Miguel Ángel Ferrer López es un agente de Movilidad en Querétaro, desde hace cuatro meses dirige el tránsito en el Centro Histórico de la capital y se encarga de que todos respeten el reglamento vial; da paso a los peatones, a los vehículos y recuerda a quienes visitan la zona la importancia de respetar los espacios designados para las personas con discapacidad.
Fue el 31 de enero de 2022 cuando Miguel Ángel se puso por primera vez el uniforme de la Secretaría de Movilidad del municipio de Querétaro; después de que vio la convocatoria en un grupo de lesionados medulares del que forma parte, decidió aplicar para la vacante.
“Invitaron a las personas con discapacidad, porque había una vacante y yo levanté la mano. Me hablaron, me citaron para una entrevista un día miércoles, me contaron de qué se trataba, me gustó (…)
“Mi labor aquí es muy aceptada por mis compañeros, por la corporación, doy gracias por la inclusión que se dio, porque el municipio volteó a mirarnos a nosotros, la verdad ya hay más personas con discapacidad que nos están llamando y tenemos que salir de nuestras casas”, apunta Ferrer López.
Don Miguel señala que más que vigilar, su labor consiste en crear una cultura en las personas, no sólo que respeten los lugares designados para personas con discapacidad, sino para que comprendan que el mundo no se termina para aquellos que están en una silla de ruedas y tienen mucho que ofrecer.
“A partir de que llegué aquí, mucha gente me empezó a notar, empezó a verme, muchos me aplaudieron, algunas personas me preguntaron que cuánto dinero había dado, que quién me estaba apadrinando, pero les dije la verdad, que vi una convocatoria, levanté la mano y aquí estamos”, relató.
Asegura que lo primero que se quita de la cabeza al salir de casa es el paradigma de que lo vean con lástima, como una persona necesitada o enferma; por el contrario, busca salir con la cabeza en alto consciente de que tiene todo a su alcance para salir adelante, de las limitantes, pero sabiendo que “no hay mayor barrera que la que tú no te pongas”.
Don Miguel señala que aunque hay camino por recorrer en materia de infraestructura y transporte para personas con discapacidad, reconoce que se ha avanzado en los espacios que se han abierto para incluir a todas las personas.
“En los primeros días subieron a Instagram una imagen y me hablaron de Jalisco, que se les hizo padre la idea porque nunca habían visto a una persona en silla de ruedas en Movilidad, entonces creo que esto va rompiendo barreras, el que te vean a veces aquí y piensen pobrecito, no puede, les demuestra que sí somos útiles”, agrega.
Todos los días por la mañana, a partir de las 8:00 horas, se le puede ver en las bahías de la calle Ezequiel Montes, dentro del primer cuadro, donde comienza por hacer respetar la ciclovía, pues los automovilistas no lo hacen; después revisa que los lugares designados para personas con discapacidad estén libres y ocupados por personas que en verdad lo necesitan.
Tras su accidente, Miguel Ángel se dedicó a vender pan para seguir aportando ingresos a su familia; sin embargo, hoy, como agente de Movilidad, se muestra orgulloso y relata con una sonrisa en el rostro cómo su hija de cinco años (de los cuatro hijos que tiene) está orgullosa de su papá y quiere llevarlo a presumir a su escuela.
“Ésta es mi vida, rodar por las calles de Querétaro y te juro que me gusta mi trabajo, cuando le comenté a mi familia que iba a trabajar en Movilidad se rieron y ya después cuando me vieron no se la creían, lo que me llena de orgullo y motivación para salir adelante.
“Tengo cuatro hijos, tres jovencitos de 20, 18 y 16, y una niña de cinco años, quien muy gustosa dice: mi papá ya no va a vender pan, ahora va a ser policía, va a ser oficial.
“Ella quiere un regalo, que vaya a su escuela a dar el pase para que me vean y voy a pedir un permiso a la Secretaría de Movilidad para darle pase a los niños de su preescolar, porque toda esa cultura viene desde niños, para que te ubiquen”, indica Miguel Ángel.
Miguel Ángel recuerda que fue un 9 de julio de 2017 cuando tuvo un accidente automovilístico, en el que pasó por alto ponerse el cinturón de seguridad y terminó expulsado del vehículo, quedando cuadrapléjico.
“Yo iba a trabajar, almorcé y, por lo lleno que iba, en cinco minutos pasan las cosas, ya no me puse el cinturón de seguridad, me seguí avanzando, salí de la carretera, dio tres vueltas la camioneta, yo en la primera vuelta salí disparado y tuve una lesión medular en las cervicales seis y siete, una lesión medular incompleta”, relata.
Después del accidente fue trasladado a una unidad del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en la Ciudad de México, donde fue operado y se quedó un mes hospitalizado, para regresar hasta el 18 de agosto de 2017 a Querétaro, donde vio reunida a toda su familia.
“Te da mucha emoción el saber que ahí está (tu familia), saber que es una segunda oportunidad la que tienes para salir adelante y la verdad después de ahí viene un duelo, porque dependes de las personas, no puedes bañarte solo, tienes que hacer uso de pañales desechables, a veces lloraba como parte del duelo”, comenta.
Pero fue cuando se incorporó al grupo de lesionados medulares en el Centro de Rehabilitación Integral de Querétaro (CRIQ) cuando se dio cuenta que había personas en condiciones más difíciles y con retos más grandes, que decidió tomar la oportunidad y salir adelante.
“Hacer ejercicios me ha ayudado y he salido adelante, si no hubiera salido de ese confort de estar en mi casa, a lo mejor no estuviera trabajando, estaría metido en mi casa a lo que Dios diga”, concluye.