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Hay sabores para todos los gustos: mantecado, mamey, fresa, piñón, chocolate, queso o limón, pero también garambullo o vino tinto... son sólo parte de las 26 diferentes opciones que conforman la barra de Nieves Luna, de preparación 100% artesanal.
A sólo unos minutos de la capital queretana, en la zona de El Limonar, en el tradicional barrio Hércules, desde temprana hora el hielo, las frutas frescas, la leche, el agua y la azúcar están listos para mezclarse y transformarse en litros de nieve.
La nieve de mantecado es el sabor preferido por los queretanos, dice José Luis Luna Campos, quien encabeza el pequeño negocio familiar, que en el próximo mes de abril estará celebrando 25 años de satisfacer los paladares de sus clientes.
“Todos los días, antes de las siete de la mañana, empezamos a preparar la nieve, como es el picar el hielo, pero desde un día antes ya se ha hervido la leche”, destaca José Luis, quien reconoce que han padecido los estragos económicos que ha traído la pandemia de Covid-19.
Se trata, dice, de dos años en los que las ventas cayeron hasta en un 50%. Hoy se enfrentan a un 2022, “muy complicado”, esto debido a que todavía no se retoma el ritmo de actividad previo a la pandemia y el consumo en negocios (entre ellos restaurantes y hoteles, así como eventos sociales, tanto públicos como de la iniciativa privada) aunado a la crisis económica, tiene a varias personas sin poder recuperar su empleo y a otras más con reajuste a la baja en sus ingresos, condiciones que provocan ventas menores.
La temporada
Hoy, con esta limitante económica y haciendo frente a “la cuesta de enero” que se prolongará todavía un mes más, el negocio familiar de nieves ya se prepara para la mejor temporada de venta de su producto artesanal, que inicia en el mes de marzo y concluye en los primeros días de octubre.
Luna Campos espera que este 2022 que recién ha iniciado sea mejor que el año anterior, no sólo para los negocios pequeños familiares, sino para la actividad productiva en general, al punto que permita la conservación de las fuentes de empleo.
La historia
“Todo inició en 1978, haciendo labor social para sacar fondos de las fiestas patronales de la Virgen de la Purísima Concepción. Mi papá, así como Don Ángel Gómez y yo, nos dedicamos a vender nieve únicamente los domingos afuera de la casa de mis padres, así empezamos en esa época, y al terminar la temporada de las fiestas dejamos de vender, pero después Don Ángel le dijo a mi papá que siguiera vendiendo y para hacerlo nos prestó las herramientas”.
Recuerda que de esta manera inició el negocio de la familia con la elaboración de solo dos tinas de nieve, una de mantecado y otra de limón.
Una labor que se mantuvo por diez años y en 1988 decidió seguir en esta actividad de fin de semana, pero sólo junto a su esposa y fue en 1997 que abrieron su local en el barrio de El Limonar, un año después realizaron el proceso de marca registrada y un proyecto al que se sumaron sus hijos.
Asegura que han sido años de trabajo y esfuerzos diarios para sumar mercados, como también sabores de alta calidad, que ahora son reconocidos no sólo a nivel local, sino más allá de las fronteras, pues tiene clientes extranjeros que durante su estancia en Querétaro han sido recomendados para degustar sus productos, ya sea en barquillo, canasta o vaso.
“[Al negocio acude] gente de Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina, además de hondureños, venezolanos y desde India, Alemania o Francia, esto a raíz de intercambios que hay con las familias aquí”, explica.
Abunda que “hay muchos clientes que vienen directamente porque han sido recomendados por conocidos o familiares y llegan aquí directo”.
Proyectos
En medio de esta nueva normalidad, y con la incertidumbre de un nuevo año que inició con una ola de contagios, José Luis Luna informa que los proyectos de expansión e, incluso la incursión de esta marca queretana en el modelo de franquicias, se ha pausado por la crisis sanitaria y económica, pues “tenemos claro”, agrega, “que la prioridad es mantener los negocios y las fuentes de empleo”.
“Para lograr estos propósitos requerimos atraer más clientes y mantener siempre la calidad del producto artesanal”, destaca José Luis, quien además ha sido parte importante de la Feria de la Nieve y la Barbacoa, que ya suma 13 años de realizarse en el barrio Hércules.
Finalmente, el comerciante resalta que en estos dos años de epidemia algo positivo se ha generado y tiene que ver con el fomento del consumo local, es el apoyo que ha habido entre los diferentes negocios y de esta manera encaminarse juntos hacia la ruta de la recuperación económica.