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Luego de más de un año de enfrentar cara a cara la pandemia de Covid-19, el equipo de enfermería del Hospital General en Querétaro, continúa atendiendo a pacientes víctimas de este virus.
Las enfermeras, además de un agotamiento físico, han acumulado cientos de historias familiares que pesan sobre ellas, porque el lazo entre paciente y enfermera es tan íntimo, que casi no puede distinguirse.
Mientras los doctores, atareados por la carga de trabajo, consultan, medican y realizan otro tipo de labores incluso administrativas; las enfermeras no sólo monitorean signos vitales, también toman la mano de sus pacientes, leen cartas de sus familiares, hacen videollamadas, dan malas y buenas noticias a las familias que esperan en vela a las afueras del nosocomio, e incluso, rezan —sea cual sea su religión— por la recuperación de sus pacientes.
“Yo he visto a compañeras desesperadas, rezando por sus pacientes, en verdad esta pandemia nos ha puesto a prueba a todos, nadie estaba preparado para esto, pero las enfermeras siempre hemos estado ahí, al pie del cañón, siempre junto a los pacientes”, comenta Martha Salomé Orduña Cruz, quien es enfermera desde hace 23 años en el Hospital General de Querétaro, convertido en hospital Covid desde marzo del 2020, cuando la pandemia llegó a la entidad.
Martha reconoce que durante sus más de 2 décadas de trayectoria como enfermera, nunca había enfrentado una crisis sanitaria como esta, y de igual forma, nunca había temido tanto por su vida, como sí lo hizo durante los últimos meses.
Para la profesional, llegar al nosocomio y cubrirse completamente con el overol tipo tyvek, googles, cubrebocas, doble guante y botas quirúrgicas, se volvió algo de todos los días; a veces agregaba una máscara médica con dos respiradores, porque toda protección es poca, considerando la letalidad del virus que ha cobrado millones de vidas en todo el mundo.
Martha Salomé Orduña Cruz hace una pausa en su jornada de trabajo para hablar con esta casa editorial sobre su experiencia como enfermera en medio de una pandemia.
Una línea rosácea marca el contorno de sus ojos, prueba de los apretados googles que a veces utiliza durante más de 8 horas. Acalorada, quizá por el overol tipo tyvek que mucho se parece a un sauna, explica con modestia que tiene 23 años de trayectoria, pero aún así aprende todos los días de sus compañeros y compañeras enfermeras.
Calma momentánea
Actualmente, al interior del nosocomio se vive una calma momentánea, pues es cierto que el número de internados ha disminuido, así como también es cierto que el virus sigue rondando la ciudad y contagiando a nuevas personas.
Comparado con el panorama de hace algunos meses, y tomando en cuenta que el 100% del personal médico ya fue vacunado contra el Covid-19, los y las enfermeras también se sienten más protegidos, situación que influenciado en su estado anímico.
“Ha sido un año de muchas emociones, vives cosas muy fuertes, aprendes a la fuerza a manejar la frustración, porque en el peor momento de la pandemia veíamos a muchos de nuestros pacientes intubados, veíamos que muchos pacientes morían a pesar de todos nuestros esfuerzos. Es algo que te marca, que llevas siempre contigo”, relata.
“Ahora sí hemos notado una disminución en el número de pacientes, pero sabemos que debemos seguir alertas porque esto no se ha acabado. Yo he sido muy afortunada, nunca me contagié de Covid, y ahora que ya tengo mi vacuna eso también me hace sentir más segura, me deja concentrarme aún más en mi trabajo. Y por el otro lado también hemos perdido compañeras, ha sido muy duro todo este proceso”.
Martha recuerda aquella regla siempre dicha en las escuelas de Enfermería y Medicina, que las enfermeras debían estar presentes en los momentos de mayor crisis sanitaria para la humanidad, y casi sin pensarlo, esa crisis llegó. Por eso se dice orgullosa de pertenecer al gremio de enfermería, y de siempre estar al frente combatiendo al virus.
Orgullosa, reconoce que la metodología para canalizar y atender pacientes Covid, fue perfeccionada día a día por las enfermeras.
“La verdad es que las enfermeras perfeccionamos todos los procesos en el hospital, nos enfrentamos a algo desconocido y aún así trabajamos en equipo, nos organizamos y obtuvimos los mejores resultados que pudimos. La labor de todos es muy importante, pero el trabajo de la enfermera es fundamental”.
“Se requiere un alto grado de empatía y humanidad, ponerte en los zapatos del otro, todas nosotras sin tener que hacerlo hacíamos videollamadas entre pacientes y familiares, les leíamos cartas de familiares y amigos, les damos ánimos, eso es algo que no te enseñan en la escuela, eso nace de ti”, apunta.
Día internacional de la Enfermería
Este 12 de mayo se celebra el Día Internacional de la Enfermería, con el objetivo de reconocer la ardua labor de enfermeros y enfermeras.
De hecho, para Martha Salomé, este año más que ningún otro, hay mucho que celebrar, pues el gremio de enfermería ha sido fundamental en el combate contra el Covid-19; pero también reconoce que cada vez la labor de la enfermera obtiene el reconocimiento que merece.
“Sí hemos tenido avances, hace algunos años se consideraba a la enfermera como alguien inferior al médico, alguien que sólo estaba ahí para pasarle instrumentos, pero no, ahora se nos reconoce como iguales, ahora se sabe que la enfermera no trabaja para el médico, sino que trabaja a la par que el médico”, comenta.