Los locatarios de Plaza de las Américas han resistido a casi un año de restricciones en horarios y aforo de clientes, debido a la contingencia sanitaria por Covid-19.
La Asociación de Condóminos de la plaza detalló que a inicios de 2020 se contabilizaban 360 locales abiertos, pero que, desde entonces, 160 espacios han cerrado definitivamente, 18 de estos por razones ajenas a la pandemia.
El resto bajó sus cortinas porque no aguantaron el paso, pues les fue imposible pagar la renta de sus locales y servicios debido a las bajas ventas.
Los locatarios de esta plaza y quienes han logrado sobrevivir a la crisis de salud y también a la económica se enfrentan a la cuesta de enero, las bajas ventas, así como al pago inmediato de impuestos, como el predial y licencias de sus negocios.
“Es increíble cómo el gobierno sabe de la crisis que atravesamos a nivel mundial, sabe que la economía está por los suelos, que se han perdido empleos y que cientos de empresas han cerrado y aun así te pide que hagas todos estos pagos.
“Entiendo que no nos den ningún apoyo económico, pero por lo menos no nos quiten lo poco que tenemos. Muchos de nosotros hemos intentado hacer el trámite para que nos condonen eso, pero los requisitos son muchos, algunos no los completamos y no tuvimos más opción que pagarlos”, comenta Gerardo Cano, locatario y miembro del comité de comerciantes de la plaza.
Casi un año sobreviviendo
Plaza de las Américas fue el primer centro comercial en la ciudad de Querétaro, y fue construida entre 1975 y 1978, según el cronista Andrés Garrido del Toral. Fue, en su momento, el centro más lujoso y exclusivo de la metrópoli, desplazando a los pequeños locales instalados en el corazón de la región.
Desde entonces, y con la llegada de nuevos centros comerciales como Antea, Plaza Galerías y más recientemente Puerta la Victoria, esta plaza es apenas un recuerdo de lo que alguna vez fue.
Los locatarios registran cada vez menos ventas y menos clientes en sus negocios. De manera contrastante, el estacionamiento de esta plaza se muestra siempre lleno de vehículos, aunque los pasillos de la plaza están casi desiertos.
Esto se debe a que el servicio de estacionamiento es gratuito, pues ni siquiera cuenta con plumas en las casetas de vigilancia, por lo que las personas lo usan como un gran estacionamiento frente a sus casas u oficinas.
“Uy no, ojalá todos esos carros fueran de clientes, las personas vienen y los dejan aquí para ir a trabajar o para ir a otros negocios, los dejan aquí porque no les cobran”, cuentan los locatarios.
La contingencia sanitaria ha orillado a muchos comerciantes a entregar los locales porque simplemente no hay ventas.
Los pocos visitantes que llegan a la plaza van directo a la gran tienda de autoservicio para surtir una despensa. Muy pocos clientes se detienen entre los pasillos para comprar ropa, zapatos, perfumes, hacerse un corte de pelo o manicure; algunos se detienen preguntar por el precio de algún artículo y siguen de paso.
Los comerciantes que siguen ahí reciben a cuentagotas alguna ganancia, que más bien es una recuperación económica, pues muchos deben la renta o la luz, así que ese dinero ni siquiera les pertenece.
La crisis económica ha pegado por igual a los locatarios con más de 15 años de antigüedad en la plaza, como a los que llegaron recientemente. Como Estela, que apenas en febrero del año pasado abrió su local en donde vende ropa para dama y caballero.
“Abrimos mi negocio en febrero de 2020 y en marzo de ese mismo año tuvimos que cerrarlo por lo del Covid-19.
“Estuvimos cerrados tres meses y aunque después volvimos a abrir ya no hemos podido recuperar las pérdidas, yo debo el pago de la luz, porque simplemente no tengo de dónde pagarla”.
Ninguna venta en el año
Estela cuenta, con pesar, que la última vez que recibió algún cliente fue en la víspera de Navidad. Después de eso, desde el 31 de diciembre hasta la fecha, no ha vendido ni una sola prenda.
“En lo que va de este año no he vendido nada, ni una prenda, ningún pantalón, ninguna blusa, es muy difícil.
“La verdad es que estoy pensando en cerrar el negocio, definitivamente porque ya no sé qué hacer, estoy rematando mis productos y aun así ni siquiera voy a recuperar lo que invertí”.
La situación no es muy diferente para Gerardo Amaro, quien ya tiene más de 10 años como locatario en esta plaza comercial.
Él considera que desde que inició la contingencia sanitaria sus ventas han caído 70%, pero ha resistido a casi un año en medio de la pandemia.
“Como locatarios no hemos recibido ningún apoyo de parte del gobierno, ellos sólo se presentan para revisar que cumplamos con las medidas sanitarias y con los horarios, porque ahora debemos cerrar más temprano que antes, es muy triste ver que sean tan duros con nosotros y no haya ninguna regulación en otras plazas, en los tianguis, en el transporte público.
“Este año ha sido muy difícil para todos, prácticamente estamos solos en la plaza.
“A las personas les diría que se den una vuelta a Plaza de las Américas, nuestra plaza es al aire libre, hay muy buena circulación de aire, hacemos lo que podemos para sobrevivir a esta crisis económica”, comenta.