Los hombres descargan de la camioneta las plantas de marihuana (también conocida popularmente como "Juanita", "mota", "mafu", "Juana") que donó el Club Aramat, organización en pro del uso médico de la cannabis. Una decena de plantas de esta especie fueron llevadas a la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), cómo parte de un convenio de colaboración para desarrollar e investigar las propiedades terapéuticas de esta especie.
Así, la UAQ se convierte en la primera universidad en la entidad en llevar a cabo una investigación de este tipo y la cuarta a nivel nacional. En México son las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM), la Michoacana y la Autónoma de Nuevo León (UANL).
Las plantas son trasladadas desde Huimilpan hasta la Facultad de Ciencias Naturales de la UAQ, en Juriquilla, donde serán resguardadas en el vivero de la institución para comenzar los estudios de sus propiedades.
José Guadalupe Gómez Soto, director de la Facultad de Ciencias Naturales; Víctor Hugo Cambrón Sandoval, profesor investigador de la misma facultad; Francisco Gerardo Martínez Ramos, presidente del Colectivo Aramat México, y Ramiro Cornejo Mendoza, asesor jurídico de la Facultad de Ciencias Naturales, encabezan la ceremonia en la entregan las plantas a la máxima casa de estudios de la entidad queretana.
Cambrón Sandoval, investigador de la UAQ, explica que “el convenio se basa en el desarrollo de conocimiento científico de las aplicaciones médicas e industriales. Sobre todo con la parte de caracterización de una variedad que permita a la universidad hacer esa extracción, ya con una variedad propia, que pueda desarrollar diferentes aplicaciones sobre todo en diferentes formas de ver, no la parte sensacionalista, sino de una parte de aplicación científica”.
Martínez Ramos, presidente de Aramat , destaca por su parte el convenio, al ser el primero que se firma en la entidad de este tipo y con la universidad, que además cuenta con un amplia gama de protocolos y estructura, además de las autorizaciones y amparos.
“No conozco otro movimiento que esté trabajando de esta manera, con estos avances y con estas intenciones. Lo que dice el doctor Víctor Cambrón es importante porque de ahí parte el surgimiento de la industria.
“La medicina, actualmente y legalmente, trabaja desde una extracción vegetal de la cannabis y los médicos lo primero que dicen es que si se va a recetar a un paciente primero debemos tener la variedad vegetal. Saber qué planta es, qué nos va a producir y tenemos que registrarlo, para que a partir de esa variedad vegetal podamos mejorarla y obtener mejores resultados, como concentrados y producción de derivados farmacológicos. Esa es la parte vital de esta colaboración”, subraya.
El olor a la cannabis es penetrante. La camioneta es llevada hasta uno de los estacionamientos más cercanos al jardín botánico de la Facultad de Ciencias Naturales, donde también se encuentra un vivero. Las plantas se guardan en una zona reservada, una especie de jaula de malla ciclónica, cerrada con candado, para evitar que alguien se las pueda llevar.
Gómez Soto, el director de la Facultad, añade que en algunos países como Colombia, las sustancias extraídas de la cannabis se aplican a metabolitos para cuestiones de producción animal. Son algunas de las líneas de investigación que pueden empezar a surgir, porque la facultad cuenta con la Licenciatura en Horticultura, que se encargaría de la caracterización vegetal y la producción de la biomasa.
Asimismo agrega que se cuenta con investigadores que trabajan en salud humana y que también trabajan con la producción animal y con la salud animal. Por ello, se pueda hacer una colaboración interesante a partir de este primer acercamiento con la organización.
El personal de Aramat, señala Martínez Ramos, acudirá a la facultad a regar las plantas y monitorear su desarrollo. Para este proceso de investigación, entre personal de la UAQ y de Aramat, trabajarán 12 personas, cifra que puede crecer con el desarollo del proyecto, que se estima pueda ser a largo plazo.
“Los trámites no son rápidos. Esto, al ser tan nuevo en el país, es muy complejo jurídicamente. Hay temas para la adquisición legal de la genética que hay que traer de otros países que lleva meses. Es algo a largo plazo”.
“Para que podamos caracterizar una de las variedades vegetales la tenemos que cultivar. Su crecimiento puede llevar de cuatro a seis meses, y eso es apenas un ciclo. Tenemos que mejorarla, conociendo, nutriendo, para no meternos con 20 genéticas, sino perfeccionar una y eso lleva tiempo”, enfatiza.