Ser intérprete de la lengua de señas mexicana le ha ayudado a Daniela Navarro Mones, además de ser útil para la comunidad de sordos en Querétaro, a conectar con sus sentimientos, alcanzando niveles de comunicación que el español no puede lograr.
Con 30 años de edad, comunicóloga de profesión, pero por pasión, intérprete de lengua de señas mexicana desde hace 13 años, Daniela señala que en ese entonces, cuando tuvo contacto con la comunidad de sordos, ella era parte de una organización llamada Sé Líder Querétaro, para fomentar el liderazgo en jóvenes. Ella estuvo ahí, pero un día llegó una persona nueva, de nombre Alejandro, diciendo que quería participar. Le dieron la bienvenida.
Después de cuatro o cinco reuniones, Alejandro llegó con otra persona, de nombre Juan. Daniela narra que en un momento levantó la cabeza y vio a los dos hombres platicando con las manos.
“Era la primera vez que yo veía a una persona sorda en mi vida. Yo no sabía lengua de señas mexicana, pero se me caía la baba, porque siempre he sido empática y servicial. A quien pueda ayudar, me gusta ayudar. Cuando vi a los sordos y empecé a aprender lengua de señas, me apasionó muchísimo”, dice.
La lengua de señas, indica, permite comunicarse con el cuerpo. A ella, comenta, no le gustaba su voz de adolescente, no quería usar su voz, por lo que empezó a comunicarse con su cuerpo, e incluso le enseñó a conectarse con sus emociones. Los sordos, afirma, le enseñaron que hay que conectar con todas las emociones y que entre más profundo se conecte con las mismas, mejor se puede comunicar con el mundo, sin filtros, sin juicios, sin críticas.
A veces las palabras del español no alcanzan para expresar lo que hay en el corazón o en la cabeza. La lengua de señas sirve para incluir a los sordos, pero también sirve para autoconocerse, conectar con las emociones.
“Cuando empecé a interpretar nunca se me va a olvidar que los sordos se me acercaron después de una conferencia y me dijeron: ‘Hablas muy bien en lengua de señas, pero no te entendí nada porque no me estás expresando nada con tu cara’. Claro, a mí me daba pena hacer gestos. Me ponía a interpretar y mi cara era seria todo el tiempo. No estaba acostumbrada a hacer gestos”, relata.
Agrega que llegó a su casa, se puso frente al espejo y comenzó a hacer gestos, haciendo caras de acuerdo con sus sentimientos. Hasta que luego de una hora haciendo gestos, pudo expresar con su cara lo que sentía.
Daniela precisa que la lengua de señas mexicana la aprendió con los sordos de Querétaro, no la estudió en ningún lado, simplemente acercándose a esta comunidad. “Los sordos son los que me han enseñado todo. Los sordos han sido mis maestros”.
Dice que sí, es otro idioma, pero que “es más sencillo que cualquier otro, porque los sordos tienen reglas gramaticales muy sencillas. Por ejemplo, no conjugan verbos, no usan conectores, no hay preposiciones, conjunciones, adverbios.
Se vuelve una lengua, tanto para escribirla como para hablarla, muy sencilla. Gramaticalmente se parece mucho más al inglés que al español. Es muy sencilla. La gente piensa que no, y por eso no la quieren aprender, pero es bien fácil.
"Yo la lengua de señas la aprendí en dos meses”, subraya.
Primero, enfatiza, se debe de quitar el mito de que aprender lengua de señas mexicanas es difícil. Recomienda a la ciudadanía que se acerque a una persona sorda y que se intente por lo menos lo básico, pues para cualquier emergencia con una persona sorda puede ser útil.
Además, al no conocerse la lengua de señas mexicana, las personas, los servidores públicos pueden caer en discriminación, e incluso en la violación de sus garantías individuales, al no poder brindar la atención que necesitan en ciertas emergencias médicas o judiciales, porque nadie los sabe atender.
“Hay muchos sordos en el estado que te necesitan, no sólo para una emergencia sino para tener una vida normal, para tener amigos, para sentirse parte de este México, porque ellos son mexicanos, pero se sienten como extranjeros por la barrera de comunicación y eso es gracias a nosotros, que la verdad no nos ha dado la gana aprender lengua de señas”, puntualiza.
Este 10 de junio se llevará a cabo el congreso Unidos por la señas, evento organizado por Latido Sordo, Manos Libres, Entrelace y Escucha tus Manos, para conmemorar el Día Nacional de la Lengua de Señas Mexicana.
Jesús Enrique Díaz, director general de la asociación Latido Sordo, en la cual trabajan en proyectos educativos, laborales y de inclusión en general en favor de la comunidad sorda, dice que de acuerdo con el Inegi, hay siete mil personas sordas en Querétaro, aunque la cifra no es la más actualizada, por lo que actualmente pudieran ser más.
“Hay diversos trabajos, ambientes laborales en los cuales se desempeñan, pero la mayoría se encuentran trabajando como operadores en fábricas. Es importante trabajar en crear oportunidades para personas sordas y que se puedan dedicar a lo que ellas decidan”, precisa.