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Son casi las 9 de la mañana y emprendemos el camino, saliendo desde la capital queretana, con rumbo a la Sierra Gorda de Querétaro, nos despide una gran afluencia de vehículos y una carretera 57 con una circulación pesada.
Tomamos la desviación rumbo a Bernal, van a ser apenas las 10 de la mañana y el día se siente como para descansar y no estresarse por el trabajo, nos acompañan las nubes por gran parte de las primeras horas, hasta las 11:30 am, aproximadamente, cuando dejamos atrás el semidesierto queretano y hacemos la primera parada en una de las casitas que aparecen entre el angosto camino, rodeada de árboles y bosque.
Se trata de la fonda Las Manzanitas, que dirige doña Mary, quien está acompañada por su nuera; son dos mesas largas las que ocupan el lugar, de esas que recuerdan cuando uno comía en familia en la casa de la abuela, incluso el olor de la cocina trae de regreso esa memoria.
María Agua Sánchez le ofrece al grupo que viaja con destino a las entrañas de la Reserva de la Biosfera un saludo amable y un delicioso té para el camino, mientras recuerda que fue hace más de 10 años cuando comenzó con un pequeño puestecito de gorditas y antojitos mexicanos a pie de carretera, en la comunidad de Puerta del Cielo, La Cañada, en Pinal de Amoles.
“Vendía gorditas a orilla de carretera, pusimos una lona y nos pusimos a vender con una hija que tengo y ahí nos la llevamos, pasando mucho frío, y agua y todo y gracias a Dios, con doña Paty (Ruiz Corzo), me ofreció un apoyo y construyó mi localito”, comenta.
Decidieron nombrar al lugar La Manzanita pues en esa zona se dan esa fruta y cuando es temporada, su hijo, su nuera y sus nietas acostumbran a “bajar a vender manzanitas”, que ella muele para hacer jugo y, en lugar de refresco o café, los clientes se pueden tomar un vaso de jugo de manzana.
La flor de maguey es otra de las bondades que doña Mary recolecta del campo y la sirve en sus platillos.
La cocina junto con la costilla de cerdo y mientras la carne se dora en el comal, la flor de maguey se cuece al mismo ritmo y después se sirve en salsa, aunque también se puede preparar con huevo y en otros platillos.
La fonda de La Manzanita es un pequeño lugar que se siente como a hogar, donde doña Mary ofrece a los viajeros un plato de una deliciosa comida casera, desde unas costillas con nopales, un huevito con frijoles de la olla, una buena salsa de molcajete y, por supuesto, la mejor atención del lugar.
Siempre hay café, dice, doña Mary, quien comenta que sus clientes son, principalmente, la gente de las comunidades aledañas, viajeros con destino a Jalpan o aquellos que, por el contrario, van de Jalpan hacia
Querétaro, algunos de Landa o de San Juan del Río, pero son más locales, “porque casi el turista no pasa por aquí, se va a donde es cosa de turistas”.
Tras visitar a doña Mary, continuamos con el viaje hasta nuestra siguiente parada: la fonda El Milagro, ubicada entre pinos, donde se puede disfrutar de un delicioso platillo mexicano, y, además, tener como música de fondo el río que corre por debajo de este lugar construido como cabaña, todo a base de madera, entre pinos y robles.
El lugar es de Alfonso Miranda Miranda, quien relata que desde hace 12 años su esposa y él iniciaron este sueño; empezaron vendiendo en un pequeño puesto de gorditas y quesadillas, que fue creciendo conforme la clientela y los visitantes seguían llegando; el Grupo Ecológico Sierra Gorda fue de los primeros en apoyarlos con las primeras mesas y sillas e, incluso. los primeros platos.
Hoy, su esposa está enferma, pero él y su hija se han hecho cargo del negocio, una parada obligada en el trayecto hacia la Sierra Gorda.
Aunque Alfonso comenta que la cocina no fue su primera elección, pues después de haber sido militar durante nueve años, intentó buscar el sueño americano —como muchos en los municipios serranos—, tras caer en la cárcel en Estados Unidos entendió que lo mejor era perseguir sus sueños en su tierra.
“Primero fui militar nueve años, posteriormente me fui al sueño americano, pero fue la mala pata que no me fue muy bien, por varias cruzadas que tenía me agarraron y caí a la cárcel dos meses y la verdad yo nunca en mi vida había estado en la cárcel y entonces ya no volví, no fue por ningún delito, fue por tantas agarradas que me habían dado y yo seguía terco de querer cruzar”, relata Alfonso.
En El Milagro, los viajeros pueden probar platillos típicos mexicanos, como bistec a la mexicana, bistec con papas, chicharrón con nopales, papas con chorizo, carne de puerco, caldo de res y pollo.
Pero también cuentan con una amplia variedad de platillos a la carta, como carnes asadas, la tradicional cecina, además de diversos platillos a base de mariscos.
Para don Alfonso, cocinar se ha convertido en su forma de vida y se le ve feliz al entrar en su cocina de piedra, donde sirve de los platillos más ricos de esta Ruta del Sabor Sierra Gorda.
“Si le dijera que no sabía ni cocer un huevo cuando me fui para el otro lado, oiga, a pesar de que era militar y no sé por qué, pero sí me gusta hacerlo, ya con ver a mi esposa, así aprendí.
“Hemos tenido grandes satisfacciones, que la gente que viene dice: muy rico, muy sabroso y se siente muy bien”, cuenta mientras sonríe y asegura que acepta críticas de su comida, buenas y malas, pues sabe que todos los días se aprende.