“A mi equipo y a mí nos caracteriza el buen trato a los animales, la paciencia y sobre todo el amor con el que hacemos este trabajo”, dice Janet Carvajal, quien estudia la Licenciatura en Medicina Veterinaria y Zootecnia en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y desde hace más de un año, para sostener sus estudios universitarios, pasea y baña perros.
Tres perros corren de un lado a otro del parque canino. Janet, su hermana, Daira Roldán, y Yonatan Sanjuan, ayudante de Janet, vigilan que las mascotas a las que cuidan jueguen en paz. Este proyecto, el cual comenzó para sobrevivir, menciona que lo ha visto crecer en el poco tiempo que lleva funcionando.
“Fue en un momento cuando lo estaba pasando mal. Traté de independizarme. Estudiaba Biología, entonces pensé en cambiarme de carrera, y para estar segura de esto entré a trabajar en una veterinaria, para darme una idea. De hecho, ahí me enseñaron lo que sé.
“Se me complicó por el horario y porque era muy poca paga en ese momento y tuve que buscar otro trabajo para solventar mis gastos. Pensé en aplicar lo que aprendí, y así fue cómo comenzó”, indica.
Jonathan, quien la auxilia desde hace un año, lleva a dos Beagles con sus dueños, mientras Janet va por otros dos canes. Su hermana Daira, que lleva apoyándola tres meses, pasea a otro. Este es un día de mucho trabajo para la joven estudiante y sus asistentes.
“Ahorita estamos los tres aquí. Ahorita estoy de vacaciones, es por eso estoy de lleno, pero la verdad es que la carrera es muy demandante. Entre semana ellos me ayudan en esta parte y posteriormente el fin de semana soy yo”, subraya.
El trabajo lo hacen en las primeras horas de la mañana. Conforme avanzan las horas el calor se hace más intenso y es menos soportable tanto para humanos como para los animales.
Janet recuerda que vivía en La Pradera y pidió a los vecinos que la incluyeran en los grupos de ventas locales para anunciar su negocio. Comenzó, dice, con costos muy bajos para hacerse de experiencia.
Indica que inició con un perro, aún sin dejar su trabajo, pero poco a poco se hizo más grande y más demandante, por lo que ahora, además de sus estudios le dedica tiempo completo al paseo y aseo de los canes.
Precisa que el número de perros que tiene a su cargo varía mucho. Actualmente es temporada alta, pues por las vacaciones de verano mucha gente sale y deja a sus mascotas en el servicio de pensión que ofrece.
“Ahorita tenemos pensiones, paseos, y sobre todo los fines de semana tenemos muchos baños. Entre semana suele estar un poco calmado, pero a partir de los miércoles se comienza a cargar el trabajo. Podemos terminar con 30 perros a la semana, como podemos terminar con 10”, asevera.
Actualmente, platica, tiene tres perros en la pensión. El fin de semana pasado terminó el de cuatro más.
Explica que cada perro tiene su personalidad, por lo que hay que tener mucha paciencia para el trabajo, siempre hay que tratar a los animales con mucho amor y paciencia, técnica que les ha funcionado, pues subraya que cuando ellos, como cuidadores, están estresados, los perros lo pueden sentir “y te hace menos caso”.
“He tenido experiencias con varios perros tanto reactivos, que son agresivos, o antisociales. A veces he tenido que probar varias técnicas con cada uno. Tengo que acercarme poco a poco, llevarme la correa, dejarles un premio. A veces llevármelos con los ojos tapados (ríe). He tratado con perros agresivos y todo ha estado súper bien. Me han rasguñado, pero no me han mordido”, enfatiza.
Sobre los dueños de las mascotas, dice que el trato con los clientes humanos ha sido bueno y sin problemas.
Los tres jóvenes corren a donde jugaban los perros. Las carreras y persecuciones escalaron de nivel y ahora hay una riña entre dos de los canes. Todos les hablan por sus nombres y chocan las palmas para hacer ruido y distraerlos. El incidente entre ambos animales no pasa a mayores. Minutos después ambos perros juegan como si nada hubiera pasado.
Sobre el cuidado a otras mascotas, acota que hasta el momento sólo brinda atención a perros, pues los gatos son más especiales, se necesita un espacio muy cerrado donde no haya entrado ningún perro porque se estresan muy fácil por los olores de los caninos.
Dice que quizá con el tiempo y con un lugar más amplio pueda tener espacios diferentes para cada especie.
Sobre su trabajo, Janet dice que en un principio su familia pensaba que era un pasatiempo. De hecho, precisa, no querían que dejara su anterior trabajo, de mesera. Pero ella decidió que tenía que seguir su sueño, al que le tuvo fe desde el primer momento, y poco a poco han visto los resultados.
“Ahorita están muy felices porque con esto pago mi escuela, me mantengo yo, y ven que es algo que va de la mano con mi carrera”, agrega.