“Orgullosamente serranas”, así se autodefinen las creadoras de una muñeca artesanal que rescata el carácter y atuendo de las mujeres de la Sierra Gorda —modelo que recientemente les dio a ganar una mención honorífica en el Sexto Festival Nacional de Muñecas Artesanales Amealco 2018—.

Fundadoras de un taller de costura que tiene como magnificentes vistas el pueblo mágico de Jalpan de Serra y el acceso a la Reserva de la Biósfera, las hermanas Marina y Montse Rendón Zorrilla reciben a EL UNIVERSAL Querétaro y explican el origen de su iniciativa.

“La gente de la sierra queretana es cálida y no discrimina a nadie. Tú llegas a cualquier comunidad y verás que aunque sea poquito te lo dan de corazón”, dice Montse, jalpense de 36 años con estudios de arquitectura.

“La ropa tradicional de la mujer serrana se basa en colores sobrios, reposados, austeros; como el propio entorno, digamos silvestre, de los pueblos de montaña, rodeados de flores pequeñitas y tupidas”, expresa Marina, de 43 años y maestra con dos décadas de experiencia impartiendo cursos de artesanías y emprendedurismo en los municipios de Jalpan de Serra, Arroyo Seco, Pinal de Amoles y San Joaquín.

Muñeca Meráki enaltece a la mujer serrana
Muñeca Meráki enaltece a la mujer serrana

Las hermanas Rendón Zorrilla desarrollan profesiones distintas, pero coinciden dentro del taller de muñecas —ambas trabajan como artesanas—, y en otras actividades de impulso a la cultura y el desarrollo social de la región serrana.

Meráki (del griego: “lo que se hace con amor y lleva consigo un trozo de vida”) es el nombre que recibe esta gama de muñecas que retratan algunos de los oficios de la mujer serrana (aguadora, leñadora, cocinera, madre) y tienen como primordial punto de venta la Casa de Artesanías de este pueblo mágico".

“Como mi abuelita”

Ataviadas con telas floreadas y un invariable rebozo negro, las muñecas creadas por estas jóvenes artesanas buscan continuar una tradición de la cultura pame y chichimeca caída en el olvido: figuras de olote y hoja de maíz. Sin embargo, las nuevas muñecas de trapo retoman elementos que vistieron las jalpenses hasta los años cincuenta, cuando el fenómeno de la migración hacia Estados Unidos comenzó a cambiar muchos hábitos.

“Meráki es una muñeca integralmente serrana, porque concentra tanto influencia indígena como cierta europeización que se dio en Jalpan derivada del auge minero del siglo pasado, así como el tipo de telas a las que las mujeres tenían acceso, estas provenientes tanto del puerto de Tampico como de la ciudad de México”, explica Marina.

“Con esta muñeca pasa algo muy curioso, toda la gente de la sierra que la ve por primera vez se acuerda, casi invariablemente, de sus abuelas y bisabuelas. Esto despierta mucha emoción y sonrisas entre la gente y es así cuando nos apoyan increíblemente promoviéndola entre sus conocidos”, comenta Montse.

“Actualmente, Jalpan tiene mucha influencia de los migrantes que van y vienen, ya sea de Estados Unidos, de la capital de Querétaro u otras ciudades, pero nos parece básico preservar la esencia de nuestro pasado e identidad: ese Jalpan en el que te parabas sobre la calle principal y apenas pasaba un carro, mientras veías caminar a decenas de serranitas”, refiere Marina.

Reivindicar a la mujer serrana

“Reivindicar con una muñeca a la mujer serrana es también hacer frente al machismo, al sufrimiento y la pobreza que experimenta en sus pueblos. La mujer serrana es la más sufrida de la entidad”, dice Montse, antes de expresar un reconocimiento hacia su hermana Marina, precursora del modelo artesanal y con una trayectoria de 20 años haciendo trabajo social en comunidades.

Muñeca Meráki enaltece a la mujer serrana
Muñeca Meráki enaltece a la mujer serrana

“Sí… nací con ese defecto: tengo muy desarrollada la filantropía. No resisto quedarme quieta o sin hacer nada y no irme a ayudar a la gente, a los niños sobre todo”, asienta Marina, con tono natural y sencillo. Cuenta que, efectivamente, desde que era adolescente se hizo una apasionada de la Sierra Gorda, y hoy conoce 90% de las comunidades de cuatro municipios serranos. Se inició tomando fotografías de biodiversidad y se volvió activista del ecologismo. Fue a dar clases de artesanías a la comunidad La Colgada, en Pinal de Amoles, y terminó empoderando a las mujeres, creándoles una cooperativa y despertando la ira de los hombres. Hoy acude a otro sitio a dar apoyo a niños con cáncer y leucemia, al tiempo que gestiona el envío de zapatos a la medida para todos los infantes de una veintena de pueblos jalpenses.

“Marina es un estuchito”, dice Montse, informando que su hermana mayor “ahora también acaba de meterse en el comité del Pueblo Mágico”.

Artesanía y conciencia social

Las hermanas Rendón Zorrilla expresan a este diario su entusiasmo por la aceptación que ha tenido la muñeca Meráki, tanto de parte del público como de la comunidad cultural y autoridades queretanas. Sin embargo, también manifiestan cierta preocupación, al verse frente a la necesidad de expandir industrialmente un taller que fue creado como mero proyecto artístico.

“Tenemos que encontrar la manera de que Meráki no se convierta en un juguete o en un suvenir de Jalpan, sino que lleve la esencia de la realidad que enfrentan las mujeres de la Sierra Gorda, que nos recuerde no sólo su problemática de pobreza y marginación, sino que nos despierte el interés por ayudarlas, por involucrarnos, por hacer algo”, refieren.

bft

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