Aunque Querétaro no es uno de los principales productores de plantas y flores en el país, su mercado sí es uno de los más grandes de México. Con 10 mil metros de instalaciones, el mercado ofrece un sin número de variedades de plantas, flores, macetas y tipos de tierra, convirtiéndose así en un rinconcito todavía desconocido para queretanos y turistas.
Ubicado en Luis M. Vega S/N, en la Col. Cimatario, junto al panteón municipal, el mercado de las flores es un lugar vivo desde las 8 de la mañana, hora en que los primeros comerciantes abren sus locales, alistan las magnolias, riegan las patas de elefante, tumban los costales de tierra para que los compradores vean la diferencia entre uno y otro.
Los pasillos poco a poco se visten de verde y colores intensos. Rosas rojas y amarillas, margaritas naranjas y violetas, huele a tierra mojada, a plantas y arbolitos recién regados. Entre tanto colorido también se perciben los tonos cálidos de las cactáceas y los verdes secos de los cactus, plantas de enredadera, plantas colgantes, macetas de cerámica, cristal cortado o barro, con forma de animales, redondas, hexagonales y hasta triangulares.
La tranquilidad del camposanto se entremezcla con el ajetreo de los vendedores que van de aquí para allá cargando plantas y flores en diablitos. “Pásele, qué buscaba”, “Puede preguntar, aquí todo es bien barato”, “¿Ya lleva citronela para espantar los moscos?” se escucha en los pasillos.
A decir de los propios vendedores, el Mercado de las Flores en Querétaro es uno de los sitios con mayor variedad de plantas y además, con precios muy bajos. En el lugar se encuentran plantas con un precio desde los 5 pesos, por lo que la mayoría de los comerciantes le apuesta a vender grandes cantidades.
Esteban Beltrán Berenyi, es uno de los locatarios del mercado de las flores desde hace 15 años, después de una exitosa carrera como actor, participando en producciones nacionales e internacionales; una vez jubilado encontró en la venta de plantas una nueva actividad comercial a la que le dedica muchas horas al día, quizás más de las que le dedicó a la actuación.
“Es un trabajo muy noble y también muy demandante, tener la variedad y cantidad suficiente de plantas y flores implica muchos viajes en carretera, muchas horas dedicadas al invernadero, a la carga y descarga, a atender el local en el mercado”.
“Este mercado inicialmente iba a llamarse ‘Mercado Guadalupano’ porque lo iban a inaugurar un 12 de diciembre, pero no fue así y se llamó simplemente ‘Mercado de las Flores’, tiene área de venta, estacionamiento con 164 cajones para nuestros clientes, área de carga y descarga, área verde que nosotros mismos construimos y una cancha de usos múltiples, es un mercado muy hermoso, limpio y exclusivo para venta de flores y plantas, nada más”.
Esteban Beltran como la mayoría de locatarios del mercado de las flores trae su producto de Cuautla y Cuernavaca pues en Querétaro no se produce la suficiente variedad de flora. Los viajes a dichas ciudades son constantes para ofrecer una variedad amplia de flores y plantas a los clientes.
En sus 15 años como vendedor, Esteban descubrió que el las flores y plantas están al alcance de cualquier persona; desde la mujer humilde que compra una planta de 10 pesos, hasta los grandes restauranteros que acuden al mercado a comprar grandes cantidades para sus negocios. “Por eso es importante tener de todo, porque todo el mundo lleva una plantita a su casa, para su cochera, para su negocio, o plantas medicinales como ruda y demás”.
En el mercado de las flores trabajan 64 locatarios, que entre todos dan trabajo a al menos 50 personas más.
Algunos vendedores se dedican a la venta de plantas desde hace cuatro generaciones, cuando los primeros vendedores de flores se encontraban ubicados junto al tanque, hace 20 años, después fueron instalados a las afueras del panteón y cuando el número de vendedores fue lo suficientemente grande, el entonces alcalde Roberto Loyola, construyó el mercado.
Esteban recuerda cómo el robo de plantas era el pan de cada día para los vendedores de flores mientras estaban ubicados en la vía pública, pues no tenían cómo protegerse de los ladrones.
“Cuando vendíamos en las calles, no teníamos veladores ni nada, luchábamos contra el clima y contra la delincuencia, porque al no tener locales ni instalaciones del mercado no teníamos cómo proteger nuestro producto, era una robadera de plantas inmensa, además cuando llovía se hacía una corriente de agua muy fuerte”.
Aunque la venta de flores y plantas es un negocio muy noble con los comerciantes, la principal afectación viene del regateo, pues a pesar de que los precios son muy bajos, los clientes siempre pujan por pagar menor.
“Somos el vivero más grande de Querétaro y sus alrededores, por lo tanto somos de los más grandes del país, somos el mas grande por la extensión y por el número de plantas que tenemos aquí, le pedimos a la gente que venga a conocernos porque muchas personas aún no saben que estamos aquí y toda la variedad de especies que ofrecemos”, comenta el vendedor.