Nicola Rostichelli es un enamorado de la muñeca artesanal Lele, aunque en realidad es un amante de las tradiciones y cultura mexicana.
Él es un italiano, empresario de comunicaciones, además de ser creador y director de la plataforma de webcams para la promoción turística.
Rostichelli tuvo la cercanía e inquietud de conocer los talleres y manos de las artesanas que elaboran esta pieza que es un sello de identidad del municipio de Amealco.
Cuando viaja le acompaña una Lele que sabe se quedará en el extranjero en los cafés u hogares de sus familiares y amigos.
En semanas anteriores Rostichelli tuvo la oportunidad de viajar a Qatar, epicentro del futbol mundial. Hasta allá también le acompañó Lele en cuatro versiones de tamaño. Una de 1.5 metros, dos más de 60 centímetros y otra más de un metro.
Esta fue una estrategia de promoción turística durante el Mundial de Futbol, coordinado por la Secretaría de Turismo del estado de Querétaro (Sectur) a través de su coordinación de eventos especiales y la empresa Webcams de México, propiedad de Nicola. Esto se implementó durante los partidos de la Selección Mexicana.
Lele se va de juerga
El peregrinar de la muñeca artesanal nos recuerda el performance de la serie fotográfica de Nacho López, La Venus se va de Juerga, en donde al paso de estas Venus, las miradas se adherian incrédulas a las figuras cargadas por un desconocido.
Los distintos tamaños de Lele cumplían con diferentes necesidades. Las de 60 centímetros podían ingresar libremente a los estadios. La de un metro podía estar presente en espacios públicos, como sillas de restaurantes, bancas, monumentos e interactuar con cualquier persona; y la de 1.5 metros se convertiría en un referente el en restaurante Viva México.
Lele pudo ingresar a los estadios donde jugó la Selección Nacional y fue la sensación no sólo entre los connacionales. Rostichelli narra que las personas se acercaban a preguntar quién era y qué andaba haciendo tan lejos. Incluso un queretano avecindado en Qatar lloró al ver al ícono de su estado.
De esta manera, Lele conoció desde periodistas argentinos, personas asiáticas en el metro, mujeres iraníes en las calles y también se retrató con policías qataries y hasta con el canciller Marcelo Ebrard. La muñeca, según cuenta Rostichelli, terminó con las trenzas deshechas y despeinada.
“Así se va a quedar”, indicó. Es parte de la juerga de pasar por las manos del mundo. Unas versiones más pequeñas de Lele se han ido en las manos de niños que se han enamorado de la pieza artesanal.
La versión de la muñeca de 1.5 metros estuvo fuera del restaurante Viva México en un pedestal, ahora vive en un lugar estratégico del restaurante para que las personas puedan acercarse y escanear su pasaporte que tiene un codigo QR que remite a su historia.
Al paso de los días la versión de un metro se quedó en una barda de la ciudad de Doha.
Dejar sentada a la muñeca en Qatar no era un peligro de extravío, pero Lele desapareció. Un operativo que Nicola describe, tan impresionante como su una persona hubiera desaparecido se montó para saber dónde se encontraba Lele.
Incluso los medios de comunicación y la embajada de México en aquel país preguntó “¿Qué pasó con Lele?” y en las redes sociales se creó el hashtag #RescatandoALeleEnDoha.
Fue tan potente la noticia que en el último partido del Tricolor contra Arabia Saudita, los fans de la Selección saudí preguntaron al ver la Lele de 1.5 metros en el estadio si esa era la muñeca perdida, pero se aclaró que no, que la extraviada era la versión de un metro.