Aprender lenguaje inclusivo, saber cómo dirigirse a una persona con discapacidad y dejar de usar términos peyorativos, despectivos e incluso infantilizar a las personas con discapacidad forma parte de la capacitación que se brinda a la ciudadanía y al personal del servicio médico para evitar cualquier tipo de discriminación.
Luz Mariana del Castillo Salas, integrante del Departamento de Integración Social y Enseñanza del Centro de Rehabilitación Integral de Querétaro (CRIQ) del DIF estatal, habló ante personal de salud del ISSSTE sobre los diferentes tipos de discapacidad: física, sicosocial, sensorial, intelectual o múltiple.
Luz, persona que vive con parálisis cerebral, compartió sus experiencias y habló de cómo la capacitación en el lenguaje incluyente de las personas con discapacidad deja un impacto positivo en la sociedad.
“Cuando nací me faltó oxígeno porque se me diagnosticó un infarto y a mi mamá le estalló la matriz. Es por eso que me faltó oxígeno. Los doctores que me atendieron en ese momento les dijeron a mis papás que no iba a vivir, o que si vivía no iba a ser capaz de hacer mucho”, narró Luz Mariana, apoyada de sus asistentes, quienes también impartieron la capacitación al personal sanitario.
Sus papás, asegura, la han apoyado a lo largo de su vida, yendo a cursos, a rehabilitación y realizando ejercicios. Por eso, ha podido desarrollarse mejor.
Karla Zúñiga Ramírez, licenciada en Educación especial, y Ana Laura Landeros Álvarez, licenciada en Inclusión educativa, ambas asistentes de Luz Mariana, interactuaron con los asistentes a la conferencia.
Explicaron los tipos de discapacidad que existen y cómo llamarlos de forma correcta, comenzando con el hecho de que las personas no padecen o sufren una discapacidad, sino que viven con una discapacidad.
Zúñiga Ramírez señaló que las personas con discapacidad no están en contra del lenguaje inclusivo, en el caso de la diversidad sexual, pues incluso hay quienes prefieren ser llamados de manera diferente.
Indicó que en la sociedad aún hay discriminación. Narró, por ejemplo, que hay ocasiones en las que van con Luz Mariana a algún lugar y la gente no se dirige hacia la mujer, sino a ellas que le ayudan a interpretar. “Ignoran a Luz y prefieren hablarle a la persona que la está interpretando. La ignoran, cuando ella ha estudiado, le ha costado y también está ahí, trabajando con ellos. Es una falta de respeto total a su humanidad”, enfatizó.
Entre las anécdotas que Luz Mariana compartió fue como cuando acude a sus consultas médicas, y los doctores le hacen las preguntas a sus acompañantes y no a ella, como si no estuviera ahí.
Zúñiga Ramírez retomó lo dicho por Luz Mariana y pidió dejar de ver a la discapacidad como una enfermedad o un problema que se debe solucionar. En lugar de eso, se deben ver oportunidades para comunicarse y establecer una relación social con las personas que viven con una discapacidad, tomando en cuenta sus habilidades.
Karla también tiene sus anécdotas, que no son quejas. Recordó que, cuando acudían a la cafetería de una institución donde laboraba, había personas que se les quedaban viendo y le preguntaban si Luz Mariana era su hija. Ella respondía que no, que Luz era su jefa. Las personas reaccionaban con admiración.
Luz Mariana agregó que nadie se imagina que ella es mayor que Karla e incluso las confunden con madre e hija.
Otra parte fundamental en la que se profundizó es en la eliminación de etiquetas y estereotipos. De hecho, uno de los estereotipos que más se reproducen es el relacionado a la sexualidad de las personas con discapacidad.
“Las personas no se quedan estancadas en su etapa de niñez. Ese chico, ese niño con Síndrome de Down después será un adulto, se va a enamorar, va a querer relaciones sexuales con una mujer o con un hombre. Hay que quitar ese tipo de cosas”, enfatiza Karla.
Del mismo modo, se deben evitar las frases lastimosas o mimosas. “Tienes un angelito”, “trajiste a la niña”, le han llegado a decir a Luz Mariana. “¡Carajo, no soy una niña!”, aseveró.
“Hay que olvidarnos de todo eso. Todos somos iguales. Sí, hay personas que tienen un retroceso neurológico, pero no por eso vamos a tratarlos como niños. Hay personas mayores que tienen conductas infantiles, mucho es por el trato que les dan, sobre todo la familia”, enfatizó la conferencista.
El Estado mexicano tiene la obligación de cuidar el ejercicio de los derechos de las personas con discapacidad y respetar su capacidad jurídica.
También garantizar su inclusión y accesibilidad, considerando el diseño universal y los ajustes razonables; crear un sistema de apoyo para su toma de decisiones, y contribuir a su inclusión en la vida social.
Luz Mariana y sus asistentes recibieron la ovación del personal del ISSSTE quienes salieron del aula con nuevos conocimientos que podrán replicar con sus compañeros de trabajo y sus pacientes en consulta, pero sobre todo en la sociedad queretana para hacerla un lugar más incluyente, más igualitario y mejor, en especial para la gente con discapacidad.