Querétaro, Qro.

Ante la contingencia sanitaria el regreso a clases ha sido fácil para unos, pero complicado para otros. Si bien, desde las escuelas privadas la estrategia ha sido el uso de medios digitales para seguir las clases, en escuelas públicas no ha sido así.

Desde muy temprano, Valentina y Victoria se levantaron para iniciar su día de clases online, pues desde antes de salir de vacaciones ya se habían dado las instrucciones para estar frente a la pantalla de cualquier dispositivo para tener sus sesiones.

Valentina tomó un cuarto, Victoria el otro. Una con computadora, otra con monitor, webcam y audífonos con aislamiento de ruido externo, “para que se escuche padre y todo claro”, dice Valentina mientras se coloca los auriculares de poco más de 2 mil pesos.

Valentina usa una computadora con todo integrado, no hay necesidad de más. Sólo que inicie la reunión con el resto de sus compañeros. Son 20 alumnos, un grupo reducido al igual que el de su hermana. Dan las 9 de la mañana y, puntuales, cada alumna virtual, inicia sesión mediante las aplicaciones aprobadas por el consejo escolar de su institución.

En lapsos de 40 minutos, van alternando la clase de gramática en inglés, vocabulario, para después dar paso a la clase de ciencias, historia y matemáticas.

Así, desde la comodidad de sus “salones” en casa, “se ven contentas de tomar sus clases así. Claro que no es lo mismo, pero se trata de que sean disciplinadas para el autoestudio, si bien están con sus maestras mediante la videoconferencia, deben ser pacientes y disciplinadas para atender la clase. Las indicaciones se las dan las maestras desde el inicio y las medidas de disciplina son las mismas que usan en el salón”, explicó Tamara Fuentes, mamá de las estudiantes.

Mientras esto sucede, Tamara atiende llamadas y videoconferencias por diversas plataformas como parte de su home office, al grado que se oyen gritos de la alumna contestando lo que pide la maestra y discusiones por cotizaciones y formas de aguantar precios y cobros.

Durante la clase. Zoom es la aplicación que usan en las escuelas de Valentina y Victoria, además de las aplicaciones de Google, entre otras.

“Si me gusta, me gusta tener las clases así porque estoy en mi casa, pero me gusta más estar en el salón porque veo a mis amigas y hacemos bromas mientras la miss da clase”, contó Valentina cuando le preguntamos si le gusta estar en casa tomando clases.

“No es fácil, porque todos nos ocupamos; mi esposo también trabaja en casa, pero tanto él como yo nos encargamos de cada una, y les asistimos por si se les ofrece algo o se cae la señal de la clase, la pila, agua, galletas, y además atender nuestro trabajo. Te conviertes en director, maestro asistente, prefecto”, comenta.

Contar con ancho de banda suficiente es un gasto que está considerado, la familia gasta, al mes, alrededor de 1200 pesos por servicio de internet y telefonía, “ese gasto lo descontaríamos de las colegiaturas, si es que esto fuera de siempre; hoy lo podemos pagar, pero más adelante, si las cosas siguen como ahora, no sé si podamos seguir”, se cuestiona.

Usar el WhatsApp. Ángel Domínguez es maestro en una telesecundaria en el municipio de Colón, y considera que la programación que se transmite por el Sistema Público de Radiodifusión (SPR) del gobierno federal, es bueno.

“De hecho nosotros en la telesecundaria así trabajamos, con videos desde la televisión o descargarlos de YouTube, pero lo que se está transmitiendo, en muchos casos, no corresponde al ritmo que nosotros o, al menos yo, llevaba en el aula”, platica.

El profesor es consciente de que en este tipo de escuelas ubicadas en comunidades rurales es difícil que se trabaje desde plataformas digitales mediante el uso de internet. Porque no todos tienen ese servicio en casa.

“Quizá sí tienen teléfono y uno que otro tendrá computadora, y eso, pero ese no es problema, el que tengan los dispositivos electrónicos, el problema son los datos, el internet, porque sí, hoy es raro el chavo que no tiene al menos un teléfono, pero no en todos lados hay cobertura”.

Por eso desde el inicio de la contingencia se dio a la tarea de formar un grupo de WhatsApp con los líderes de las filas de cada grupo “mi contacto es con ellos, es trabajar en equipo, a la vez ellos tienen contacto con sus compañeros de fila, para así entregar las actividades y me las regresan vía WhatsApp y cada alumno guarda sus evidencias en su carpeta”.

Es fácil así, porque considera que si usara Classroom sería difícil que pudieran acceder, pues hay varios que se verían obligados a salir de su casa.

“A lo mejor no tienen la señal de internet en casa; hay comunidades que tienen señal en ciertos espacios de sus comunidades y tendrían que ir ahí a trabajar, pero se supone que eso se debe evitar y se deben quedar en casa”.

Por eso, explica, utiliza el WhatsApp porque es más fácil, y la mayoría de los alumnos tienen acceso a ese sistema de mensajería instantánea en línea.

Ha sido difícil que los alumnos cumplan con las actividades que les mandan porque no hay la disciplina desde casa para que las hagan, incluso son pocos los padres de familia los que han contestado a los mensajes que el profesor manda con las actividades.

“Incluso hay algunos alumnos que hasta de Querétaro se fueron, y no han respondido, no sé si perderán el año escolar, pero lo cierto es que así es difícil que aprendan”, lamenta.

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