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Guillermo Zúñiga, el artista que pinta en el barrio de San Francisquito

En su nuevo mural, el artista Guillermo Zuñiga plasma la esencia del barrio de San Francisquito

Foto: Domingo Valdez
17/02/2024 |11:46
Domingo Valdez
Corresponsal en QuerétaroVer perfil

Guillermo Zúñiga se define como pintor, muralista, rotulista, “todo lo que tenga que ver con pintura”. El hombre interviene la pared de una vivienda sobre avenida Zaragoza, en el barrio de San Francisquito, donde plasma parte de la esencia del recién nombrado barrio indígena por el municipio de Querétaro.

El artista trabaja sobre el muro. Detalla a un conchero que está flanqueado por los Arcos y por el templo de La Cruz, dos de los símbolos más representativos de la capital queretana y cercanos a San Francisquito.

FOTO: DOMINGO VALDEZ

Una mujer toca la puerta de la vivienda donde Guillermo lleva a cabo su intervención. Lo saluda y pregunta cómo va el trabajo. El muralista responde que “ahí va, que ya va tomando forma”.

Guillermo dice que tiene 10 años dedicándose al muralismo. “Es por puro gusto nada más. Desde pequeño me ha gustado esto de la pintura. Antes no me dedicaba de lleno a esto. Trabajaba en bares. Hasta la pandemia que cerraron bares, yo trabajaba en un bar. Como me quedé sin trabajo me fui a los negocios a buscar dónde pintar, como rótulos. De ahí agarre caminito. Ahora estoy haciendo este muralito referente a los danzantes, un mural muy queretano”, indica.

En esta ocasión, expresa, el mural que realiza fue un encargo de los habitantes de la vivienda. Le dieron libertad creativa, pero que tuviera simbolismo y relación con los concheros.

“Hay una idea de base, siempre. Pero les digo que me den un poco de libertad (creativa) y que me dejen explayarme, pero sí, hay una idea de base, y van saliendo las cosas”, abunda.

Apunta que crea las piezas de acuerdo a cómo se van dando las cosas. Por ejemplo, dice que las personas que quieren la obra primero le mandaron una fotografía de la pared. Viendo las dimensiones, comenzó a imaginar lo que podría colocar, viendo que por los metros podría pintar Los Arcos y otras cosas.

FOTO: DOMINGO VALDEZ

“Pasé varias veces por aquí antes de iniciar. Pensaba en cómo hacerle. Estando aquí ya hay que improvisar un poco y va saliendo el dibujo”, asevera.

Dentro del muro hay una puerta. Eso no es obstáculo para Guillermo, quien dice que la misma pintura que usa en el muro se utiliza para el metal. El arte es camuflarla.

Mientras Guillermo trabaja la gente que pasa por avenida Zaragoza voltea a verlo. Mira con curiosidad al artista urbano, mientras él pone color color y vida a las paredes de la ciudad.

A un lado de sus botes de pintura y brochas hay un jarrito con café. La bebida sirve para calentar a Guillermo, quien trabaja a la intemperie y con una temperatura fresca en la capital queretana.

El ruido de los autobuses, vehículos y motocicletas que circulan por una de las avenidas más importantes y simbólicas de Querétaro parece no distraer al muralista que continúa con su trabajo en silencio, con una sonrisa en el rostro.

Guillermo dice que tiene muchos murales hechos en la capital queretana, sus intervenciones se encuentran en diferentes puntos, pues a dónde le llamen él va para crear piezas artísticas. “La cosa es seguir pintando y no perder el hilito”.

Subraya que le gusta mucho hacer murales con motivos mexicanos, que tengan que ver con la historia del país y las culturas originarias del territorio. Son sus favoritos, los ha creado en restaurantes, principalmente.

En estos negocios, los restaurantes, las intervenciones van de acuerdo al concepto del lugar. Dice que uno que le gustó mucho es uno con motivos de la cultura maya.

La dificultad para hacer un mural, comenta, depende mucho de las bardas, el tipo de pared y aplanado, pues hay algunas que son rugosas y es complicado trabajar en ese tipo de superficies. En cuanto a los diseños, Guillermo detalla que cualquier imagen la puede lograr.

Agrega que le gustaría que su trabajo fuera visto por más queretanos, intervenir en sitios concurridos, donde más gente pueda apreciar sus obras.

“Mi idea es hacer murales en la ciudad, que los pueda ver más la gente, más que en restaurantes, que sea en lugares públicos. Esa es mi tirada. Como en este caso que este mural tiene muy buena vista a los que pasan por aquí”, añade.

Afirma que los lugares que le gustan para hacer intervenciones son los puentes. Hay otros espacios en la ciudad que también se pueden usar como lienzo de concreto, para darle color a los muros.

Imagina que debe de haber algún programa de gobierno que apoye a los muralistas urbanos como él para intervenir en sitios públicos, pero lo desconoce, ya que no ha buscando.

“En mi caso no sé a dónde ir o acudir, pero esa es mi tirada, hacer cosas a la vista de más gente”, precisa.

Guillermo asegura que cuando ve termina su trabajo siente satisfacción, se queda un tiempo contemplando su trabajo. Luego de unos días vuelve a pasar por ahí. Los comentarios de la gente también, cuando son positivos, le agradan y le satisfacen.

En su intervención en San Francisquito, puntualiza, como pasa mucha gente le hacen comentarios y lo felicitan por su trabajo artístico.

Guillermo toma un sorbo de café y regresa al trabajo. Toma un pincel, lo cubre de pintura azul y detalla los brazaletes del conchero. Su obra está casi terminada.