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Yerusha Razo García es psicóloga, educadora sexual y coordinadora del Centro Luna, un espacio de acompañamiento emocional y terapéutico con enfoque de perspectiva de género, humanista con especialidad en sexualidades de manera integral.
En el marco del Día del Amor y la Amistad, Yerusa Razo conversa con EL UNIVERSAL Querétaro para definir el concepto de amor.
Indica que el concepto de amor no se puede definir desde una sola vista. “Me parece que cada cultura tiene su concepto y definición de amor y son tan variadas como personas hay en el mundo”, aunque “a grandes rasgos, el amor es un sentimiento que tienes hacia otras personas, y a ti misma”.
¿En qué momento empezamos a aromatizar el concepto de amor?
—Comencemos con que el amor es una idea, que como casi todo, se patriarcalizó. La idea romántica viene desde ahí.
Tendríamos que escarbarle para encontrar a estos hombres que definieron cómo se tenía que amar. El amor es también una demostración de afectos, conductas, pensamientos y deseos. En la actualidad se romantiza cuando creemos que todo es bonito, pero me parece que parte de amor y de amar también va de la mano con aceptar que una relación con alguien, del tipo que sea, no siempre va a ser agradable. La idea romántica del amor es creer que todo está perfecto y que nos salen corazones por todos lados.
En esta mezcla de sensaciones que nos posibilita el amor, ¿cómo diferenciarlo de el deseo, el cachondeo o de las simples ganas de estar con alguien?
—Yo creo que sí se puede diferenciar, pero me parece que primero tendríamos que sentarnos a hacer un ejercicio de honestidad propia y aclarar que es lo que sientes por la otra persona. Y una vez teniendo esa lucidez saber cómo me voy a comportar con esa persona, el deseo es mucho más sencillo de saber.
El amor es el sentimiento de nobleza y empatía por alguien más que tiene las posibilidades de manifestarse de muchísimas maneras. Tener la certeza de esta pregunta nos lleva a no ser irresponsable a la hora de amar a alguien más.
¿Cómo definiríamos la responsabilidad afectiva?
—La responsabilidad afectiva es reconocer que estoy compartiendo algo, lo que sea, con un otro. Y requiere un buen trato. La responsabilidad afectiva es honestidad, no sólo con el otro, sino contigo mismo para saber decirte qué quiero.
Kilos de empatía y sobretodo necesita mucha valentía, porque se trata de decir lo que quieres, lo que puedes dar, lo que también quieres recibir.
¿El amor es para siempre o cuántas veces se puede enamorar el ser humano?
—No lo sé.
¿Cómo se domestica a eros? —No es domesticable; ¿cómo puedes contabilizarlo?
¿Y puedes desenamorarte?
—Sí, claro. El desenamoramiento va de decir “ya no me gusta, no es lo que quiero, no estoy cómoda o ya no es para mí”.
En ocasiones vemos el amor como un acto temporal de adolescencia y juventud, pero... ¿qué pasa con los adultos mayores, ellos también se enamoran?
—Creo que sí puede ser temporal pero no [por] eso un acto de una edad en específico.
Esa es otra de las absurdas ideas románticas que se tiene del amor: que el amor le pertenece a los jóvenes.
¿Cómo definiríamos el poliamor y que implica?
—Para toda relación se debería tener responsabilidad objetiva, pero se le conoce mucho al poliamor como uno de los estructos donde se requiere mucho más de esta responsabilidad.
Poliamor va de compartirme enamorada, de manera romántica o sexo-afectiva con más de una persona al mismo tiempo. El poliamor me parece un concepto radical que viene a demostrar que se puede, de manera sana, afectiva, estar con más de una persona. Las personas que se viven amorosas han atravesado un valiente reconocimiento de “me gusta más de una persona y lo quiero vivir”.
La idea romántizada del amor es esclavista, es muy de pertenencia, de propiedad. Y el poliamor reconoce dinámicas relacionales no tradicionales.
¿Las aplicaciones de citas pueden confundir al usuario que busca el amor romántico?
—Las aplicaciones son un medio, el problema es que nos confundimos y dejamos de verlo como es. Éstas son un medio para conocer a alguien más, pero el simple hecho de pensar que alguien o algo te va a resolver una ausencia propia me parece muy irresponsable.
Desde tu experiencia como educadora sexual, ¿cómo podemos librarnos del porno de romanticismo?
—Para liberarnos no hay como preguntarnos qué nos gusta a nosotros y hacer un ejercicio de honestidad y preguntarnos ¿que quieres? ¿a ti que te gustaría que pasara?, para poder compartirlo. Siempre voy a hacer la invitación a que le entremos a procesos terapéuticos. Las relaciones amorosas son tan complicadas que ni Dios ni el diablo tienen pareja. Las relaciones son una negociación.