Nuestras Historias

La diabetes le ha provocado ansiedad y dolor de cabeza

Al principio, Martha “batalló” para adaptarse a su nueva vida saludable

Foto: Guillermo González
30/11/2018 |06:55
Domingo Valdez
ReporteroVer perfil

Martha Elvia Cañas vive desde hace siete años con diabetes. En un principio “batalló” con la enfermedad, en especial para adaptarse a la nueva alimentación, pero dice que ahora se controla y lleva una vida saludable.

Aunque hace cinco años tuvo una recaída por la muerte de su hermano, Martha dice que su estilo de vida ha cambiado poco, aunque hay cosas que no puede dejar como los refrescos de cola.

Actualmente, Martha atiende un negocio de jugos que sus padres les heredaron a ella y sus hermanos en el mercado Escobedo.

“Me cambió al principio, luego ya no tanto. Al principio te dicen que tienes que llevar una dieta de tantas calorías. Entonces dices ‘ya no puedo comer nada, ya sólo voy a comer esto’. Sin embargo, yo no hago una dieta al 100%.

“Hay alimentos que, por ejemplo, comí ayer y no comeré sino hasta la próxima semana o, en el caso de los refrescos, que no puedo dejar de tomar, pues hay cosas que no combinan con el agua porque provocan reflujo. Mi médico internista me decía que si me tomaba un refresco chico tenía que entrar en la dieta de las calorías”, explica.

Martha interrumpe la charla para saludar a los locatarios que ocasionalmente pasan frente al local. Responde con una gran sonrisa y voz amable mientras se toma las manos, pues hace frío.

Ahora, luego de varios años viviendo con diabetes la rutina de Martha ya es diferente, sin tanta presión, y con algunos consejos que toma aquí y allá. Explica que a ella le gustan muchos los nopales, alimento que se dice tiene propiedades para controlar los niveles metabólicos del organismo, y que la mayoría de los nutriólogos aconsejan comer.

También dice que es aficionada a los tacos de flor de calabaza y muy poco de la carne, a menos que trabaje fuera de casa. Además, hay otro impedimento para que consuma cárnicos.

“Tengo artritis reumatoide, entonces comer carne o productos de puerco me afecta, porque me duelen las articulaciones”, abunda.

Recuerda que cuando le detectaron la diabetes tenía los niveles de azúcar en la sangre en 220 mg, cuando lo normal es entre 80 y 110, algo que no le sorperendió tanto, pues por genética sabía que podía suceder.

Complicaciones.

Martha dice que hace cinco años tuvo complicaciones con la enfermedad debido a la muerte de su hermano. “Ahí fue cuando padecí dolores de cabeza, cansancio, ansiedad. Luego supe que todo eso era consecuencia de la diabetes. A mí me da mucha ansiedad”.

Agrega que en su familia su madre es diabética, y casi todos en su familia materna padecen esta enfermedad, mientras que por parte de su padre los males cardiacos son frecuentes en la familia.

Como la enfermedad es hereditaria, asevera, dos hermanos eran diabéticos y ya fallecieron. A una hermana que todavía vive le dan ataques de ansiedad y le da por comer, dice. Mientras que ella maneja la ansiedad con actividades, porque cuando no hace nada se siente estresada.

Apunta que la diabetes cambió la dinámica de su familia en casa, pues tres de sus hermanas y dos sobrinas, quienes viven con ella, tuvieron que adaptarse a su dieta, además de que vigilan lo que consume.

Sin embargo, a algunas de las mujeres de su casa las deben de separar, pero por el consumo de sal, aunque ella puede consumirla de manera regular, pues no es hipertensa.

Precisa que tener diabetes no limita que pueda comer de vez en cuando algo fuera de dieta. Dice que ocasionalmente puede comer o cenar taquitos, pero saben que al otro día deberá de ser mucho más disciplinada en la dieta, o que no puede comer tacos nuevamente en unos días o semanas.

Añade que hasta la fecha no ha tenido grandes complicaciones con la diabetes, pues su disciplina y el estilo de vida le favorecen que esté sana. Excepcionalmente, dice, padece alguna diarrea, o le dan infecciones en las vías urinarias, pues no sabía que los diabéticos están más propensos a tener ese tipo de infecciones recurrentes.

Sabe, como muchos diabéticos, que parte esencial de llevar una vida sana debe de tener actividad física, pero como usaba coche, “eso nos hace flojos”, pero ella busca trucos para hacer ejercicio.

Como los médicos recomiendan caminar media hora, busca hacerlo diario con algunas actividades que hace. Procura caminar al menos 20 minutos.

Martha sabe que debe de cuidarse y no le cuesta tanta trabajo, esquivando las tentaciones de manera sencilla. Agrega que prefiere comer fruta que un chocolate. Sabe que debe de cuidarse para seguir disfrutando de una buena calidad de vida y buena salud.

La sobrina de Martha la observa desde el puesto de jugos, intercambia miradas y sonrisas. Martha puntualiza que trata de no excederse en algunos alimentos que le gustan. Lo que no puede dejar, confiesa, es el refresco. Además toma el medicamento que le dan y que debe de ser obligatorio para llevar una buena vida, evitando los efectos secundarios que sufren los diabéticos.

arq