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Los días pasan igual para los pacientes que esperan un procedimiento quirúrgico, se recuperan o esperan un diagnóstico. El silencio del piso del hospital de pronto se rompe. Un grupo de médicos-payasos visitan a los pacientes, para alegrar por unos minutos la penosa estancia en el nosocomio.
La visita es bien recibida, tanto por el personal de salud como por los pacientes, quienes, aún con el malestar por la enfermedad, sonríen y pasan un buen momento. La rutina se rompe, en donde los días son iguales, en los que no hay diferencia, donde solo se espera en una cama o una silla.
Llegan con los pacientes, a quienes preguntan sus nombres y hacen algunos chistes y bromas.
Se presentan: Doctora Ricura, Doctora Falla, Melisa Guerrero, Liliana Esparragoza y el Doctor Corazón. Los singulares médicos llevan a los pacientes la risoterapia, técnica que tiene como premisa que el humor tiene beneficios tanto mentales como emocionales para las personas que atraviesan por el proceso de alguna enfermedad, como el cáncer.
La Doctora Ricura explica que para unirse a estas dinámicas tuvieron que tomar un curso para ser voluntaria de la Asociación Risaterapia. “Lo que me llamó la atención de ser voluntaria fue servir con alegría y compartir un poquito de alegría unos momentos con los pacientes”, indica.
Explica que en el hospital donde acuden llegaron a un acuerdo con su encargado para poder llevar a cabo la dinámica. Agrega que esta actividad “siempre nos llena el corazón poder compartir”.
La dinámica es sencilla. Los médicos se acercan a cada paciente. Se presentan y comienzan a hacer bromas y algunos chistes. Tienen que hacer gala de improvisación para poder hacer chistes en segundos. Son respetuosos en todo momento, tanto con los enfermos como con sus familiares.
En el piso del hospital hay al menos 20 pacientes. Algunos se recuperan de alguna intervención. Otros más esperan el resultado de un estudio o están pendientes de alguna intervención.
Los pacientes son de diferentes edades. Hay tanto hombres como mujeres. Los mayores esbozan una sonrisa y agradecen en tiempo a los médicos de la risa su presencia. Mientras que los más jóvenes incluso bromean, “como si les dieran cuerda”.
Un paciente dice que lleva más de 20 años casado con su esposa y que si perdió el cabello es porque se lo jalaba. Las risas no se hacen esperar en los presentes, incluso en los médicos ante el chiste del enfermo.
La Doctora Falla precisa que la reacción de la gente siempre es “muy buena. Siempre nos acogen. Nosotros pensamos que al dar nosotros ganamos más, porque nos llevamos mucho cuando nos permiten compartir nuestra ‘contentura’ con cada uno de ellos y que nos permitan estar en esos momentos de vulnerabilidad”.
En tanto, el Doctor Corazón dice que son pocos los pacientes que declinan el acompañamiento de ellos. Indica que antes que nada les piden su consentimiento para acompañarlos y hacer algunos chistes. Cuando lo aceptan comienzan con sus rutinas. El doctor es parte del hospital donde se lleva a cabo la dinámica.
Comenta que le pareció interesante el proyecto, sobre todo “por la posibilidad que tiene de darle al paciente, de hacer que se olvide por un momento de su enfermedad y que cambie un momento en dónde está y la situación por la que pasa. Que se olvide que es paciente y que hay esperanza y fe para salir adelante”.
La Doctora Ricura añade que los pacientes deben de pensar que deben fluir con la situación. que el cuerpo es un vehículo que marca “focos rojos” y que ante esto debe de tener atención y ajustes para que siga funcionando.
“En el momento en el que cada uno de nosotros reconoce lo que somos en este vehículo, podemos tomarnos todo impersonal y reírnos de cualquier situación. No como una cuestión de burla, sino de la parte de comprender que esto (la enfermedad) también va a pasar y que con una mejor actitud, además de las sustancias que segrega el cuerpo cuando tenemos una actitud positivo, nos reímos, nos ayuda a tomarlo de la mejor manera y salir de esas situaciones con un ánimo y con una actitud positiva”, precisa.
Los voluntarios de risaterapia, técnica creada por el médico Hunter Doherty Patch Adams, inmortalizado en el cine en la película que lleva el mismo nombre y que protagonizó Robin Williams, además de acudir a hospitales, lo hacen en asilos de adultos mayores, estancias infantiles y comunidades que lo necesiten. Incluso, pueden visitar empresas.
Los médicos de la risa terminan su recorrido por esa ala de ese piso del hospital. Aún les queda otra parte. Se marchan, pero dejan una sonrisa en el rostro de los pacientes y algunos familiares que los acompañan. Por unos minutos el estrés de la hospitalización, de la enfermedad, de la soledad en la cama de un hospital desaparece y deja un mensaje de esperanza en quienes sufren por la pérdida de su salud.