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Diego Armando Vargas es estudiante de segundo año en la licenciatura en música en el Conservatorio, y es uno de los alumnos que muestran su talento y también enseñan a locales, turistas y curiosos que se acercan a tocar uno de los seis pianos que han sido colocados en el Centro Histórico de Querétaro, como parte del proyecto Insitu Piano.
Con este proyecto, desde el pasado 31 de marzo y hasta el último día de abril, seis pianos estarán ubicados en diversos puntos del primer cuadro de la ciudad, con la finalidad de acercar el arte a la ciudadanía y sembrar una semilla en aquellos que tal vez no han tenido contacto con un piano, la música y el arte, pero que tienen el talento, las ganas y la vocación de hacerlo.
La iniciativa surgió del colectivo Siguienteescena, encabezado por René Venegas, quien lo acercó a la Secretaría de Cultura del Municipio de Querétaro, de donde obtuvo una respuesta positiva para llevarlo a cabo y replicar así un proyecto que inició en 2008 en Londres y que hasta ahora ha llegado a 70 ciudades del mundo.
Los pianos se encuentran en la Alameda Hidalgo, Plaza Fundadores, Plaza de Armas, Plaza del Obispo, Jardín Zenea y Andador Madero, y es en éste último donde encontramos a Diego.
“Ha sido muy grato para mí estar trabajando en este proyecto, es bonito que otro músico, un violinista, un guitarrista o alguien que le gusta cantar, se acerque y te pregunte si te sabes cierta canción y entonces es muy bonito para mí hacer música y la gente aún se acercan un poquito más porque dice: están haciendo algún ensamble o algo así; también me han comentado algunas personas que se sientan a escuchar, que les gusta mucho, que los relaja y es una experiencia nueva que no habían visto en Querétaro”, relata.
El joven envía un mensaje a quienes se han planteado si es buen momento para comenzar a estudiar música o simplemente aprender a tocar algún instrumento.
“Nunca es tarde para nada, siempre hay tiempo suficiente y pienso yo que si se tienen las ganas y el gusto por la música, a cualquier edad se puede empezar. En el Conservatorio hay niños desde los tres años hasta adultos mayores estudiando música, entonces pienso yo que no es tanto ‘el ya no puedo’, sino las ganas de querer hacerlo”.
René Venegas es responsable de este proyecto y relata que fue hace 10 meses cuando se acercó por primera vez a la Secretaría de Cultura municipal, momento desde el cual se comenzó el trabajo para llevarlo a cabo, no sólo en la compra de los instrumentos, sino su intervención por parte de artistas plásticos queretanos.
“Los pianos se compraron, son pianos en perfecto estado que con buen mantenimiento pueden durar 100 años o más. Estos pianos los intervinieron artistas locales, artistas profesionales (…) tienen personalidades muy distintas las obras de arte que se plasmaron sobre los pianos, se buscó que tuvieran la temática como de acercar y fusionar mundos con la finalidad de que la gente que normalmente no tiene contacto con un piano, lo tenga, y esa es la idea que cada artista plasmó en los pianos”, explicó.
René destaca que además de los jóvenes del Conservatorio, a la actividad se sumaron cerca de 30 pianistas profesionales, con conciertos en los diversos puntos donde se ubican los pianos.
La secretaria de Cultura del municipio capitalino, María Teresa García, resaltó que esto ha permitido que la gente no sólo tenga un acercamiento al piano y a la música, sino que también han podido convivir con pianistas reconocidos “que normalmente están en una sala de conciertos”, lo que ha generado una interacción social que ha generado dinámicas diferentes.
“El arte siempre va a ser un contrapeso a lo fuerte que está la situación en el mundo y está muy probado, en términos de estudio y de investigación teórica, que la apropiación del espacio público a través del arte, que los espacios destinados a la cultura son fundamentales para la ciudad, pero también hay que explorar nuevas formas de acercarlo, habrá gente que nunca entra al teatro, pero que a lo mejor, si tú le llevas el teatro a la calle, teatro de calidad, se va a acercar a mirarlo o a escuchar el concierto y poco a poco vas a generar un real interés por la cultural y al final, como el flautista de Hamelin, vas a hacer que la gente vaya a los teatros, a las galerías, a los museos y vayamos provocando esta diferencia entre entretenimiento y cultura”, explicó.