El propósito de Jesús Reyes Bustos, director de la Casa de la Cultura Ignacio Padilla, es acercar las actividades artísticas y culturales del lugar a los habitantes de las colonias cercanas, como El Retablo, La Era, Los Alcanfores, en su mayoría adultos mayores.
Entre árboles, la Casa de la Cultura Ignacio Padilla sobresale con sus muros blancos, en su mayoría, pues en un costado tiene un grafiti mural hecho para dar más vida a la construcción que ya tiene cuatro décadas, durante las cuales tuvo diferentes usos.
Explica que el espacio ha sido Casa del Trabajador, escuela, salón de eventos. Hace cinco o seis años el municipio de Querétaro lo recupera porque había personas en situación de calle viviendo ahí. Se hace centro cultural y se convierte en sede de la Orquesta Sinfónica Juvenil del municipio, aunque también se imparten talleres de todo tipo.
“Cuando recibí esto era una bodega. Había máquinas amontonadas, los salones estaban pintados de negro porque eran bodegas. Soy antropólogo de carrera. Sé que no podemos venir a imponer, porque la misma gente se cierra. Esto es horizontal y quiero empezar a invitar a la gente”, abunda.
Jesús expresa que el trabajo para involucrarse con la comunidad es lento, aunque se avanza, pues la promoción es de boca a boca.
Añade que la gente de las colonias cercanas “está sacada de onda” con lo que pasa en su “Catra” (abreviación de la Casa del Trabajador), como le llaman los vecinos a la Casa de la Cultura. A ellos, los vecinos, les cobraban por esa casa, pero la dejaron caer. Estuvo cuatro años abandonada, con los vidrios rotos. Luego llegó el municipio, la rescató y activó.
Jesús explica que cuando la recibió anunciaban que se impartían clases de inglés, pero no las había, era un “elefante blanco”. “La misma gente no sabe que esto existe, fuera de aquí, no saben que existe, no lo conocen. Mi idea es cada mes traer escritores, aprovechando que me muevo en esos medios”.
Dice que uno de sus objetivos es apoyarse con prestadores de servicio social para que hagan un mapeo, que vayan de casa en casa para saber qué les gustaría a los vecinos para tener actividades en su “Catra”.
“Este polígono de colonias, como La Era, La Florida, Constituyentes Fovissste, y otras dos, son de pobladores en su mayoría de la tercera edad. Hay muy pocos jóvenes y muy pocos niños, si no es por la secundaria de aquí.
Voy dirigido a la tercera edad también, aunque debo de combinar cosas modernas, y que quizá no están en la estética de los señores mayores. Lo que intentamos es atraerlos a ellos y a los pocos jóvenes que hay. Es casi un 80% de población fija que es de la tercera edad, y los pocos jóvenes se van a Los Alcanfores a activaciones físicas. Quiero que haya talleres de poesía, de creación literaria y activarlo de manera integral”, abunda.
Precisa que no sólo son los talleres clásicos para los adultos mayores, como tai chi o yoga, también quiere brindar cursos en los que se les enseñe a usar un teléfono inteligente o cualquier dispositivo móvil.
Activación física. Carmen Macías León ofrece clases de fitness grupal retomando ritmos de antaño con los cuales montan coreografías y acondicionamiento físico en la Casa de la Cultura Ignacio Padilla.
Explica que aunque sus clases de activación física van dirigidas a todo público, con ritmos como el cha cha chá, mambo o swing, hasta el reggaetón y hip hop, se concentra más en la activación y fortalecimiento físico con adultos mayores, además busca el bienestar emocional de sus alumnos.
“Lo emocional lo trabajamos tratando de sentirnos cómodos, divertirnos, pensar que estamos en esta vida y que no solamente hay que llenarla de pendientes y preocupaciones, sino que también hay que liberar, reír. Cuando reímos en la clase o nos animamos, estamos trabajando el área emocional.
Es interesante. De alguna manera me relaciono mucho con mis alumnos que han tenido la confianza de platicarme sus problemas, sus preocupaciones o sus felicidades. Eso, de alguna manera, hace que nosotros como maestros podamos apoyar moralmente, o con un consejo, o con una observación a nuestros alumnos. Ellos, al mismo tiempo, tienen el derecho de hacernos algunas observaciones”, sostiene.
Dice que el trabajo con los adultos mayores es especial, pues este tipo de actividades les sirven para estar más activos y acompañados, pues muchos están ya solos porque sus hijos dejaron el hogar familiar o son viudos. Además de que al ritmo de sus capacidades físicas van trabajando. Destaca que para trabajar con las personas de la tercera edad también se lleva un control médico.
Una parte esencial es decirles a los adultos mayores que deben de darse un tiempo para ellos mismos, pues aunque es bueno cuidar a los nietos, deben de tener un espacio para ellos, que disfruten de su vida.
“A mí también me nutren. El simple hecho de verles resultados. En esta clase de adultos mayores también se les lleva un control de avance. Eso también los motiva a seguir acudiendo”, precisa.
El trabajo de los maestros de los diferentes talleres hacen esfuerzos para incluir en las actividades a los adultos mayores y a todos los vecinos. Carmen puntualiza que se ha podido identificar con ellos, y todos los días da su mejor esfuerzo, junto con todo el personal de la “Catra” para que ese espacio sea tomado y retomado por los vecinos.