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Durante una semana completa se han vivido altercados en diferentes ciudades de España por el encarcelamiento del rapero español Pablo Hasél. Las marchas han comenzado con llamamientos pacíficos para pedir la liberación de su héroe musical, mismo que navega con una bandera anarquista y quien arrastra varias cuentas pendientes con la justicia.
Hasél, de 32 años, es hijo del empresario Ignacio Rivadulla, expresidente de la Unió Esportiva Lleida de 2007 a 2010. El nombre de Hasél lo utiliza inspirado por un personaje de un libro de cuentos de literatura árabe; fue condenado a nueve meses de prisión, seis años de inhabilitación y cerca de 30 mil euros de multa por delitos de enaltecimiento del terrorismo e injurias contra la Corona e instituciones del Estado español. El fundamento de la condena es enaltecimiento del terrorismo en las redes sociales y en las letras de sus canciones.
Centenares de jóvenes se concentran en apoyo al cantante, que desde la cárcel ha emitido un comunicado en el que llamaba a “defenderse”, tras cosechar la ratificación de la tercera de las cuatro condenas que pesan sobre él. Toda España habla del rapero Hasél, quien ha sido detenido por los Mossos d’Esquadra en la Universidad de Lérida, donde permaneció encerrado y resguardado tras conocer la pena de prisión a la que le condenó la Audiencia Nacional.
La detención del rapero no solo está causando movilizaciones violentas, sino también culturales. Más de 200 artistas han firmado un manifiesto en el que reclaman su liberación.
