Liliana Ruiz Carrasco es Intérprete de la Lengua de Señas Mexicana (LSM) desde hace más de 25 años. En Querétaro es la única perito traductor de la LSM en el Tribunal Superior de Justicia, y uno de los dos intérpretes certificados ante el Consejo de Nacional de Normalización y Certificación de Competencias Laborales, según datos del 2018.

Es especialista en interpretación de temas jurídicos, lo que implica una preparación de varios años pues se trata de un lenguaje con términos complejos, en el que la temporalidad es punto clave.

Lo más común es que se encargue de traducir juicios familiares, en donde la violencia es un tema recurrente. También ha interpretado testimonios de mujeres violentadas, por lo que la responsabilidad es doble.

“Soy la única perito traductor del Tribunal Superior de Justicia. En el tema de impartición de justicia, la falta de intérpretes es la gran deuda con la comunidad sorda, por una buena o mala interpretación un culpable obtiene la libertad o la condena, porque dentro de la declaración se habla mucho del pasado, del presente, se juega mucho con los tiempos, y la interpretación debe ser muy precisa, si no se hace bien se confunde al sordo y no da un testimonio correcto, es muy delicado. No cualquier intérprete le entra a estos temas”.

“Me han pasado muchísimos casos en donde las mujeres logran la manutención, detienen al agresor, etc, gracias a una correcta interpretación de sus testimonios. Ellas son personas vulnerables en ese sentido porque el agresor dice ‘si no habla no me puede delatar’, cuando en realidad no saben que hasta pueden hacer retratos hablados. La satisfacción más grande es ver la cara de alegría de una persona sorda que está en el tribunal y ve que podrá ser atendida correctamente en su búsqueda de justicia; por ejemplo cuando son mujeres que han sido violadas, que ven al agresor detenido encarcelado porque hubo alguien que las escuchó y fue un puente de comunicación para acusar y desmentir".

Inicios

Liliana comenzó a aprender la Lengua de Señas Mexicana hace más de 25 años. Es testigo de Jehová, y en una ocasión no pudo dar un mensaje de alivio y consuelo a una persona sorda, experiencia que la marcó para siempre; en ese momento se juró que dicha situación no volvería a pasar.

Así que comenzó a relacionarse con integrantes de la comunidad sorda, asegura que estos han sido sus mejores maestros. Además de los amigos sordos, Liliana también aprendió de profesionales certificados, aunque recuerda que aprender LSM hace más de 20 años no era nada fácil.

“En esos años no había las herramientas tan extraordinarias que tenemos ahora para aprender la lengua de señas mexicana, ahora hasta mediante aplicaciones celulares, antes era una locura aprenderlo, yo hacia dibujos de cada seña con su significado”.

Código de ética

Como en cualquier otra profesión, en la Interpretación de la LSM se tiene un estricto código de ética que los intérpretes deben seguir para realizar un trabajo profesional. Por ejemplo vestir con colores oscuros para que resalten las formas de las manos, ser puntual, discreto, entre otros.

Sin embargo, no todos los intérpretes cumplen con el código de ética, lo que ha causado molestias en la comunidad sorda de Querétaro.

A pesar de los años de profesionalización, actualización y preparación para obtener la certificación profesional, el trabajo del intérprete de la LSM no siempre es valorado por los contratistas, sobre todo por autoridades de gobierno que en varias ocasiones prefieren contratar a intérpretes que cobran menos o que incluso regalan su trabajo.

“Ser un intérprete certificado implica mucho trabajo, debemos estandarizar nuestros conocimientos de acuerdo a las normas, pero como en todos los campos, también aquí hay deslealtad, y hay quienes por no cobrar nada o por cobrar muy barato se quedan con los trabajos, esto implica la calidad del servicio que brindan”.

“Las autoridades en algunas ocasiones prefieren irse por lo más barato, aunque la calidad del servicio no es la misma. La gente sorda que va a esos eventos me dice que el intérprete no tiene ética ni profesionalidad en su vestimenta, que llevan el cabello suelto, llamando mucho la atención, la forma en que se paran no es la correcta, etc”.

Lengua fascinante

A pesar de ser intérprete de la LSM por más de 25 años, Liliana aún no termina de maravillarse con dicha lengua. Asegura que la lengua constantemente se está actualizando según los nuevos términos y modismos, por ejemplo la palabra bullying que recientemente se incluyó a esta lengua.

“La lengua de señas es inimaginablemente bella, en ella puedes tener ritmo, poesía, pausa, elegancia, propiedad, pero también puedes ser corriente, vulgar, hablar en doble sentido, con insinuaciones sexuales como en cualquier otra lengua. Para mí, más que una configuración de la mano es el sentimiento con el que expresas la seña, todo va ligado con las gesticulaciones; diría que el 80% de esta comunicación lo dan el cuerpo y la expresión facial, el resto son la forma de las manos. Somos una bocina humana, por eso es tan importante ser fieles a nuestro trabajo”, comenta.

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