En la extinción está el giro de librerías en Querétaro. Un sector que en la última década ha registrado el cierre de alrededor del 70% de estos negocios.
El presidente de la Asociación de Libreros de Querétaro, Ricardo Rabell Dávalos, comenta que de 32 librerías que tenía la entidad hace 10 años, hoy subsisten nueve, y de estas solo Sancho Panza es negocio independiente, y con venta de libro de texto. Además es la más antigua, con 62 años en el mercado.
“Desafortunadamente estamos hablando de hace unos diez años que podíamos presumir que Querétaro era de las ciudades que tenía el índice más alto per cápita de librerías en el país, y se han ido acabando una a una; éramos 32 librerías, y quedamos en el estado 8 o 9, todas en la capital, solo tenemos una en San Juan del Río, y en el resto del estado prácticamente no tenemos librerías”, lamenta.
Las causas de esta “agonía” tienen que ver tanto con la decisión de empresas editoriales de negociar directamente con escuelas para la venta de los libros de texto, y el comercio electrónico, que acapara parte importante de la comercialización de libros, pero también el bajo nivel de población lectora que el país en general presenta.
Con estos elementos la expectativa de repunte de ventas con motivo del recién iniciado ciclo escolar es solo del 20% con relación a su actividad diaria. Las largas filas de padres de familia en busca de libros de texto quedaron en el pasado, señala.
“Ya no es como antes, la mayoría de las escuelas, las particulares, venden casi todo dentro. Lo tratan directamente con las editoriales y a las librerías nos dejan fuera de la jugada. Las escuelas públicas son muy pocas las que piden libros, lo que solicitan son guías y en la mayoría también las venden ahí; entonces en librerías se ha acabado el tumulto”, lamenta.
Rabell Dávalos que se encuentra al frente de la librería Sancho Panza en el centro de la capital queretana, deplora que hasta ahora nadie haya querido entrarle al tema de la venta de libros en las escuelas.
“Nadie ha querido entrarle a ese problema. Si considero que está mal porque han hecho ahí un mercado muy triste, desafortunadamente algunas escuelas, no todas, se van por el descuento que le da la editorial, más que por el contenido de los libros. Muchas veces llegan los agentes y dicen le doy el 20 y otros el 30% de descuento, que no nos dan a nosotros como librerías, y aparte les dicen te regalo esto”.
Menciona que han sido las editoriales las que impulsaron la venta de los materiales en las instituciones educativas, por lo que en estos momentos son pocas las que acuden a librerías.
Comenta que la comercialización de libro de texto en los establecimientos a principios de agosto y mediados de septiembre en años atrás, llegaba a representar 85% de la venta anual de los establecimientos, y ahora solo será del 10%.
Con esta baja actividad, “han abierto librerías, pero duran de tres a cuatro meses y vuelven a cerrar. Otras más que tenían cuatro a cinco años tuvieron que cerrar; entonces el número ha decrecido de 32 que éramos, quedamos de 8 o 9 librerías”.
Ricardo Rabell recuerda las librerías Cultura, Cristal, México o Julio Verne, que por años abastecieron los anaqueles para atender necesidades de los queretanos y que con el tiempo han ido desapareciendo.
Para el presidente de la Asociación de Libreros, el giro sigue aferrándose a su permanencia, aunque acepta que cada vez resulta más complicado tener las puertas abiertas por los factores citados, además de la competencia desleal que en años recientes enfrentan por parte de personas que sin tener un negocio establecido realizan ferias de libro en plazas públicas.
“Ahora se ha dado otra modalidad que también es muy preocupante porque se han dado muchas ferias, por parte de personas que se dedican a la venta de libros que no tienen librería establecida y estamos luchando contra esa competencia desleal, porque no pagan una renta, ni empleados, no pagan nada y andan buscando donde hacer ferias del libro”
Afirma que como agrupación han logrado que el municipio no autorice el desarrollo frecuente de estas ferias. “Querían estar todo el tiempo en plazas públicas, afectando a quienes si estamos formales”, puntualiza.
Dice que se trata de personas que en trabajaron en alguna librería, pero también quienes “han visto un nicho, y cuando le quitas los gastos que tenemos nosotros puedes ir sobreviviendo, pero están en la ilegalidad al no pagar impuestos, ni declarar sus ventas. Son como cualquier otro ambulante”, acusa.
Sin duda la tecnología también ha impactado en el ramo, y es que el comercio electrónico, encabezados por Amazon, y las redes sociales han ganado la preferencia ciudadana.
“Las redes nos han venido a afectar porque tenemos al mayor competidor del mundo que es Amazon, que empezó como una librería; es la mayor cadena de ventas en línea”, lamenta.
Explica que ante estas nuevas condiciones de venta lo que están haciendo los empresarios de la Asociación de Libreros es sumarse a estas tecnologías y promocionar servicios en redes.
Menciona que, como parte de sus estrategias de subsistencia, trabajan en acercar programas de promoción a la lectura, dar servicio a los lectores que quedan y buscar clientes hasta debajo de las piedras.