambiente acogedor.
Desde la puerta del parque se ofrecía información de precios, así como que se armaban grupos para el ingreso, en la entrada también se ofrecía alcohol en gel y se realizaba la toma de temperatura, eso como parte de las medidas sanitarias implementadas como parte del Escenario A para prevenir contagios de Covid-19.
Cada globo transportaba alrededor de 10 personas, en las canastillas que al centro tienen espacio para el piloto, mientras que en cada costado van cinco personas, quienes en todo momento se sacaban selfies, o fotos desde las alturas.
Abordaron a la canastilla agachándose para ingresar por la puerta pequeña, para después acomodarse entre las otras tres personas que ya estaban a bordo. En instantes se comenzó a escuchar el fuerte ruido que hacía el quemador controlado por el piloto, en segundos se elevó sin sentir turbulencia o movimiento alguno, en poco tiempo ya se había alcanzado una altura considerable, desde la que se veían los puestos y la gente un poco más pequeña.
La bajada fue igual de rápida, pero un poco más abrupta ya que entre dos hombres, uno de cada lado, sostuvieron la canastilla para lograr que aterrizara completamente, mientras que suspendían el fuego para mantener al majestuoso globo en tierra hasta que el siguiente grupo comenzará a abordar.
Alrededor de las 7 horas se realizó el evento inaugural por parte de la presidenta del DIF municipal, Norma Mejía Lira quien recordó que hace más de dos décadas lograron traer desde Hidalgo una atracción innovadora, no sólo para el municipio, también para los habitantes del estado de Querétaro.
“Si en estos momentos nos emociona ver estos globos, hace 23 años era algo innovador, y finalmente es algo que todavía nos sigue emocionando, el sueño de volar del hombre (…) Ha servido y es parte de la identidad del estado, se origina en Tequisquiapan”, expresó.
Hasta las 9:30 horas estuvieron disponibles los globos cautivos, para dar paso a clases de zumba masiva impartidas por diversos instructores; minutos después se realizaron actividades y concursos de retos deportivos, ajedrez, boliche y lotería gigante.
Alrededor del mediodía el club de motociclistas y de autos clásicos llegaron al parque, para después seguir con una cata de queso y vino, a media tarde se presentó un grupo artístico y la orquesta “Makochi Dulcemelos”.
La entrada al parque para disfrutar de todas las actividades recreativas fue gratuita, lo que generaba costo era la subida a los globos, tanto en su forma cautiva como en modalidad libre. El vuelo de por lo menos 5 globos sin ataduras y contemplando el amanecer se dio a las afueras del centro de Tequisquiapan a unos cuantos metros del aeródromo.
Este espectáculo, como se ve en otros municipios del país, también pudo ser disfrutado por trabajadores, ciclistas y automovilistas que transitaban por ese lado de la ciudad.
En sintonía con la salida del sol los globos despegaron para atravesar la carretera y simular que iban a aterrizar al descender por un cráter que había en la inmensa pradera, sin embargo, volvían a elevar el vuelo para permanecer por unos minutos más sobrevolando y dejando a los pasajeros maravillados con la sensación de volar en una de las formas más antiguas que el hombre puede cumplir ese sueño.