Usados para conservar fármacos en buen estado, para evitar la degradación de materiales o productos, incluso en las vacunas contra el SARS CoV-2, los nanomateriales ganan terreno en muchos aspectos de la vida cotidiana, aunque en México su uso no esta regulado todavía de manera formal, explica Karla Oyuky Juárez Moreno, bióloga de profesión e investigadora en nanotoxicología, disciplina que estudia los efectos que ocasionan los nanomateriales en diferentes células yen organismos.
Los nanomateriales, precisa, son materiales muy pequeños, que se miden en nanómetros.
“Son importantes actualmente porque tienen propiedades físicas y químicas únicas por el tamaño tan pequeño que tienen. Actualmente se usan mucho en la industria y en diversas tecnologías. La nanotoxicología evalúa cuáles son sus efectos en el corto, mediano y largo plazo”, indica la investigadora del Campus Juriquilla de la UNAM.
Explica que hay tres orígenes para todos los nanomateriales: Los primeros son los naturales, que se encuentran en el medio ambiente, como pudieran ser las cenizas volcánicas, los virus, o los nanotubos de carbono, que surgen cuando se generan incendios forestales.
Los segundos son los nanomateriales sintéticos o manufacturados, que se diseñan y elaboran en la industria o por medio de un laboratorio para un fin en específico.
Los terceros son los nanomateriales incidentales, que son producto de la actividad industrial y que se generan por accidente, más que de manera intencional, durante la elaboración de algún otro producto.
Ejemplo de este último caso es la generación de nanopartículas durante la combustión de las gasolinas, o los nanoplásticos que se pueden generar cuando se lava la ropa.
Precisa que los nanomateriales se usan mucho en la industria de los materiales para mejorar pinturas, asfalto, o algunos dispositivos. También en la industria de los electrónicos, de los materiales e incluso en la industria textil.
De forma reciente, añade, se empiezan a usar en aplicaciones biomédicas o biológicas. También en la industria cosmética y alimentaria, porque algunos nanomateriales son muy buenos para eliminar bacterias, hongos e inclusive virus.
En este sentido se utilizan mucho como conservadores, o para recubrir envases o botellas; incluso se adicionan como antibacterianos o para fortificarlos, esto es, para aumentar su valor nutricional o para mejorar su apariencia, subraya.
Los nanomateriales están presentes en la vida diaria, como pelotas de tenis, de golf, cuadros de raquetas, de bicicletas, tenis, ropa, sprays para evitar que los lentes se empañen, entre muchos otros productos.
“Por ejemplo: las vacunas como Pfizer o Moderna están hechas de de nanotecnología, pues tienen nanolipozomas que básicamente son lípidos que están hechos en una esfera a tamaño nanométrico. Hacer eso no es caro, pero si es caro conservarlas y transportarlas, porque necesitas refrigeración y equipo especializado”, explica.
Añade que para poder usar estos nanomateriales en seres vivos deben de pasar pruebas y validaciones ante la Cofepris y la Sagarpa, lo cual sí es caro, pues las evaluaciones son costosas. La especialista señala en su caso utiliza nanomateriales que otros investigadores sintetizan y que quieren usar en diferentes aplicaciones biomédicas, por ejemplo tratamientos para el cáncer, detectar algún tipo de molécula de detección temprana, como pesticidas, fármacos. Así mismo, nanomateriales que se utilizan como biosensores para generar tejido.
“Utilizo células que son derivadas de biopsias o que ya venden en una empresa autorizada, y esas células de humano o de ratón las usamos como modelo. Tenemos a las células en cultivo en el laboratorio, en condiciones controladas, las reproducimos y les agregamos los nanomateriales y ahí vemos qué les pasa.
Antes de que los investigadores puedan registrar, vender o aplicar un producto tienen que pasar por pruebas preclínicas para garantizar la seguridad de la aplicación de la nanotecnología. “Mi grupo de investigación hace ensayos preclínicos, evaluamos diferentes tipos de células y dependiendo de la aplicación que le quiera dar cada investigador a su nanomaterial, nosotros nos encargamos de hacer las evaluaciones básicamente personalizadas para garantizar la seguridad de los nanomateriales”, abunda.
Sin embargo, el desarrollo de fármacos con nanomateriales puede ser tardado, pues incluso el desarrollo de medicamentos tradicionales puede tardar hasta 25 años. Con nanomateriales es más complicado, pues no hay regulación precisa para este tipo de productos todavía.
“Eso ha hecho que se generen muchos productos milagros hechos con nanomateriales que no tienen estas pruebas de seguridad, porque se registran como cosméticas, como suplementos alimenticios. Es muy tardado”, explica.
“En México no existe ningún fármaco autorizado que contenga nanomateriales. Los únicos dos fueron las vacunas de Pfizer y Moderna que se autorizaron de emergencia”, añade.
El desarrollo de un fármaco con nanotecnología puede tardarse en México, porque primero tendrían que adecuarse las evaluaciones requeridas y legislar. Apenas se dan los primeros pasos y aún no hay leyes que regulen el uso, comercialización o desecho de nanomateriales.
Precisa que si una empresa utiliza un nanomaterial en alguno de sus productos no está obligado a reportarlo, porque no hay normas oficiales mexicanas para ello, las NOM. Hay normas mexicanas, las NMX, pero son voluntarias y las empresas si no las cumplen no pasa nada.