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Adrián López muestra con orgullo una pintura del Hombre Araña, mientras explica que para darle el acabado que logró, utilizó tela que contribuye al matizado y relieve de la pieza. El joven, sicólogo de profesión y empleado en una empresa de ventas, señala que aprendió de manera empírica la pintura, pues desde niño gustó de este arte, que ahora desarrolla en su tiempo libre.
Con su hermano, Eduardo López, “nos dedicamos a hacer pinturas, a hacer cosas de coleccionismo, más centrados en la pintura que es de cómics, de películas, el personaje favorito que quiera la gente y también de caras y de mascotas.
“Empezamos hace dos años ya formalmente, pero toda la vida he dibujado y pintado. Me sigo dedicando a la venta de artículos de cocina y esto lo hago en mi tiempo libre. Esto es empírico. Desde chico empecé a dibujar, a trazar. También leyendo libros, a otros autores, sobre todo mucha tendencia japonesa. Los autores japoneses son los que han influenciado”.
Adrián exhibe sus cuadros en eventos especiales y convenciones. Recientemente lo hizo en un evento en el Centro Cultural Manuel Gómez Morín, donde su trabajo llamó la atención de todos los visitantes, que se detenían por unos minutos para ver con calma los detalles de los cuadros de Adrián.
Spiderman, Batman, así como otros personajes de cómics, son parte del trabajo y la inspiración para Adrián y su hermano, quienes muestran con orgullo sus creaciones, aunque Adrián reconoce que ahora, cuando ve sus primeros trabajos, los aprecia “ muy feos”.
“He visto mis dibujos desde que tenía ocho años y siempre hay una mejora, estar siempre dibujando, dibujando”, indica.
Explica que las horas dedicadas a una pintura son variables, dependiendo si utiliza óleo o acrílico. Calcula de ocho a dos horas, de acuerdo a lo complejo de cada trabajo y el material.
A la semana realiza en promedio dos cuadros, pues aunque son pocas horas y puede ser terapéutico, también es estresante pintar un cuadro, pues desde que se piensa así se debe de llevar a cabo hasta el final.
Comenta que a través de sus redes sociales se pone en contacto con clientes. Además de amigos que recomiendan sus trabajos. Usando los recursos de la tecnología y la recomendación de boca en boca es que poco a poco se hace de clientes que compran su trabajo o le encargan algo en especial.
Entre los cuadros que exhibe se encuentra una pintura de un loro que, dice Adrián, es su mascota, pues también puede tomar como un modelo a un animal o una persona para hacer un cuadro con el estilo de los cómics.
La demanda, dice Adrián, es amplia de este tipo de trabajo. Confiesa que los cuadros que lleva a las exposiciones y los eventos son “de muestra”, pues siempre habrá personas que quizá no gusten de Spiderman, pero quieren a León-O, de los Thundercats, por lo que a pedido de cliente lleva a cabo una pintura.
Incluso, cuando la gente ve su trabajo le preguntan si da clases de pintura. “En realidad nunca he tenido un método para enseñar esto que yo sé, entonces nunca se me ha ocurrido dar clases y más ahora con la pandemia se cortó un poco la interacción con la gente”, afirma.
Reconoce que ha pensado ocasionalmente en dar clases, principalmente a niños, pues indica que hay mucha gente que le pide las clases para sus hijos que comienzan a dibujar, pero necesitan de alguien que los vaya guiando.
En el stand donde Adrián exhibe su trabajo las personas llegan y toman fotografías. La gente pregunta por los precios luego de unos minutos de mirar el trabajo de Adrián, quien con gusto muestra las pinturas que lleva para mostrar su arte.
Los trabajos que más llaman la atención del público, quizá por el reciente estreno de una película de ese superhéroe, son los de Spiderman, algunos de ellos recordando el trazado original del personaje, con los colores azul y rojo característicos del ícono surgido en 1962.
“Llama mucha la atención un cuadro de Spiderman, porque tiene textura en el traje, al que le puse tela, lo pegué y le puse tela para que se viera con más detalle”, enfatiza.
Aunque la pintura de Spiderman es la estrella en este momento, dice que entre toda la comunidad de coleccionistas hay gustos variados.
Recuerda que tiempo atrás le pidieron hacer un cuadro muy mexicano con personajes de historietas mexicanas.
El cliente quería un cuadro con Kalimán, Karmatrón, El Santo, Fantomas y el Chapulín Colorado y con una pirámide de fondo. “Ese me gustó mucho porque era algo que no había hecho, pero el cliente lo había pedido así”, subraya.
Junto con los cuadros de Adrián, en el stand se exhiben las réplicas de Arcades o “maquinitas”, como se les conoce, que hace su hermano Eduardo, quien es coleccionista de muñecos, y que con mucho detalle las elabora para poner a sus “monos” a jugar.
Adrián sigue atendiendo con amabilidad a los aficionados a los cómics, quienes le piden permiso para tomar algunas fotografías. El joven artista asiente, permite que esas fotografías, que pueden terminar compartidas en redes sociales, sean promoción para su trabajo y el de su hermano.