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Jaime Vilchis González acude cada jueves a la Casa de la Cultura de La Cañada, donde junto con su esposa ponen al alcance de la gente lentes a costos más bajos que en locales establecidos y, de vez en cuando, regala los lentes a las personas, principalmente adultos mayores y niños que no pueden pagar por ellos.
En uno de los salones de ese sitio que da directamente a la calle, Jaime y su esposa, Elena Reyes Retana, esperan a los pacientes que saben y acuden a la Casa de la Cultura. La pareja espera, al igual que los armazones que llevan como muestrario. En otra mesa está el equipo con el que Jaime hace las pruebas de la vista.
Inicio de su labor
Jaime explica que comenzó con esta actividad en 2010. Primero fue vendedor, luego estudió para técnico en Optometría. Desde 2014 se dedica de manera independiente a la optometría.
“En la Casa de la Cultura atendemos [desde hace cuatro años] a todas las personas, y a algunas personas de la tercera edad que no tienen recursos se les regalan los lentes.
“A las demás personas, cuando son empleados del municipio se les hace 10% de descuento, y al resto de la población, cuando no tienen para pagar todos sus lentes, nos los van pagando poco a poco, y cuando terminan de pagar, se les dan sus lentes”, indica.
Señala que las personas que llegan por lentes y no pueden pagar son, en promedio, cuatro al mes, aunque en ocasiones pasan meses sin que llegue nadie con esa necesidad, o pueden llegar más en ese lapso.
A veces, dice, llegan niños solos, que le platican que no tienen recursos económicos en sus casas y que necesitan lentes. Cuando pasa eso, Jaime y su esposa le regalan los lentes a los menores.
A las personas cuando llegan se les hace una retinoscopía para ver si requieren o no los lentes. La principal afectación que presenta la gente es miopía y astigmatismo. Luego la hipermetropía y otras, las menos comunes, como los queratoconos, y otros que no son tan frecuentes.
Dice que cuando descubre que alguna persona presenta algún problema más serio, lo remite a un médico especialista, ya sea al IMSS, en caso de ser derechohabiente, o al ISSSTE.
En caso de no contar con estos servicios médicos, él mismo le recomienda a algún oftalmólogo para que los atienda.
Muchos niños, precisa, llegan con afecciones que él no puede tratar y los remite con los especialistas. Incluso hay menores que han llegado a canalizar hasta la Ciudad de México, porque en Querétaro no se cuenta con el equipo adecuado para su atención, por ejemplo, deformaciones en córnea, y que requieren de una intervención quirúrgica para remediarlo.
“Las ametropías de los ojos, en la mayoría, son por nacimiento. Hay algunas que son por un accidente, pero por lo regular son por herencia”.
Sin embargo, abunda, actualmente las personas usan lentes a edades más tempranas por el uso de dispositivos móviles y la televisión.
Problema moderno
La radiación que emiten los teléfonos, las televisiones, las tabletas, afecta demasiado los ojos, principalmente nuestro cristalino, que es el lente natural del ojo, pero que se endurece rápido con la radiación que recibe. Por lo que se requieren lentes de protección.
“Anteriormente no había ese hábito, inclusive ni los médicos [generales] revisaban la vista. Últimamente como se ha avanzado demasiado se preocupan un poco más por la salud de la vista. Incluso, a nivel internacional, hay acuerdo para que los países destinen un poco más de recursos a la cuestión visual, que antes no se hacía”, añade.
Menciona que actualmente con los trabajos que existen la gente pasa más tiempo frente a dispositivos móviles y la computadora. No lo pueden evitar, pues es su trabajo. En esos casos hay que usar lentes con protección UV.
Incluso, subraya, en muchos casos la niñera es la tablet, por lo que si así es, qué mejor los niños tengan unos buenos lentes.
Explica que la radiación solar también afecta mucho a los ojos. Por eso, dice, la gente de campo tiene muchos problemas de cataratas, que no es más que el endurecimiento y opacidad del cristalino, que se da por la radiación solar.
Agrega que las mismas luces led, que pueden ahorrar mucha electricidad afectan a los ojos, por la misma radiación que despiden.
“Está contemplado que para 2040, 90% de la población va a requerir lentes, por las nuevas tecnologías”, precisa.
Jaime agrega que no falta quienes quieren abusar de su solidaridad, pues personas que pueden pagar un par de lentes llegan diciendo que no tienen los recursos para ellos y se llevan sin pagar el artículo.
Inclusive, dice que anteriormente a los empleados del municipio de El Marqués se les daban facilidades de pago. Se les entregaban los lentes, daban un anticipo, y no los volvía a ver.
Jaime dice que los precios que da en los armazones y lentes son más económicos que en las ópticas, pues al ser independiente y no tener que pagar la renta de un local, no piensa en “pasar” esos gastos a los lentes.
Jaime y su esposa esperan a los clientes. Con paciencia aguardan la llegada de quienes desean tener una mejor visión, ya sea para trabajo o estudio, o sencillamente para poder ver la vida de una manera más nítida.